He limitado intencionalmente mi tema al evangelismo personal. Esto no es porque otras formas no sean válidas, sino porque (como el estadista evangélico Carl Henry sostiene), el método de uno a uno comenzado por cada creyente todavía sostiene la mejor promesa de evangelizar el mundo en nuestro siglo.
C.H. Spurgeon
Cierto temor se apodera a veces, de muchos que se allegan a Cristo: temen que no podrán perseverar hasta el fin. He oído decir, «Si yo tuviera que entregar mi alma al Señor Jesús, tal vez volvería atrás perdiéndome al fin. Antes he tenido sentimientos buenos y los he perdido. Mi bondad ha sido como la nube de la mañana y como el rocío temprano. De repente ha venido, ha durado poco, ha prometido mucho y luego ha desaparecido».
Esforzaos por entrar por la puerta estrecha, porque os digo que muchos tratarán de entrar y no podrán” (Lucas 13:24).
J.C. Ryle
En estas palabras encontramos una descripción del camino de salvación. Jesús lo llama “la puerta estrecha”. Hay una puerta que conduce al perdón, a la paz con Dios y al Cielo.
D. Scott Meadows
Mi escondedero y mi escudo eres tú;
En tu palabra he esperado (Salmo 119:114).
Los creyentes tienen mucho que temer, y la ausencia de temor en ellos es un síntoma que deja translucir una insensatez espiritual.
C.H. Spurgeon
Ustedes han escuchado muchísimos sermones arminianos, me atrevería a decir. Pero nunca han oído una oración arminiana, porque los santos en oración parecen uno de palabra, de hecho y de mente. Un arminiano de rodillas oraría desesperadamente como un calvinista. No puede orar acerca del libre albedrío; no hay cabida para ello.