Meditación de despedida del año
Bartel Elshout
Aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación de los que ansiosamente le esperan. —Hebreos 9:28b
¿Cuáles eran sus esperanzas para 2013? Muchos que comenzaron el año esperando que su búsqueda de la felicidad se viera recompensada, acabarán este año con amarga decepción. Muchos creyeron los cantos de sirenas del mundo en cuanto a que las posesiones materiales les aportaría esa ansiada dicha, para descubrir ahora la verdad de un proverbio holandés que afirma que la posesión de un tesoro es el fin de su placer.
Otros se han enfrentado a pruebas y gran agitación en su vida, confirmando que esta vida demuestra ser, con mucha frecuencia, un valle de lágrimas y que la fuerza de nuestros años no es más que “trabajo y pesar” (Sal. 90:10). Algunos han afrontado la inevitable realidad de la muerte en medio de sus familiares o en su círculo de amistades. El salmista lo resume con estas palabras: “Mi vida es como una nube que viene y desaparece; ¿ha vivido, pues, el hombre en vano? ¿Quién puede, en la oscura hora de la muerte, escapar a la funesta tumba con todo su poder destructor?” (Salterio 422:8 [Sal 89], trad. literal).
Con todo, en medio de un mundo en el que la inmensa mayoría de los hombres vive una vida que no es más que “un vano afán” (Sal 39:6), están aquellos que, por la gracia de Dios viven una vida que se caracteriza profundamente por las palabras de Pablo: “Para mí el vivir es Cristo” (Fil. 1:21). Nuestro texto los describe como aquellos que “le esperan”. ¡De qué forma tan hermosa describen estas palabras la esencia de la verdadera vida espiritual! En el caso del creyente, su vida espiritual gira enteramente en torno de la persona y de la obra del Señor Jesucristo. Tenerlo como porción eterna y disfrutar de él para siempre es el deseo más profundo de su alma. Como Pablo, anhelan “conocerle a Él, el poder de Su resurrección” (Fil. 3:10a).
Esperar y anhelar a Cristo es el fruto del ministerio del Espíritu Santo, cuya gran obra consiste en glorificar a Cristo en el corazón de los pecadores. Los ha llevado a aceptarlo como el perfecto Sustituto de los pecadores, designado para morir una sola vez y, después, enfrentarse al inevitable juicio de Dios sobre el pecado (v. 27). En este Cristo crucificado y resucitado han hallado la salvación completa; Él es su Señor y Salvador absolutamente amoroso a quien aman en sinceridad (Ef. 6:24). Lo buscan, en su lugar de oración, donde leen la Biblia, cuando escuchan la predicación de la Palabra de Dios, mientras participan de los sacramentos. Su búsqueda de la felicidad consiste en la búsqueda de Aquel que, cuando lo conocemos, “es vida eterna” (Jn. 17:3a).
Sin embargo, nuestro texto indica que todos los que aman a este precioso Salvador también esperan su Segunda Venida, un anhelo que será proporcional al ejercicio de su fe. Concluir otro año puede intensificar este anhelo; nos estamos acercando a ese glorioso momento en el que Él “aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación”; y “cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él ¡porque le veremos como Él es (1 Jn. 3.2)!
Amado lector, la pregunta crucial al final de 2013 es esta: ¿Se caracteriza su vida por esta espera y este anhelo por el Señor Jesucristo? Si esto no es así y tuviera que morir de esta forma, Cristo aparecerá para su condenación; en el Día del Juicio usted clamará con todos los que han creído la verdad demasiado tarde: “Caed sobre nosotros y escondednos de la presencia del que está sentado en el trono y de la ira del Cordero, porque ha llegado el gran día de la ira de ellos, ¿y quién podrá sostenerse?” (Ap. 6:16-17). Búsquele ahora, mientras pueda ser hallado, porque Él promete a todo aquel que escuche el evangelio que de ninguna manera echará fuera a aquellos que vengan a Él.
Si su confesión es: “Dame, Jesús, porque si no moriré”, Aquel al que está esperando está por llegar. Él le declara: “Cuando estas cosas empiecen a suceder, erguíos y levantad la cabeza, porque se acerca vuestra redención” (Lc. 21.28). “El que testifica de estas cosas dice: Sí, vengo pronto. Amén. Ven, Señor Jesús” (Ap. 22.20).
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Bartel Elshout es un ministro emérito de las Congregaciones Reformadas Heritage.
Publicado en Reflexiones con permiso de Banner of Sovereign Grace Truth. Traducción de IBRNJ, todos los derechos reservados © 2013.