J.C. Ryle
Se ha dicho de algunos pasajes de la Escritura que deberían estar impresos en letras de oro. Estos versículos constituyen uno de esos pasajes. Contienen una de esas invitaciones amplias, plenas y libres al hombre que hacen que el Evangelio de Cristo sea tan claramente las “buenas noticias de Dios”. Consideremos en qué consiste.
D. Scott Meadows
Muchos consideran que el mensaje cristiano es irrelevante. Con franqueza, gran parte de lo que se suele considerar como tal es, en verdad, irrelevante, aburrido y trivial. «Sé una buena persona» (¿Quién no sabe esto?). «Dios te ama y tiene un plan maravilloso para tu vida» (bueno, entonces, todos estamos bien). «Ten una vida con propósito» (prefiero divertirme). «Puedes tener la mejor vida ahora» (bueno, la verdad es que no es tan mala [bostezo]).
D. Scott Meadows
Supongo que todos ustedes conocen la verdadera historia de cómo fue crucificado Jesús, al menos los hechos básicos acerca de ese acontecimiento. ¿Pero recuerdan a otro hombre que se menciona en los Evangelios, y que también estuvo allí? Era el hombre que, supuestamente, debía ser crucificado por sus crímenes aquel mismo día, pero que fue salvado de la muerte en el último momento. Su nombre era Barrabás.
J.C. Ryle
“Plata de deshecho” (Jeremías 6:30).
“[Nada] más que hojas” (Marcos 11:13).
“No amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad” (1 Juan 3:18).
“Tienes nombre de que vives, pero estás muerto” (Apocalipsis 3:1).
Si profesamos tener una religión, procuremos que esta sea auténtica. Lo afirmo enérgicamente y repito lo dicho: preocupémonos de que nuestra religión sea auténtica.
J.C. Ryle
A veces ves hombres desbordantes de celo por la vestimenta, los gestos, las posturas, la decoración de la iglesia, los servicios religiosos diarios y la comunión frecuente, cuando es evidente que sus corazones están en el mundo.