David Lipsy
Difícilmente se puede imaginar una actividad más compleja que la de reprender el orgullo, sobre todo cuando se trata de uno mismo. Esto es así, no porque haya una carencia de este en nosotros, sino porque es algo que nos ciega a su propia existencia. El orgullo nos ciega al orgullo.
El orgullo es la fuente inagotable de todos los demás pecados. Fue la primera transgresión que dio comienzo a todas las demás. Su predominio es tan endémico a la condición humana que resulta sumamente fácil llegar a insensibilizarse a su presencia.
J.C. Ryle
La culpabilidad del pecado
En cuanto a la culpabilidad, vileza y lo ofensivo del pecado ante los ojos de Dios, mis palabras serán pocas…No creo que, por la naturaleza de las cosas, el hombre pueda percibir para nada la pecaminosidad extrema del pecado ante los ojos de ese Ser santo y perfecto con quien tenemos que contender. Por un lado, Dios es aquel Ser eterno que “notó necedad en sus ángeles” y a cuyos ojos “ni aun los cielos son limpios”. Él es aquel que lee los pensamientos y las motivaciones al igual que las acciones, y requiere “la verdad en lo íntimo” (Job 4:18; 15:15; Sal. 51:6).
Una entrevista por Tim Challies
Tim Challies entrevistó a nuestro editor [Dr. Joel Beeke, de la revista Banner of Sovereign Grace Truth] durante un periodo de ocho semanas sobre los ocho capítulos finales de A Puritan Theology: Doctrine for Life [La teología puritana: Doctrina para toda la vida], y añadió estos artículos en el blog de Challies. Los estamos editando en esta revista con su permiso. Los ocho artículos tratan en exclusiva la forma en que los puritanos pusieron la teología en práctica. El primer artículo recoge de qué forma está moldeada la teología puritana por una mentalidad peregrina.
Bartel Elshout
Aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación de los que ansiosamente le esperan. —Hebreos 9:28b
¿Cuáles eran sus esperanzas para 2013? Muchos que comenzaron el año esperando que su búsqueda de la felicidad se viera recompensada, acabarán este año con amarga decepción. Muchos creyeron los cantos de sirenas del mundo en cuanto a que las posesiones materiales les aportaría esa ansiada dicha, para descubrir ahora la verdad de un proverbio holandés que afirma que la posesión de un tesoro es el fin de su placer.
Dr. Gerald M. Bilkes
Emanuel es uno de los nombres más preciosos de Cristo. Es una combinación de dos palabras hebreas que, juntas, significan “Dios con nosotros”. El Evangelio de Mateo explica que Cristo recibió este nombre en cumplimiento de la profecía del Antiguo Testamento.
Para muchas personas, el nombre Emanuel tiene un sonido hermoso que sugiere consuelo y esperanza en tiempos de aflicción. Sin embargo, este nombre posee mayor sustancia y relevancia. El aliento que los cristianos pueden obtener de este nombre no es una mera impresión vaga o una emoción pasajera; es la verdad que le ha atribuido una gloriosa belleza y una amplia gama de bendiciones.