“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20). En Europa, en el siglo XVIII, en los años de la esclavitud, dos jóvenes cristianos moravos, movidos por su amor a Cristo y su compasión por las almas
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Thomas Boston
A principios del siglo pasado, el propietario de las famosas cerámicas de Wedgewood no solo era un hombre con gran habilidad en su arte sino que, a su vez, era también un sincero creyente en el Señor Jesucristo.
J.C Ryle
(Lucas 2:41-47). Podemos extraer del pasaje un ejemplo para todos los jóvenes. Lo tenemos en la conducta de nuestro Señor Jesucristo cuando fue dejado solo en Jerusalén con 12 años. Durante cuatro días estuvo lejos de María y José. Durante tres días le buscaron sin saber qué le había acontecido.
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J.C. Ryle
1. El orgullo
Joven, ten presentes las Escrituras que he citado. No confíes demasiado en tu propio juicio. Deja de estar seguro de llevar razón siempre y de que los demás están equivocados. Desconfía de tu propia opinión cuando veas que es contraria a la de un hombre mayor que tú, y especialmente a la de tus propios padres. La edad proporciona experiencia y, por tanto, merece respeto. Fue una señal de sabiduría en Eliú —el del libro de Job—que “[esperara] a Job en la disputa, porque los otros eran más viejos que él” (Job 32:4).