Oración en la oscuridad (Sal. 119:28)
De tristeza llora mi alma;
Fortaléceme conforme a tu palabra (versión Biblia de las Américas).
Se deshace mi alma de ansiedad;
Susténtame según tu palabra (versión Reina Valera 1960).
Los verdaderos cristianos pueden tener el mismo tipo de tristezas que los no creyentes. La religión “happy-clappy (de gozo y palmas)” tan popular hoy en día ha negado esto y fomenta expectativas poco realistas de la experiencia cristiana. Lo que puede sorprender incluso a los creyentes más firmes ya que, en algunos aspectos, los verdaderos cristianos son vulnerables a tristezas más profundas que los inconversos. El puritano Thomas Manton pone especial cuidado en demostrar esto en su sermón sobre nuestro texto:
Los hijos de Dios están a menudo bajo el ejercicio de tristezas tan profundas y estresantes como no podrán tener nunca las demás personas […] Las razones para esto es 1) sus cargas son mayores (p. ej. tentación, deserción, castigo por los pecados), 2) tienen una mayor sensibilidad de alma que los demás (porque tienen un entendimiento espiritual más claro junto con sentimientos más delicados y tiernos), y 3) tienen más expectativas de bendiciones, y por lo tanto sienten más preocupación por no disfrutarlas.1
Siendo este el caso, una profunda tristeza y depresión es una señal de la que no se puede uno fiar para decir que una persona no sea verdaderamente salva. Este es un pensamiento que atormenta a menudo a los creyentes sinceros durante sus tiempos más bajos, y multiplica su dolor de manera innecesaria.
El testimonio sincero del salmista demuestra una percepción interna de la realidad de la depresión cristiana y sus apoyos.
Orar pidiendo fortaleza cuando está sobrecogido por la tristeza
LA OSCURIDAD QUE SE PUEDE SENTIR
David describe su propia “noche oscura del alma.”2 La plaga de oscuridad sobre Egipto fue “tinieblas tales que puedan palparse […] densas tinieblas” (Éxodo 10:21). Cada uno pasa por tiempos de tristeza y malestar general, pero este versículo expresa algo más grave.
“Se deshace mi alma de ansiedad” (RV) [“De tristeza llora mi alma.” (BA)] “Alma” es un equivalente muy cercano a la palabra hebrea utilizada aquí para la parte invisible del hombre. Otros términos bíblicos similares incluyen corazón, mente y espíritu.
De igual manera, el término hebreo para “ansiedad” está muy bien traducido ya que el original significa “pesar, angustia, y dolor como actitud o emoción, es decir la antítesis del gozo.”3 Incluso hoy en día, cuando hablamos de un corazón apesadumbrado, queremos decir uno que está triste, afligido, abatido, desconsolado, desanimado, deprimido y otras cosas como éstas.
El significado exacto aquí de la palabra original para “se deshace” es más difícil. Significa, de forma más precisa, “chorrear” o “gotear” y cada uno de estos es plausible en este contexto.
El primero parece referirse a lágrimas que brotan de nuestros ojos, con el pensamiento de que hasta mi alma llora (en sentido figurado) por la angustia que está sintiendo. El mismo verbo hebreo se utiliza en Job 16:20: “ante Dios derramará mis lágrimas”. En este caso es una forma expresiva de transmitir el significado de una profunda tristeza.
La segunda interpretación posible parece ser la elección de la VA. “Se refiere a que está languideciendo bajo lo extremado de su tristeza; así como se va gastando algo aceitoso cuando gotea, así estaba su alma.”4 Compare las expresiones similares en Sal. 107:26 y Sal. 22.14 (profetizando acerca de la experiencia de Jesucristo en Su pasión). Quizás debamos preferir este significado.
La fuerza sólida de su constitución se estaba convirtiendo en líquido como si se derritiera en el calor del horno de sus aflicciones. La pesadumbre de corazón es algo que mata y cuando abunda, amenaza con transformar la vida en una larga muerte en la que el hombre parece ir debilitándose poco a poco en un goteo perpetuo de dolor. Las lágrimas son la destilación del corazón; cuando un hombre llora, consume su alma. Algunos de nosotros sabemos lo que significa una gran pesadumbre, porque hemos estado bajo su poder una y otra vez. Con frecuencia nos hemos sentido como si nos vertieran igual que al agua, y con una sensación muy parecida a ser como el agua derramada sobre el suelo, que nunca más se puede volver a recoger.5
En este pasaje, incluso el gran predicador, evangelista, pastor y teólogo C.H. Spurgeon confiesa sus propias luchas contra la depresión. El sufrió a lo largo de su vida de gota, factor que contribuyó a su temprana muerte a los 57 años. Al margen de la enfermedad crónica, muchas otras cosas dolorosas conspiraron para abatir el alma de este hombre. Una gran calamidad en concreto fue el incidente de Surrey Hall, a comienzos de su ministerio (tenía solo 22 años), donde murieron siete personas y 28 fueron hospitalizadas con graves heridas cuando unos alborotadores que intentaban interrumpir la reunión de unas 12.000 personas, que fueron a oírle predicar, gritaron ¡Fuego! ¡Fuego!, y sobrevino el pánico. Spurgeon
estaba completamente deshecho y tuvieron que arrastrarle literalmente desde el púlpito y llevarle a casa de un amigo, donde permaneció durante varios días en profunda depresión. Estaba tan afligido que no fue capaz de predicar durante varias semanas y más tarde dijo que la experiencia fue “suficiente para hacer pedazos mi razón” y pudo haber dado a entender que su ministerio “estaba silenciado para siempre”. Comentó: “quizás un alma no estuvo nunca tan cerca del horno ardiente de la locura, y con todo salió sin daño.” (Al menos encontró consuelo en este versículo)— “Por lo cual Dios le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre.” … hasta la muerte de Spurgeon, el espectro de la calamidad estuvo tan encima de él que un amigo muy cercano y biógrafo dedujo: “no puedo más que pensar, por lo que veo, que su muerte tan temprana pudo deberse al infierno de sufrimiento mental que soportó aquella terrible noche y desde entonces en adelante.”6
Incontables experiencias de depresiones sobrecogedoras pueden sacarse de los testimonios incluso de los santos más escogidos a lo largo de los siglos. William Cowper, un gran escritor de himnos, intentó suicidarse muchas veces y pudo haberlo conseguido de no haber sido por el cuidado pastoral tierno y cercano de John Newton, autor de “Sublime Gracia”.7
Notas:
1. Parafraseado de Works of Thomas Manton [Obras de Thomas Manton] VI. 265-67
2. Esta frase, tomada de los escritos de un místico, no pretende respaldar sus ideas asociadas.
3. Dictionary of Biblical languages with Semantic Domains [Diccionario de lenguas bíblicas con dominios semánticos].
4. Manton, in loc.
5. Tesoro de David, in loc.