George Lawson
Casa y riqueza son herencia de los padres, pero la mujer prudente viene del SEÑOR (Proverbios 19:14).
Las casas y las tierras son don de Dios, pero Él nos las da por medio de nuestros padres o progenitores, que las adquirieron con esfuerzo. La Providencia resplandece más notablemente al otorgar buenas esposas a los hombres, porque estas no pueden venir por herencia; y nadie puede saber de antemano qué esposa le va a tocar en suerte a un determinado hombre.
En la esposa, la prudencia no solo incluye su habilidad en el gobierno de los asuntos domésticos, sino también el buen sentido que la convierte en una compañera agradable y la mueve a comportarse de tal forma que haga feliz a su marido en la relación. Si a estas cualidades se añade la piedad, la mujer resulta una bendición mucho más grande que cualquiera de las posesiones que los padres puedan legarnos.
Paul Christianson
Hoy día, muchos cristianos hablan de las bendiciones que reciben en la alabanza, la oración y la predicación, en el contexto de la adoración del Nuevo Testamento.
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J.C. Ryle
Y vino y habitó en la ciudad que se llama Nazaret, para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareno (Mateo 2:23).
Observemos que lección de humildad nos enseña el lugar donde habitó el Hijo de Dios, cuando estuvo en la Tierra. Vivió con su madre y con José “en la ciudad que se llama Nazaret”.
Nazaret era una ciudad pequeña de Galilea. Era un lugar oscuro y apartado, que no se menciona en el Antiguo Testamento ni una sola vez. Hebrón, y Silo, y Gabaón, y Ramá y Bet-el eran lugares mucho más importantes. Pero el Señor Jesús los pasó por alto a todos, y escogió a Nazaret. ¡Eso era humildad!
El Señor Jesús vivió en Nazaret unos treinta años. Fue allí donde creció y pasó de la infancia a la niñez, de la niñez a la adolescencia, de la adolescencia a la juventud y de la juventud a la madurez. No sabemos mucho acerca de cómo pasó esos treinta años. Lo que sí se nos dice expresamente es que “estaba sujeto a María y José” (Lucas 2:51). Es muy probable que trabajara en la carpintería de José. Solo sabemos que casi cinco sextas partes del tiempo que el Salvador del mundo estuvo en la Tierra las pasó entre los pobres de este mundo y totalmente apartado. ¡Ciertamente, eso era humildad!
Jeremy Walker
Con anterioridad, hemos tratado en este blog las limitaciones que tienen Facebook y otras páginas de redes sociales a la hora de utilizarlas como medio de conseguir y mantener amistades verdaderas. Asimismo, soy consciente de que esta regla general tiene innumerables excepciones. A veces, una amistad ya existente no solo se mantiene sino que se ve reforzada.
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R.C. Sproul
Hace unos treinta años aproximadamente, Archie Parrish, un íntimo amigo mío y colega que, por aquel entonces estaba al frente del programa de Explosión de la Evangelización (E. E.) en Fort Lauderdale, vino a verme y me hizo una petición. Me comentó que fueron llevando un registro de respuestas que la gente dio en los distintos debates que se hicieron sobre el Evangelio, en las múltiples visitas de evangelización realizadas por todos los equipos de E. E. Cuando cotejaron las preguntas y objeciones que más surgían y que las personas solían manifestar hacia la fe cristiana, las agruparon bajo la forma de listado en el que anotaron las diez más frecuentes. El Dr. Parrish me preguntó si yo podía escribir un libro en el que se diese respuesta a aquellas objeciones para que estuviera al alcance de los evangelistas y les permitiera utilizarlas. Así lo hice y el resultado fue mi libro que entonces se tituló Objections Answered [Objeciones contestadas] y que ahora se llama Reason to Believe [La razón por la cual creer]. Entre las diez objeciones principales se encontraba la que dice que la iglesia está llena de hipócritas. En aquel tiempo, el Doctor D. James Kennedy solía responder a esto con la siguiente réplica: “Bueno, siempre hay lugar para uno más”. Advertía a las personas que, si lograban encontrar una iglesia perfecta, que no unieran a ella porque, de hacerlo, la estropearían.