R.C. Sproul
Hace unos treinta años aproximadamente, Archie Parrish, un íntimo amigo mío y colega que, por aquel entonces estaba al frente del programa de Explosión de la Evangelización (E. E.) en Fort Lauderdale, vino a verme y me hizo una petición. Me comentó que fueron llevando un registro de respuestas que la gente dio en los distintos debates que se hicieron sobre el Evangelio, en las múltiples visitas de evangelización realizadas por todos los equipos de E. E. Cuando cotejaron las preguntas y objeciones que más surgían y que las personas solían manifestar hacia la fe cristiana, las agruparon bajo la forma de listado en el que anotaron las diez más frecuentes. El Dr. Parrish me preguntó si yo podía escribir un libro en el que se diese respuesta a aquellas objeciones para que estuviera al alcance de los evangelistas y les permitiera utilizarlas. Así lo hice y el resultado fue mi libro que entonces se tituló Objections Answered [Objeciones contestadas] y que ahora se llama Reason to Believe [La razón por la cual creer]. Entre las diez objeciones principales se encontraba la que dice que la iglesia está llena de hipócritas. En aquel tiempo, el Doctor D. James Kennedy solía responder a esto con la siguiente réplica: “Bueno, siempre hay lugar para uno más”. Advertía a las personas que, si lograban encontrar una iglesia perfecta, que no unieran a ella porque, de hacerlo, la estropearían.
Alan Dunn
Una vez considerados los compromisos de Cristo y del Espíritu Santo en la Cena del Señor, primera parte, consideremos ahora a otros dos “actores” que comparten la comunión de la Santa Cena.
Consideremos el acto que llevamos a cabo en memoria de Él. “Recordar” significa mucho más que acordarse simplemente de un acontecimiento pasado. Significa más que repetir mentalmente una doctrina ortodoxa con respecto a Jesús y a su muerte expiatoria. Ciertamente implica todo esto, pero “recordar” es mucho más que esto. Es el tipo de recordatorio que se hacía junto con la Pascua. En memoria; traemos el acontecimiento pasado al presente y nos identificamos con ese suceso de manera que este llega a caracterizarnos y vivimos como si experimentásemos aquello que se está rememorando. ¿Y cómo “recordamos”? Hacemos esto: celebramos la Cena del Señor.
Alan Dunn
Cenas de Acción de Gracias, recepciones de boda. Nuestra cultura celebra comidas especiales cuyos menús y ocasiones tienen una importancia mayor que la de una comida normal. Lo mismo ocurre en la cultura del Reino de Cristo: hay una comida importante. Esa comida se llama “La Cena del Señor”. Nuestro Señor nos ordena: “Haced esto en memoria de mí” (Lc. 22:19). En la Mesa del Señor hay un “hacer”. No somos pasivos, sino activos, cuando hacemos esto. ¿Quiénes son los actores en la Mesa del Señor? ¿Qué acción tiene lugar allí? ¿Qué ocurre como resultado de los actos que tienen lugar en la Mesa del Señor? Considerad conmigo “lo que ocurre en la Mesa del Señor”.