Le pondrás por nombre Jesús
Don Overbeek
Y dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados. —Mateo 1:21.
Una de las primeras palabras que los niños aprenden a escribir es su nombre. Cuando alguien está perdido, la primera pregunta a la que debe responder es: “¿Cuál es su nombre?”. El punto clave para identificarle a usted es su nombre, que va emparejado a su fecha de nacimiento y, quizá, su número de teléfono. Los nombres siempre han sido algo importante, y seguirá siendo así.
¿Qué hay de malo en jugar a la lotería?
La fiebre de la lotería sigue siendo algo desenfrenado. Este año, tres ganadores de la lotería recibieron sumas enormes de alrededor de cien millones de dólares. Nuestro buzón de correo contiene regularmente promesas de premios, rifas, números ganadores y bonos, o preguntas como, “¿Qué haría usted con un millón de dólares?”.
El dinero no es malo. Se puede hacer mucho bien con él y Dios nos alienta a trabajar duro y ganar dinero para poder compartirlo con aquellos que están en necesidad (Ef. 4:28). Los ricos deberían disfrutar de su riqueza y ser ricos en buenas obras (1 Ti. 6:17-18).
El origen y la extensión del pecado
J.C. Ryle
El origen del pecado
La pecaminosidad del hombre no comienza de afuera, sino de adentro. No es resultado de una mala formación en los primeros años. No se contagia de las malas compañías y los malos ejemplos, como les gusta decir a algunos cristianos débiles. ¡No! Es una enfermedad de familia, que todos heredamos de Adán y Eva, nuestros primeros padres, y con la cual nacemos. Creados “a la imagen de Dios”, inocentes y rectos al principio, nuestros padres cayeron de la rectitud y justicia original, y pasaron a ser pecadores y corruptos. Y desde ese día hasta ahora, todos los hombres y mujeres nacen caídos, a la imagen de Adán y Eva, y heredan un corazón y naturaleza con una predisposición al mal.
¿Qué significa “poner la otra mejilla”? ¿Está la autodefensa en contra de tu religión?
Depende de lo que quieras decir por autodefensa. Si te refieres a cuando te atacan físicamente, la respuesta es no, no es algo que vaya en contra de la fe cristiana. Si te refieres a que te acusen de un crimen o que te denuncien en un tribunal legal, cuando la verdad está en juego, la respuesta también es no.
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