La disposición del pastor: Un amor desinteresado
Vamos a tener un momento de oración.
Oh Padre,
Te damos gracias por la manifestación de tu poder salvador, en la persona y obra del Señor Jesucristo, que aquello que Él hizo por nosotros en la cruz para salvarnos nos lleve a amarle más, a dar muerte al pecado que todavía permanece en nuestros corazones para que podamos servirte. Ven sobre nosotros hoy y enséñanos algo más de esa disposición con la cual debemos pastorear a las ovejas. Danos pues ese corazón para que manifestemos el pastoreo de Cristo, para el bien de sus ovejas.
Pedimos la unción de tu Espíritu, que tu siervo pueda hablar con amor, con ternura, dependiendo solamente de Ti. Que la exposición de tu Palabra sea para la edificación de tus siervos. En el nombre de tu Hijo amado, te lo suplicamos. Amén.
El Príncipe de los pastores manda a los pastores de su iglesia a pastorear las ovejas de su rebaño con una disposición pastoral que consiste de varios elementos esenciales. Hemos considerado tres de estos elementos: un corazón de siervo, un corazón compasivo y un espíritu manso y tierno. Otro elemento esencial es un amor sacrificial y desinteresado. Jesucristo pastoreó a sus ovejas con esta disposición.
Juan capítulo 13, versículo 1, habla de este amor por sus discípulos, habla del amor de Cristo por sus discípulos, dice que:
“Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin”.
Juan capítulo 10, versículos 7 al 18, enseña que el buen pastor da su vida por las ovejas. Esta es la prueba contundente de su amor por ellas. Él ama a sus ovejas con un amor sincero, sacrificial, desinteresado y desprendido. El buen pastor no es un asalariado; el asalariado ve a las ovejas como un medio para su sostén. No se preocupa por el bienestar de ellas. Sólo trabaja por el pago o la remuneración que recibirá, pero a él no le importan las ovejas.
En cambio, el buen pastor ama a sus ovejas, busca y promueve constantemente el bien de las ovejas. Así también nosotros debemos amar a las ovejas que Cristo ha puesto bajo nuestro cuidado. Por esta razón, Pedro en su 1ª epístola, capítulo 5, versículo 2, dice a los ancianos:
“Pastoread el rebaño de Dios entre vosotros, velando por él, no por obligación, sino voluntariamente, como quiere Dios, no por avaricia del dinero, sino con sincero deseo”, un sincero deseo de buscar y promover su bien espiritual.
Ahora, pastorear con un deseo sincero y desinteresado, no prohíbe al pastor procurar legítimamente un sustento razonable y suficiente para proveer para las necesidades básicas de su familia. El hecho de que él es un pastor, no le libra de la responsabilidad de proveer para su hogar. Si él no provee de una manera responsable y adecuada para las necesidades básicas de su hogar, según las Escrituras, tal individuo niega la fe.
1ª a Timoteo, capítulo 5, versículo 8, declara:
“Pero si alguno no provee para los suyos, especialmente para los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo”.
Si el pastor no provee para su familia peca contra Dios y peca contra su familia. Y aún más, niega la fe o el evangelio que Dios le llamó a predicar. Esto no es consecuente con su llamado; por un lado predica y por otro niega la fe. El pastor debe predicar todo el consejo de Dios, pero para que él sea consecuente con lo que predica debe proveer para su casa de una manera legítima, adecuada, responsable y suficiente.
Esta es una de las razones por la que Pablo en su 1ª epístola a los Corintios, capítulo 9, versículo 14, dice:
“El que predica el evangelio, que viva del evangelio”.
En la 1ª epístola a Timoteo, capítulo 5, versículo 18, Pablo añade: “El obrero es digno de su salario”.
Por tanto, cuando Pedro llama a los pastores a pastorear el rebaño, no por obligación sino voluntariamente, no por avaricia de dinero sino con sincero deseo, no prohíbe que el pastor procure una remuneración adecuada para sostener a su familia. Lo que estos versículos prohíben es que el pastor pastoree a las ovejas con un corazón codicioso y para obtener ganancias deshonestas.
Los pastores deben servir y pastorear el rebaño con un deseo genuino que desea y busca el bien espiritual de las ovejas. La queja principal de Dios contra los líderes de Israel era que ellos pastoreaban para trasquilar y aprovecharse de las ovejas.
El Señor dice:
“Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos y no apacientan mis ovejas, no las cuidan, no las alimentan, no las reúnen, no las protegen, viven de las ovejas”.
