Arthur W. Pink
La doctrina que es conforme a la piedad (1 Ti. 6:3), define sin rodeos, la naturaleza de la doctrina divina, dando a entender que su designio o finalidad es inculcar una actitud mental y una conducta correcta en la vida consagrada a Dios. Es pura y purificadora.
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J.C Ryle
Y no hizo muchos milagros allí a causa de la incredulidad de ellos (Mateo 13:54-58). Podemos ver en esta pequeña frase el secreto de la ruina eterna de multitudes de almas. Perecen para siempre porque no quieren creer..
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J.C. Ryle
Quien desee tener una idea adecuada de la santidad cristiana ha de partir del examen de la amplia y extensa cuestión del pecado. Debe cavar muy hondo si desea construir en altura. Un error aquí puede ser sumamente pernicioso: las ideas erróneas con respecto a la santidad suelen tener su origen en ideas erróneas con respecto a la corrupción humana.
Noble D. Vater
“Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de ¡Qué buenísimo pastor es el Señor! Toda su palabra evidencia su gran amor y cuidado tierno para su pueblo escogido…
R.C. Sproul
“La pecaminosidad del pecado” suena como redundancia insustancial que no añade ninguna información al tema que vamos a debatir. Sin embargo, la necesidad de hablar de la pecaminosidad del pecado nos viene impuesta por una cultura e incluso una iglesia que ha reducido la relevancia del pecado en sí. En nuestros días, el pecado se define como “cometer equivocaciones” o “hacer malas elecciones”. Cuando paso un examen o una prueba de deletrear palabras, cometo un error si me salto una palabra en concreto. Una cosa es cometer un error y otro mirar el papel de mi vecino y copiar sus respuestas con el fin de conseguir una nota mejor. En este caso, mi error se eleva al nivel de una transgresión moral.