George Lawson
No seas sabio a tus propios ojos, teme al SEÑOR y apártate del mal (Proverbios 3:7).
El hombre vano se juzga sabio, aunque cuando nace es tan ignorante como un “pollino de asno montés” (cf. Job 11:12). El mundo está lleno de hombres sabios, o que dicen serlo; pero no podemos ser verdaderamente sabios a menos que nos hagamos necios, renunciando completamente a depender de nuestra propia inteligencia y confiando con humildad en el Señor para que nos proporcione la sabiduría que necesitamos para iluminar nuestras mentes y dirigir nuestros caminos.
George Lawson
“Reconócele en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas” (Proverbios 3:6).
Dios conoce muy bien todos nuestros problemas y, sin embargo, en su gracia nos manda que se los presentemos en oración y que le pidamos su dirección para ocuparnos de ellos, a fin de ser guiados por su providencia y por su Espíritu, según su Palabra. Los santos han hallado mucho consuelo en sus dificultades exponiéndole sus causas y pidiéndole su intervención para ayudarles a resolverlas (cf. Sal. 14:2, 3). Pero los momentos de angustia no son las únicas épocas en que debemos apelar a Él.
Mark Kelderman & Maarten Kuivenhoven
De Facebook a Twitter, de los boletines electrónicos de noticias a los blogs, ¿cómo protegemos el santo nombre de Dios? ¿Cómo podemos representar al Señor de una forma adecuada en un mundo que blasfema Su nombre? Al internarnos en el mundo de la tecnología y de la comunicación digital existen importantes preguntas que formular. Cuando profesamos ser cristianos, se nos llama a representar a Dios ante un mundo moribundo y caído. Al hacerlo, es necesario que mantengamos en mente el tercer mandamiento que declara: “No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano: porque el Señor no tendrá por inocente a aquel que tome su nombre en vano”. (Éx. 20:7). ¿Cómo podemos hacerlo?
George Lawson
“Hijo mío, no te olvides de mi enseñanza, y tu corazón guarde mis mandamientos, porque largura de días y años de vida y paz te añadirán” (Proverbios 3:1-2).
Todos los hombres desean vivir una vida larga y llena de felicidad, y todos consideran que las riquezas y los buenos médicos son los medios más prometedores para obtenerla. Pero la religión es mejor que todo el oro y que todos los médicos del mundo, “pues tiene promesa para la vida presente y también para la futura” (1 Ti. 4:8).
George Lawson
“Hijo mío, no te olvides de mi enseñanza, y tu corazón guarde mis mandamientos” -Proverbios 3:1
Debemos reverenciar a este maestro inspirado como a un padre espiritual. Hemos de considerar su palabra como una ley publicada por Salomón, pero vinculante para nosotros por la autoridad de Dios (cf. Mal. 4:4). No debemos olvidar jamás esta ley, sino familiarizarnos con ella en nuestra memoria de modo que dispongamos de una guía que nos enseñe cómo conducirnos en cada situación en que podamos encontrarnos; y cuando la atesoremos en nuestra memoria, debemos cumplirla en nuestro corazón.