Al que devuelve mal por bien, el mal no se apartará de su casa
Al que devuelve mal por bien, el mal no se apartará de su casa (Proverbios 17:13).
La ingratitud es uno de los pecados más viles que hay y demuestra claramente que el corazón es más rastrero de lo que se puede expresar con palabras; y su castigo estará en proporción al grado de culpa. El ingrato acarrea el mal, no solo sobre sí mismo, sino también sobre su casa; y esta desgracia que se deriva de un pecado tan grande no se presenta como un extraño que viene a pasar una noche en el hogar, sino que toma la casa como lugar de residencia y se queda allí para siempre.
La ingratitud con que se trató a Gedeón prendió en Siquem una llama que consumió a todos los habitantes del lugar y de sus alrededores, juntamente con Abimelec que les había incitado a cometer este pecado (cf. Jue. 9). Pero el ejemplo más llamativo de esta sentencia es la historia de la nación judía. Jamás hubo una ingratitud tan grande hacia ningún benefactor como la que ellos mostraron al Hijo de Dios, ni nunca fue tan terrible el castigo de ningún pueblo, ni de tan larga duración. Ese pueblo esparcido por el mundo declara a todas las naciones que hay debajo del cielo lo peligroso que es el pecado de la ingratitud, especialmente cuando Dios nuestro Salvador es el objeto de la misma.
Aunque seamos agradecidos con los hombres por sus favores, sin embargo, si no tenemos en cuenta al Benefactor supremo, merecemos con justicia que se nos acuse de este pecado, igual que los que reciben un presente de un amigo y solamente dan las gracias al mensajero que se lo trajo.
La peor ingratitud del mundo es continuar en la incredulidad o en la desobediencia, oponiéndose a las declaraciones que se nos revelan por gracia en el Evangelio. Los que desprecian las riquezas de la gracia evangélica arderán para siempre consumidos por llamas más violentas que las que acabarán con aquellos que nunca escucharon la gracia divina que trae la salvación, aunque hayan vivido en constante desobediencia a la voluntad de Dios tal como esta se revela en la Naturaleza.
Esta lectura es un extracto del libro Comentario a Proverbios por George Lawson, publicado en español por Publicaciones Aquila, Derechos reservados © 2011.