Dave Chanski
Nuestra generación ha sido testigo de una gran agitación social. Parte del legado de los años sesenta ha sido el abandono de todos los principios morales absolutos. Como ocurre con cualquier otra tendencia perjudicial, lo que ocurre en la sociedad en general también contamina a la iglesia que profesa creer en Jesucristo. Mientras que los cristianos protestantes piadosos han venido creyendo, durante siglos, que la ley de Dios y sus mandamientos tenían una gran importancia en su vida y su conducta, ahora se ha difundido la opinión entre los cristianos evangélicos de que éste ya no es el caso. Aquellos que profesan ser cristianos citan alegremente, y a la ligera, textos como Romanos 6:14: «Porque el pecado no tendrá dominio sobre vosotros, pues no estáis bajo la ley sino bajo la gracia» ¡e imaginan que no tienen que volver a preocuparse jamás por los «No debes»!
Dr. Albert Mohler
Harold Camping está advirtiendo al mundo que el Día del Juicio empezará sobre las 18:00 horas del sábado 21 de mayo del 2011. El fundador de la emisora Family Radio, de ochenta y nueve años de edad, ya había hecho declaraciones similares con anterioridad, exactamente en 1994. Ahora se justifica diciendo que, sencillamente, en aquella ocasión se equivocó al hacer los cálculos, pero que ahora está completamente seguro de tener los números exactos. Está usted advertido.
En realidad, millones de personas han sido avisadas en los Estados Unidos a través del programa de radio de Camping y por medio de más de mil doscientos carteles que su ministerio ha colocado por toda la nación. Según los informes de prensa, Family Radio ha colocado también otros dos mil carteles en otros países.
J.C. Ryle
La unión entre el pámpano de una vid y su tronco es la más íntima que cabe imaginar. Constituye el secreto de la vida, la fuerza, el vigor, la belleza y la fertilidad del pámpano. Sin el tronco principal, carece de vida propia. La savia que fluye del tronco proporciona la energía que necesitan sus hojas, brotes, flores y frutos. Si se arranca del tronco, pronto se marchitará y morirá.
La unión entre Cristo y los cristianos es igual de íntima y real. Los creyentes carecen de vida, fuerza o poder espiritual propios. Toda su vida religiosa procede de Cristo. Son lo que son, sienten lo que sienten y hacen lo que hacen porque obtienen de Jesús un suministro continuo de gracia, ayuda y capacidad. Unidos a Cristo por fe y de forma misteriosa por medio de su Espíritu, se mantienen en pie, caminan, corren y perseveran en la carrera cristiana. Pero todo lo bueno que hay en ellos procede de Jesucristo, su Cabeza espiritual.
J.C. Ryle
Obedecer los mandamientos de Cristo es la mejor demostración del amor hacia Él.
Esta es una lección de inmensa importancia y sobre la que es preciso insistir constantemente a los cristianos. La prueba de que somos creyentes verdaderos no es que hablemos de religión y lo hagamos con soltura y con acierto, sino que cumplamos constantemente la voluntad de Cristo y sigamos sus caminos.
Las buenas intenciones no sirven de nada si no van acompañadas de actos. Pueden llegar a ser perniciosas para el alma, al endurecer de la conciencia. Las ideas pasivas que no se materializan en actos van insensibilizando y paralizando al corazón. La única demostración real de la gracia es vivir rectamente y hacer el bien. Dondequiera que esté el Espíritu Santo, siempre habrá una vida santa. Vigilar celosamente nuestra conducta, nuestras palabras y nuestros actos; esforzarnos constantemente en guiarnos por el Sermón del Monte en nuestras vidas; esa es la mejor demostración de que amamos a Cristo.
J.C. Ryle
“Entonces vino Simón Pedro; y Pedro le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies? Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después” (Juan 13:6-7).
Adviértase la ignorancia irreflexiva del apóstol Pedro. En un momento lo vemos negándose a que su Maestro desempeñe una tarea tan servil: “Señor, ¿tú me lavas los pies?”; “No me lavarás los pies jamás”. Luego lo vemos precipitarse al extremo contrario: “Señor, no sólo mis pies, sino también las manos y la cabeza”. Pero en ningún momento vemos que entienda el verdadero significado de lo que está observando. Ve pero no entiende.
La conducta de Pedro nos muestra que un hombre puede tener mucha fe y mucho amor y, no obstante, sufrir una lamentable carencia de conocimiento claro. No debemos equiparar la necedad y la falta de criterio religioso con la impiedad y la ausencia de gracia. A menudo el corazón puede estar completamente en lo cierto y la mente completamente equivocada. No debe sorprendernos el hecho de que la Caída afectara tanto a los sentimientos como al entendimiento de los hijos de Adán. Es una lección humillante, y solo una larga experiencia permite aprenderla. Pero cuanto más tiempo vivamos más podremos comprobar que, igual que Pedro, un creyente puede cometer muchas equivocaciones y carecer de discernimiento y, no obstante, como él, tener un corazón recto a los ojos de Dios e ir finalmente al Cielo.