No les importa la condición de las ovejas, ¿porqué? Porque no aman a las ovejas. Los pastores de Cristo no deben seguir tal ejemplo. Debemos evaluar nuestras vidas, nuestros corazones y preguntarnos, ¿qué es lo que nos mueve a servir en la iglesia?
¿Estamos pastoreando al pueblo de Dios porque amamos a Cristo, porque amamos a las ovejas? o ¿Estamos aquí por pago, estamos aquí por alguna remuneración, algún retiro, etc.? Debemos pastorear la iglesia por amor a Cristo y por amor a las ovejas. Los pastores de Cristo deben imitar a Cristo. Él por amor entregó su vida para procurar y asegurar el bienestar y la salvación de sus ovejas, o como otro dijo:
“Jesús mismo entregó su vida por sus ovejas. Él no era ningún peón asalariado que hacía el trabajo por dinero. A Él le interesaban genuinamente las ovejas, incluso hasta el punto de estar dispuesto a morir por ellas. Su gran amor reveló su sacrificio y servicio. Jesús pastoreó a las ovejas con una amor sincero, sacrificial y desinteresado”. Esa disposición con la que Jesucristo, el Príncipe de los pastores, pastorea sus ovejas es la que nosotros debemos imitar. Esta disposición fue la que el apóstol Pablo imitó y manifestó en su vida y ministerio. En 1ª a los Tesalonicenses, capítulo 2, versículo 8, él les dijo a estos hermanos:
“Teniendo así un gran afecto por vosotros, nos hemos complacido en impartiros no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas, pues nos llegasteis a ser muy amados”.
He aquí el motivo por el cual este hombre se entregó a servir y, ¿con qué disposición se entregó y sirvió a aquellas ovejas? Dice, “pues nos llegasteis a ser amados, no, muy amados”. Este amor que ardía en el corazón del apóstol por sus ovejas le llevó a decir a los corintios, aun cuando estos cuestionaban su integridad y la autoridad de su ministerio:
“Yo muy gustosamente gastaré lo mío y aún más, yo mismo me gastaré por vuestras almas. ¿Si os amo más, seré amado menos?”.
A pesar de la oposición y las falsas acusaciones que el apóstol encontró en Corinto, aquello que lo constreñía a seguir sirviendo a estos hermanos fue su amor por ellos.
Ahora, traten de ponerse en el lugar de Pablo. Él era el padre espiritual de los creyentes en Corinto. Padeció en aquel lugar dolores de parto para que Cristo fuera formado en ellos. Trabajó fuertemente para establecer aquella iglesia en circunstancias muy difíciles y peligrosas. Tomó de otros ministerios para no agraviarlos; trabajó allí en circunstancias complejas. Al principio él predicó en Corinto en medio de mucha oposición, Hechos 18.
En su 1ª epístola a los Corintios, él les dijo:
“Y estuve entre vosotros con debilidad, y con temor y con mucho temblor”.
El Señor por medio de una visión le dijo a Pablo:
“No temas, sigue hablando y no calles”.
Establecer una iglesia en Corinto no fue algo fácil.
Después de un tiempo, falsos maestros, hombres prejuiciados, entraron en esta congregación e indispusieron el corazón de algunos creyentes hacia el apóstol. En vez de defender a su padre espiritual, estos creyentes influidos por estas personas, cuestionaban la integridad de este hombre de Dios. Insinuaban que Pablo no cumplía sus promesas, que decía una cosa aquí pero su intención era otra. Todas estas cosas quebrantaron profundamente el corazón de Pablo. ¿Qué fue lo que le llevó a seguir sirviendo a estas personas, a tomar su tiempo para escribir la 1ª epístola y después la 2ª epístola a los Corintios, y pensar bien sus argumentos? ¿Qué fue lo que llevó a este siervo de Dios a tratar con sus hijos espirituales, quienes vinieron a la verdad y fueron salvos por medio de su ministerio? ¿Qué fue lo que lo mantuvo tratando con el corazón de estas personas?
Hermanos, fue un verdadero amor por ellos, un amor sacrificial y desinteresado que se entrega a sí mismo a buscar el bien y la felicidad de otros. Ciertamente no fue por algún beneficio monetario, pues él no quiso recibir de ellos ayuda financiera.
1º Corintios, capítulo 9, versículo 15, aquello que le movió a servirles fue un amor sincero, sacrificial y desinteresado.2ª epístola a los Corintios, capítulo 6, versículo 11:
“Nuestra boca (dice Pablo a los corintios), os ha hablado con toda franqueza. Nuestro corazón se ha abierto de par en par”.
