Alan Dunn
Una vez considerados los compromisos de Cristo y del Espíritu Santo en la Cena del Señor, primera parte, consideremos ahora a otros dos “actores” que comparten la comunión de la Santa Cena.
Consideremos el acto que llevamos a cabo en memoria de Él. “Recordar” significa mucho más que acordarse simplemente de un acontecimiento pasado. Significa más que repetir mentalmente una doctrina ortodoxa con respecto a Jesús y a su muerte expiatoria. Ciertamente implica todo esto, pero “recordar” es mucho más que esto. Es el tipo de recordatorio que se hacía junto con la Pascua. En memoria; traemos el acontecimiento pasado al presente y nos identificamos con ese suceso de manera que este llega a caracterizarnos y vivimos como si experimentásemos aquello que se está rememorando. ¿Y cómo “recordamos”? Hacemos esto: celebramos la Cena del Señor.
Alan Dunn
Cenas de Acción de Gracias, recepciones de boda. Nuestra cultura celebra comidas especiales cuyos menús y ocasiones tienen una importancia mayor que la de una comida normal. Lo mismo ocurre en la cultura del Reino de Cristo: hay una comida importante. Esa comida se llama “La Cena del Señor”. Nuestro Señor nos ordena: “Haced esto en memoria de mí” (Lc. 22:19). En la Mesa del Señor hay un “hacer”. No somos pasivos, sino activos, cuando hacemos esto. ¿Quiénes son los actores en la Mesa del Señor? ¿Qué acción tiene lugar allí? ¿Qué ocurre como resultado de los actos que tienen lugar en la Mesa del Señor? Considerad conmigo “lo que ocurre en la Mesa del Señor”.
Noble Vater
Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó (Josué 1:7).
En el primer capítulo del libro de Josué leemos las instrucciones que el Señor dio a ese hombre escogido para conquistar y repartir la tierra prometida. El Señor usa en tres ocasiones la locución “esforzarse y ser valiente”. La primera vez dice: “Nadie te podrá hacer frente […] estaré contigo […]. Esfuérzate y sé valiente porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra…” (1:5, 6). Es decir, mirando a las inevitables guerras, Josué tenía que esforzarse. Luego dijo también: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas” (1:9), es decir, en las campañas de guerra y frente a todo lo que puede causar temor o desmayo.
Pastor D. Chanski
Nuestro estudio se basa en el texto de 2 Timoteo 4:1-4:
«Te encargo solemnemente, en la presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos, por su manifestación y por su reino: Predica la palabra; insiste a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con mucha paciencia e instrucción. Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oídos, acumularán para sí maestros conforme a sus propios deseos; y apartarán sus oídos de la verdad, y se volverán a mitos».
Vosotros, pues, orad de esta manera: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre” (Mateo 6:9).
Todo cristiano que anhele orar debidamente reconocerá que las palabras: “Santificado sea tu nombre”, son la primera petición de la oración que el Señor Jesús enseñó a sus discípulos. El que agrada al Señor en sus oraciones tiene que prestar atención a sus instrucciones. Hay que orar, y hay que hacerlo “así”, porque Él dijo: “Vosotros, pues, oraréis así…” (Mateo 6: 9). No es opcional. No es según tu gusto. O tú oras y lo haces así o tu oración no será conforme a la voluntad de Dios, no es de fe, porque no estás obedeciendo en ella al Señor.
“Santificado sea tu nombre” es la primera petición, porque no hay nada más importante en el universo que el nombre del Padre celestial. En tu vida no existe una necesidad tan importante como esta. Ni tu propia salvación se puede comparar con la glorificación del nombre de Dios. Todas las Escrituras nos enseñan que las obras divinas han sido hechas por amor del nombre del Señor. “Porque de Él, y por Él, y para Él, son todas las cosas. A Él sea la gloria por los siglos. Amén” (Romanos 11:36).