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{"id":20931,"date":"2025-02-08T15:58:59","date_gmt":"2025-02-08T15:58:59","guid":{"rendered":"https:\/\/heraldodegracia.org\/?p=20931"},"modified":"2025-02-08T15:58:59","modified_gmt":"2025-02-08T15:58:59","slug":"el-menor-de-los-santos-ii","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/heraldodegracia.org\/2025\/02\/el-menor-de-los-santos-ii\/","title":{"rendered":"El menor de los santos II"},"content":{"rendered":"

\"\"<\/i>Christopher Doulos<\/em><\/span><\/i><\/p>\n

\u201cEl que quiera hacerse grande entre vosotros ser\u00e1 vuestro servidor,<\/span><\/i>y el que quiera ser el primero entre vosotros ser\u00e1 vuestro siervo; <\/span><\/i>como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, <\/span><\/i>y para dar su vida en rescate por muchos\u201d<\/span><\/i><\/p>\n

(Mateo 20:26-28)<\/span><\/i><\/p>\n

En el art\u00edculo anterior hemos visto el latente y siempre presente peligro del orgullo que sabe ocultarse en cada de nosotros, y que sabe disfrazarse incluso de cosas buenas y leg\u00edtimas; y es que el diablo se disfraza como \u00e1ngel de luz. Pero veo la necesidad de tocar aclarar algo important\u00edsimo; y es que, conociendo la inclinaci\u00f3n natural del hombre, de irse hacia uno de dos extremos y de pensar en t\u00e9rminos de blanco o negro, debo tambi\u00e9n decir esto: Que es totalmente b\u00edblico que busquemos siempre lo espiritual, que nuestra mirada se dirija siempre hacia lo eterno, que nuestros ojos est\u00e9n siempre puestos en Jes\u00fas. Debemos anhelar crecer en santidad, y animarnos unos a otros en la espiritualidad y en el amor a Dios, dejando a un lado las cosas vanas que no aprovechan. Todo eso es cierto y es b\u00edblico, y debiese ser impreso con letras de fuego en nuestros corazones. As\u00ed que tampoco nos vayamos ahora a la acera de enfrente, la de la frivolidad y la banalidad. Pero mi intenci\u00f3n al escribir esto es advertir del orgullo secreto que a\u00fan mora en nuestra carne; y que, a la misma vez que buscamos lo celestial y lo eterno, debemos tambi\u00e9n ser humildes, pues solo as\u00ed creceremos en el Se\u00f1or y en amor y devoci\u00f3n a \u00c9l, pues no hay espiritualidad sin humildad. Donde no hay humildad, no hay espiritualidad; y todo lo que tenga apariencia de espiritual, si no tiene humildad, no es m\u00e1s que un seco y podrido envoltorio, corrompido con los trapos sucios de nuestro orgullo.\u00a0<\/span><\/p>\n

Nunca, pero jam\u00e1s nunca nos pongamos a nosotros mismos un pelda\u00f1o m\u00e1s arriba que nuestros hermanos, crey\u00e9ndonos que somos m\u00e1s espirituales porque leemos m\u00e1s u oramos m\u00e1s, mirando con un desprecio secreto y oculto a quienes no se ajusten a nuestros est\u00e1ndares. Eso es una grave se\u00f1al de orgullo, y el orgullo es esa ra\u00edz amarga que envenena todo jard\u00edn, por m\u00e1s plantas hermosas que tenga. No debemos darle ni un mil\u00edmetro de descuido cuando aparezca esta ra\u00edz, porque avanzar\u00e1 como gangrena, pudri\u00e9ndolo todo. Debemos ser cuidadosos en esto. No debemos ser engre\u00eddos, hermanos, ni en lo m\u00e1s m\u00ednimo. Si leemos m\u00e1s, no es para jactarnos, sino para ayudar y guiar a nuestros hermanos; si oramos m\u00e1s, no es para tenerlo como medalla en nuestro pecho, sino para usar esas oraciones en servicio de nuestros hermanos. \u00bfHas orado para que tus hermanos crezcan en el Se\u00f1or incluso m\u00e1s de lo que t\u00fa has llegado a crecer? Si hacemos m\u00e1s cosas en servicio a Dios, no debe ser para pensar que los que hacen menos est\u00e1n en un rango m\u00e1s bajo que nosotros, sino que debe ser para servirlos precisamente a ellos, vi\u00e9ndonos como servidores de ellos, para que ellos puedan avanzar en su caminar con Cristo incluso m\u00e1s de lo que nosotros hemos avanzado, y puedan ser usados por Dios incluso m\u00e1s de lo que a nosotros nos ha usado. Somos sirvientes que servimos la comida para que otros coman y disfruten; somos como el soldado que entrena para cuidar a su naci\u00f3n aun a riesgo de su propia vida, o como el m\u00e9dico por vocaci\u00f3n que estudia por a\u00f1os para sanar a otros y sigue y sigue estudiando, o como el polic\u00eda que se arriesga d\u00eda a d\u00eda para proteger a sus conciudadanos, o como el bombero que se ejercita no para cargarse a s\u00ed mismo y presumir de su f\u00edsico sino para poder llevar en sus hombros a otros que necesiten su ayuda.<\/span><\/p>\n