En otras palabras, “No estoy escondiendo nada; no tengo motivos ulteriores. Les hablo con toda franqueza al decir que nuestro corazón está lleno de un afecto compasivo y amoroso por ustedes. Realmente les amamos”.
Mi hermano, ¿qué es aquello que te llevará a continuar en el ministerio año tras año, cuando te encuentres en circunstancias similares? ¿Qué impedirá que tires la toalla? El amor sincero, el amor por Cristo y el amor sincero, sacrificial y desinteresado por las ovejas. En la 2ª epístola a Timoteo, capítulo 2, versículo 9 y 10, Pablo dijo:
“Por el cual sufro penalidades, hasta encarcelamiento como un malhechor, pero la palabra no está presa. Por tanto, todo lo soporto por amor a los escogidos, para que también ellos obtengan la salvación que está en Cristo Jesús, y con ella gloria eterna”. No era suficiente que ellos entraran, sino que siguieran y concluyeran y gozaran de la gloria eterna. Y por ese fin él estaba dispuesto a sufrir todo, todo lo soportó por amor a los elegidos.
En su libro “El pastor renovado”, Richard Baxter, describe este amor sincero:
“Todo nuestro ministerio debe llevarse a cabo con un amor tierno hacia nuestra gente. Tenemos que mostrarles que no tenemos mayor placer que su progreso y prosperidad. Tenemos que mostrarles que nos entristece y nos preocupa cuando ellos son heridos y afectados. Debemos sentirnos hacia nuestra gente como un padre se siente hacia sus hijos. El amor tierno de una madre no debe sobrepasar el nuestro. Debemos sufrir dolores de parto hasta que Cristo sea formado en ellos. Ellos deben ver que en comparación a su salvación ninguna cosa externa nos interesa, sea riqueza, libertad, honor o la vida. Además debemos estar dispuestos a que nos saquen del número de los vivientes con tal de que ellos se encuentren en el libro del Cordero”.
Debemos estar dispuestos a decir con Juan:
“Estoy listo para dar mi vida por los hermanos”.
O como Pablo:
“No estimemos nuestras vidas con tal de que terminemos con gozo el ministerio que recibimos del Señor Jesucristo”.
Esta es la disposición con la que debemos pastorear a nuestras ovejas. Debemos preguntarnos nuevamente en oración delante de Dios: ¿Qué me lleva al púlpito, domingo tras domingo? ¿Es simplemente cumplir con una tarea? ¿Con un compromiso? ¿Amo realmente a mis ovejas? Queridos hermanos, si vamos a manifestar el espíritu de Cristo, si vamos a pastorear a las ovejas de Cristo, por las que Él vertió su sangre, debemos asegurarnos que lo hacemos con un amor sincero, sacrificial y desinteresado que se entrega a sí mismo.
Después de haber visto algo de la motivación con que debemos cumplir nuestro ministerio hago la siguiente pregunta: ¿Cómo nos ayudará este amor a pastorear fielmente a nuestras ovejas? Esta disposición nos ayudará a ganar los oídos y los corazones de nuestras ovejas. Tal vez no conozcan tanto de teología de Berkhof y de Calvino, pero nuestras ovejas saben que es amor y pueden discernirlo. Cuando ellas vean que les amamos, abrirán sus corazones hacia nosotros y prestarán atención a lo que debemos decirles.
Si realmente quieres que tu gente escuche el mensaje de la Palabra de Dios, es importante que prediques la palabra con un amor sincero y sacrificial. Este amor por tus ovejas les animará a buscar y a oír tus consejos. Si vas a ser fiel a sus almas, tendrás que decir verdades que serán difíciles de aceptar, verdades que quebrantarán sus corazones, pero verdades que ellas deben oír para que puedan crecer espiritualmente y obedecer al Señor Jesucristo.
Vendrán ocasiones en las cuales debemos reprender y amonestar. Si nuestras ovejas no están convencidas de nuestro amor, pensarán que tenemos algo personal contra ellas, pero si saben que les amamos, estarán dispuestas a oír nuestra enseñanza, exhortación, reprensión y amonestación bíblicas, no importa cuán fuertes sean. Las ovejas oirán con prontitud la palabra porque ellas conocen que aquel que les enseña o amonesta les ama con un amor sincero, que realmente busca su bien.
