Es curioso e instructivo observar cómo la historia se repite…
J.C. Ryle
Es curioso e instructivo observar cómo la historia se repite y cuánta semejanza hay entre los corazones humanos a través de todas las épocas. Ya en la iglesia primitiva, según afirma el canónigo Robertson, “acudían muchas personas a la iglesia para las grandes ceremonias cristianas, y a los teatros, y hasta a los templos para los espectáculos paganos. El rito de la Iglesia estaba considerado como un espectáculo teatral. Los sermones se escuchaban como el discurso de los retóricos; y la gente animaba a los predicadores elocuentes aplaudiendo, golpeando en tierra con los pies, agitando sus pañuelos, gritando: “¡Ortodoxo!”, “¡Apóstol decimotercero!”, y cosas semejantes, que maestros tales como Crisóstomo y Agustín trataron de restringir, a fin de persuadir a sus rebaños para que practicasen formas más provechosas de oír. Algunos iban a la iglesia solo para el sermón, alegando que podían orar en casa. Y cuando acababan las partes más atractivas del culto, la gran masa de gente se iba…” (Robertson: Church History [Historia de la Iglesia], libro II, capítulo VI, p. 356).
© 2013 Reservados todos los derechos. Traducción de Publicaciones Aquila. Esta lectura es un extracto del libro Cristianismo práctico por J.C. Ryle, publicado por Estandarte de la Verdad. Si desea leer más, puede obtener el libro en el sitio web de la librería cristiana Cristianismo Histórico.