Ahora bien, aquel que tiene una mentalidad desequilibrada (generalmente el ne\u00f3fito, aunque tambi\u00e9n el veterano experimentado si no se cuida), caer\u00e1 por cualquiera de los dos lados del barranco. O bien se volver\u00e1 una persona fr\u00edvola, que no le importa estar en medio de lo absurdo y no le inquieta el coraz\u00f3n que la Iglesia del Se\u00f1or se entregue a lo trivial y a la falta de espiritualidad y fervor; o bien caer\u00e1 en el precipicio del orgullo espiritual, creyendo que es el nuevo \u201cJuan Bautista\u201d, apart\u00e1ndose de todos sus hermanos, as\u00ed como viviendo solo en el desierto, para orar y leer, mientras los “no espirituales” est\u00e1n en sus asuntos mundanos en la ciudad, poni\u00e9ndose a s\u00ed mismo, secretamente en su coraz\u00f3n, en un nivel m\u00e1s alto que sus semejantes, mir\u00e1ndolos en menos porque no oran como \u00e9l, porque no leen como \u00e9l, no predican como \u00e9l, no evangelizan como \u00e9l, \u00a1no son como \u00e9l! Se enorgullecen de ser m\u00e1s serios y de tomarse las cosas del Se\u00f1or m\u00e1s en serio. \u00bfPuedes ver que se puede tomar incluso lo santo y mezclarlo en las ollas de nuestros corazones con las obras de nuestra carne de cerdo, haciendo as\u00ed un caldo inmundo, corrompido por nosotros mismos? Estemos muy atentos a lo que nos dice Ezequiel: <\/span>\u201cContaminaron mis santuarios; entre lo santo y lo profano no hicieron diferencia, ni distinguieron entre inmundo y limpio\u201d (Ezeq. 22:26).<\/span><\/i>\u00a0<\/span><\/p>\n

Muchos hombres han ca\u00eddo en uno de estos dos lados del barranco, porque el angosto camino que est\u00e1 por encima es imposible para nosotros en nuestras fuerzas; debe caminarse en las fuerzas del Se\u00f1or, mir\u00e1ndolo siempre a \u00c9l, pues en el momento en el que apartemos de \u00c9l la vista, en ese mismo momento caeremos en el lado al cual m\u00e1s se inclina nuestro coraz\u00f3n. En cambio, el creyente con una verdadera mentalidad espiritual, movida e influenciada por el Esp\u00edritu Santo, con el amor de Cristo en su coraz\u00f3n, anhelar\u00e1 lo espiritual y eterno a la misma vez que se ve como el menor, como “el m\u00e1s peque\u00f1o de todos los santos” (Ef. 3:8). Aquel hombre mirar\u00e1 a sus hermanos, y anhelar\u00e1 con coraz\u00f3n sincero y humilde que ellos crezcan en piedad, en espiritualidad, en fervor y amor a Dios, no mir\u00e1ndolos despectivamente, sino mir\u00e1ndolos con amor, incluso con tristeza en su coraz\u00f3n, deseando que ellos conozcan a Dios m\u00e1s de lo que ya lo conocen, que amen a Dios m\u00e1s fervientemente a\u00fan, que crezcan en la gracia a\u00fan m\u00e1s, que sirvan a Dios m\u00e1s abnegadamente. \u00c9l anhela servirlos, no para ser visto, sino por sincero y genuino amor a ellos. He ah\u00ed un coraz\u00f3n de siervo<\/span> (2 Cor. 12:15).<\/span><\/p>\n

Todos los derechos reservados<\/em><\/strong><\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

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(Mateo 20:26-28)<\/span><\/i><\/p>\n

En el art\u00edculo anterior hemos visto el latente y siempre presente peligro del orgullo que sabe ocultarse en cada de nosotros, y que sabe disfrazarse incluso de cosas buenas y leg\u00edtimas; y es que el diablo se disfraza como \u00e1ngel de luz. Pero veo la necesidad de tocar aclarar algo important\u00edsimo; y es que, conociendo la inclinaci\u00f3n natural del hombre, de irse hacia uno de dos extremos y de pensar en t\u00e9rminos de blanco o negro, debo tambi\u00e9n decir esto: Que es totalmente b\u00edblico que busquemos siempre lo espiritual, que nuestra mirada se dirija siempre hacia lo eterno, que nuestros ojos est\u00e9n siempre puestos en Jes\u00fas.<\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"jetpack_post_was_ever_published":false,"_jetpack_newsletter_access":"","_jetpack_dont_email_post_to_subs":false,"_jetpack_newsletter_tier_id":0,"_jetpack_memberships_contains_paywalled_content":false,"_jetpack_memberships_contains_paid_content":false,"footnotes":""},"categories":[29,19,6],"tags":[],"class_list":["post-20931","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-humildad","category-reflexiones","category-temas"],"jetpack_featured_media_url":"","jetpack_sharing_enabled":true,"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/heraldodegracia.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/20931","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/heraldodegracia.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/heraldodegracia.org\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/heraldodegracia.org\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/heraldodegracia.org\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=20931"}],"version-history":[{"count":1,"href":"https:\/\/heraldodegracia.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/20931\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":20933,"href":"https:\/\/heraldodegracia.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/20931\/revisions\/20933"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/heraldodegracia.org\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=20931"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/heraldodegracia.org\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=20931"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/heraldodegracia.org\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=20931"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}