Dr. Robert Martin
Vosotros bien sabéis cómo he sido con vosotros todo el tiempo, desde el primer día que estuve en Asia (Hch. 20:18).
Pablo ha estado fuera, en su tercer viaje misionero, fortaleciendo a las iglesias de Galacia y Frigia (Hch. 18:23), y trabajando durante tres años en Éfeso (20:31); a lo largo de este tiempo, «todos los que vivían en Asia oyeron la palabra del Señor» (19:10). Ahora está volviendo a la iglesia de Antioquía que lo había enviado, y con planes de detenerse por el camino en Jerusalén. En primer lugar, se dirigió al oeste por última vez, y visitó a las iglesias de Macedonia y Grecia. Solo después de esto, ahora inicia su trayecto hacia Jerusalén.
John Benton
El ministerio cristiano: un enfoque bíblico de los problemas
Algunos libros sobre las presiones pastorales (como Going the Distance [Recorrer la distancia] de Peter Brain), aconsejan que si no queremos que el ministerio acabe por extenuarnos debemos tomarnos las cosas con calma: tomarnos días libres, disfrutar de vacaciones, “cuidarse”, etc. Y estoy de acuerdo en que no le falta razón. Comoquiera que sea, creo que soy fiel a la verdad si digo que muchos de nosotros nos vemos en situaciones—como el apóstol Pablo—en que no es tan fácil “tomarse las cosas con calma”.
John Benton
Yo no soy un actor y la congregación tampoco es el público. Si se quiere pensar en términos de una representación, lo cierto es que ustedes son los actores, Dios es el público y yo solo soy el apuntador con la tarea de recordarles el texto y la forma en que deben ejecutar la obra que Dios les ha entregado. Recordar eso alivia gran parte de la presión sobre el predicador.
Nota: Este artículo no trata la depresión clínica, una patología que precisa de tratamiento médico.
Tras hacer un elenco aleccionador de todas sus pruebas, castigos, azotes, privaciones y fatigas, Pablo pasa a hacer su famosa afirmación de 2 Corintios 11:28: “Y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias”.