Escucha el consejo y acepta la corrección
Escucha el consejo y acepta la corrección, para que seas sabio el resto de tus días (Proverbios 19:20).
Un amigo capaz de darnos un buen consejo es un tesoro precioso, y solo la insensatez y el engreimiento pueden impedirnos valorar sus buenas indicaciones “[…] más que mucho oro fino” (Sal. 19:10).
Si los consejos de nuestros amigos merecen respeto, los de la Palabra de Dios son infinitamente más útiles. Los testimonios del Señor eran los consejeros de David en todas sus dificultades (cf. Sal. 119:24) y le hicieron más sabio que los ancianos (cf. Sal. 119:100).
Todos los nombres de nuestro Redentor son muy queridos para el verdadero cristiano, y uno de ellos es “Admirable Consejero” (cf. Is. 9:6). Él nos aconseja por medio de su Palabra y de su Espíritu. Nuestros oídos y nuestras almas son suyos, ¿y no debemos emplearlos para oír y atesorar sus consejos, a fin de guiarnos con su luz en todos nuestros actos?
La corrección es muy necesaria para nosotros, porque por naturaleza somos ignorantes y necios. Cuando Dios nos corrige, bien a través de su Palabra y de sus ordenanzas, bien con las reprensiones de su providencia, debemos recibir su enseñanza con sumisión y mansedumbre. La corrección, sea con palabras o sea con golpes, habría de tener buena acogida en nuestro interior, si es que somos debidamente conscientes de nuestra propia estupidez y de la valía de nuestras almas.
¿Pero qué vamos a ganar con escuchar el consejo y recibir la corrección? Nos haremos sabios; porque “la exposición de [las] palabras [de Dios] imparte luz; da entendimiento a los sencillos” (Sal. 119:130). “La vara y la reprensión dan sabiduría” (Pr. 29:15) y la sabiduría es mucho más preciosa que el oro y las joyas (cf. Pr. 3:14-15). Sin consejo y sin corrección seremos necios para siempre y, si rechazamos la Sabiduría cuando se nos ofrece a través de los medios que Dios escogió, nuestra necedad es desesperada y pertinaz, y no tiene excusa.
Pero dirás que has utilizado esos medios y no has adquirido mucha sabiduría a través de ellos. No obstante, obtener siquiera un poco de sabiduría es un gran logro y, aunque pienses que no has hecho nada en absoluto, sin embargo debes seguir utilizando esos medios, porque así serás sabio en tu vejez. El hombre está dispuesto a pasar varios años aprendiendo la profesión que le permitirá vivir cómodamente durante el resto de sus días, y nosotros no tenemos motivos para sentir rabia por emplear toda la vida en recibir instrucción, si al final nos hace sabios.
En nuestra vejez se verá si hemos sido necios o sabios. Si hemos malgastado nuestros días persiguiendo las cosas que perecen y descuidando nuestros intereses eternos, nos veremos obligados a dejar esas vanidades a las cuales se sacrificaron nuestras almas, y al final seremos unos insensatos (cf. Jer. 17:11). Cuando los hombres que escogen el mundo como su porción lleguen al final de su vida y su conducta anterior se presente ante sus ojos, ¡cuánto se lamentarán y se desgarrarán en su ira (cf. Job 18:4) al contemplar su propia ceguera y su locura! Aun mientras se afanan en perseguir vanidades y se crean la esperanza ilusoria de que tienen muchos días de placer por delante, no pueden evitar desear, como el adivino codicioso, poder morir la muerte de los rectos y que su fin fuera como el suyo (cf. Nm. 23:10).
Pero observa al que sigue la Sabiduría, y contempla al que escucha los consejos del Todopoderoso. Su vejez es paz y felicidad. Los que aborrecen la santidad de ese hombre y desprecian su condición ahora se ven obligados a reconocer que ha vivido sus días con sabiduría y que sus últimas horas son dichosas.
¿Consideras que ya has adquirido suficiente sabiduría? Estás muy equivocado. Aún eres niño y hablas como un niño que se cree un maestro cuando consigue aprender a recitar las letras del alfabeto (cf. 1 Co. 13:11). El cristiano debe vivir y morir aprendiendo (cf. Fil. 3:14).
Reservados todos los derechos. Extracto de “Comentario a Proverbios” por George Lawson. Este muy útil comentario, de fácil lectura, se puede comprar en el sitio web de Cristianismo Histórico, un ministerio de literatura cristiana en español.