La nueva norma de las placas de matrícula de Mississippi será llevar la inscripción “En Dios confiamos”, a partir de enero. Sustituirá el diseño que presentaba a B. B. King, la leyenda del blues. El gobernador de Mississippi, Phil Bryant, hizo el anuncio en el mes de marzo del año pasado…
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Albert Mohler
El debate sobre el aborto se reduce a una cuestión fundamental: el estatus moral del niño que no ha nacido. Quienes argumentan a favor de la legalización del aborto alegan que el feto, que se está desarrollando, carece de estatus moral que pudiera prevalecer sobre el deseo de la mujer de abortar a la criatura. Los que se pronuncian en contra del aborto lo hacen esgrimiendo la afirmación contraria: el niño no nacido es un ser humano en desarrollo y posee un estatus moral por el simple hecho de su existencia humana; esto debería bastar para vencer cualquier base lógica que se pueda ofrecer para su destrucción voluntaria.
Esta cuestión principal se suele ver oscurecida en los argumentos públicos y también en las conversaciones privadas que se sostienen acerca del aborto, pero sigue constituyendo el asunto esencial. Contamos con leyes en contra del homicidio y, si se reconoce legal y moralmente que el niño nonato es un ser humano, sería justo considerar que el aborto es un asesinato.
Albert Mohler
¿Es el bebé no nacido “una vida que vale la pena sacrificar”? La sola pregunta resulta horripilante, pero el argumento es más que real. En un reciente artículo, Mary Elizabeth Williams de Salon.com admitió lo que el movimiento pro-vida ha venido sosteniendo durante todo el tiempo: que desde el momento de la concepción, el niño no nacido es innegablemente una vida humana. A pesar de todo, Williams argumenta que esta vida humana no nacida debe concluir si una mujer desea el aborto. El niño es una vida, pero, según su grotesca opinión, “una vida que vale la pena sacrificar”.