D. Scott Meadows
En los versículos de la Biblia que quiero mostrarles hoy, tenemos la breve aparición de una hermosa anciana llamada Ana. Su belleza se encontraba en su interior; eras una hermosura espiritual que demostraba que era una verdadera hija amada de Dios. Esto es todo lo que la Biblia dice específicamente sobre ella en tan solo tres versículos:
George Lawson
Casa y riqueza son herencia de los padres, pero la mujer prudente viene del SEÑOR (Proverbios 19:14).
Las casas y las tierras son don de Dios, pero Él nos las da por medio de nuestros padres o progenitores, que las adquirieron con esfuerzo. La Providencia resplandece más notablemente al otorgar buenas esposas a los hombres, porque estas no pueden venir por herencia; y nadie puede saber de antemano qué esposa le va a tocar en suerte a un determinado hombre.
En la esposa, la prudencia no solo incluye su habilidad en el gobierno de los asuntos domésticos, sino también el buen sentido que la convierte en una compañera agradable y la mueve a comportarse de tal forma que haga feliz a su marido en la relación. Si a estas cualidades se añade la piedad, la mujer resulta una bendición mucho más grande que cualquiera de las posesiones que los padres puedan legarnos.
George Lawson
La mujer virtuosa es corona de su marido, mas la que lo avergüenza es como podredumbre en sus huesos (Proverbios 12:4).
La mujer virtuosa teme al Señor, respeta a su marido, gobierna su casa con prudencia y cuidado, se muestra caritativa con los pobres y trata a todos con amabilidad. ¿Con qué compararemos a una mujer como esta? ¿La asemejaremos a un brazalete, o diremos que es un collar de oro para su marido? Tales comparaciones la dejarían por debajo de su valor. Ella le hace tan feliz como un rey, y le procura tanto respeto y honor que merece que la comparen con ese ornamento real que se ciñe a la cabeza de los monarcas. Para su marido, ella es una corona adornada con esas encantadoras virtudes que brillan con un resplandor más radiante que los diamantes de Oriente.