El milagro que más importa
Muchos consideran que el mensaje cristiano es irrelevante. Con franqueza, gran parte de lo que se suele considerar como tal es, en verdad, irrelevante, aburrido y trivial. «Sé una buena persona» (¿Quién no sabe esto?). «Dios te ama y tiene un plan maravilloso para tu vida» (bueno, entonces, todos estamos bien). «Ten una vida con propósito» (prefiero divertirme). «Puedes tener la mejor vida ahora» (bueno, la verdad es que no es tan mala [bostezo]).
La fidelidad de Dios
La infidelidad es uno de los pecados mas preponderantes en esta época impía en que vivimos. En el mundo de los negocios, dar la palabra de uno, con muy raras excepciones, ya no es algo en que se pueda confiar. En el mundo social, la infidelidad matrimonial abunda por todas partes, los vínculos sagrados del matrimonio se rompen con la misma facilidad que se descarta una vieja prenda de vestir. En el terreno eclesiástico, miles han prometido solemnemente predicar la verdad que no tienen ningún escrúpulo en atacarla y negarla. Ni puede el lector o el escritor declararse completamente inmune a este terrible pecado: ¡De cuántas maneras hemos sido infieles a Cristo y a la luz y los privilegios que Dios nos confió!
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