La mayoría de las personas juzgan el consejo según juzgan el afecto de aquel que da el consejo. Por tanto, cultiva un amor tierno y sincero por tu gente. Es verdad que nuestras ovejas deben seguir nuestra enseñanza sólo si es bíblica. Sin embargo, no debemos soslayar la realidad de que nuestras ovejas juzgan nuestra enseñanza según el afecto que vean en nosotros hacia ellas.
Nuestras ovejas deben seguirnos, sí. Pero deben seguirnos si estamos mostrándoles la palabra de Dios, y sus conciencias y mentes están convencidas que así es. No deben seguirnos solo porque nos aman. Para seguir lo que el pastor enseña, ellas deben estar convencidas de que esto es lo que la palabra de Dios enseña, pues no seguimos a los hombres sino a Cristo. Si lo que el pastor enseña es lo que la Biblia enseña, aunque sea fuerte y cause dolor, la oveja estará más dispuesta a oírlo porque sabe que su pastor le ama. Pastor, cultiva un amor sincero y sacrificial por tu gente. Esfuérzate por aumentar este amor de una manera tangible por medios legítimos para que puedan percibir que están en tu mente y tu corazón, están en tus pensamientos, están en tus oraciones.
Ante las ofensas debemos cuidarnos de no reaccionar incorrectamente. La ocasión vendrá cuando la oveja diga algo que nos va a herir profundamente. En tal ocasión debemos poner un freno en nuestra lengua para no ofenderles o tomar represalia.
Este amor sincero no sólo ayudará a ganar los oídos y corazones de nuestras ovejas.
En segundo lugar, también nos animará a nosotros a seguir pastoreando a las ovejas. En Hechos, capítulo 20, del versículo 33 al 35, Pablo dice:
“Ni la plata, ni el oro, ni la ropa de nadie he codiciado. Vosotros sabéis que estas manos me sirvieron para mis propias necesidades y de las que estaban conmigo. En todo os mostré que así, trabajando debéis ayudar a los débiles, y recordar las palabras de Jesucristo, del Señor Jesús, que dijo: ‘Más bienaventurado es dar que recibir’”.
Más bienaventurado es dar que recibir.
Estos versículos se usan a menudo para animar a los creyentes a ser generosos y sensibles a las necesidades de otros. Aunque se pueden aplicar de esta manera, ésta no es la aplicación principal de esta porción bíblica. No es la razón inmediata que llevó a Pablo a hacer estas declaraciones. Si consideran el pasaje cuidadosamente, se darán cuenta que Pablo no se dirige a la iglesia sino a los ancianos, o a los pastores de la iglesia. La intención de Pablo al decir estas cosas, fue recordar a estos ancianos, que lo que le animó a pastorearles y a servirles no fue su afán por enriquecerse, no fue lo que ellos podían hacer por él, sino el amor que él sentía por ellos. El amor le llevó a darse a ellos, a entregarse a ellos para servirles. El amor le llevó a dar, y para Pablo esto era una mayor bendición, como el Señor indica: “Más bienaventurado es dar que recibir”.
Es decir, la bendición mayor de los ancianos se encuentra, no en lo que sus ovejas pueden hacer por ellos, no en las atenciones con que ellas puedan atenderlos, sino en lo que los ancianos, por amor, se entregan a hacer por sus ovejas.
“En todo os mostré que así trabajando debéis ayudar a los débiles. Oh ancianos, sigan mi ejemplo, entréguense a servir a los necesitados, a sus ovejas; cumplan con su labor. Tened cuidado de vosotros y del rebaño”.
Este es el ejemplo que el mismo Señor nos mostró con su vida, ministerio y palabras. Jesús dijo: “Más bienaventurado es dar que recibir”. Más bienaventurado es amar; Dios amó y ¿qué hizo? dio a su Hijo unigénito. El amor le llevó a dar. Pastores, el amor por sus ovejas les llevará a entregarse a ellas como deben hacerlo. Recuerden que el darse por amor a ellas trae una mayor bendición. Vendrán ocasiones cuando algunos de nuestros hermanos no nos tratarán con amor, al contrario, nos tratarán mal. Pero pastor, recuerda que aquello que trae una mayor bendición no es que te amen sino que tú imitando a Cristo ames a tus ovejas. Que seamos más prontos en darnos a ellas. El amor sincero nos ayudará a ganar los oídos y corazones de nuestras ovejas. En segundo lugar, nos animará a seguir pastoreando a nuestras ovejas.
En tercer lugar, el amor sincero, sacrificial y desinteresado, nos impedirá abandonar a las ovejas cuando ellas se encuentren en dificultad o peligro. En Juan, capítulo 10, versículos 12 y 13, Jesús dijo:
“Pero el que es un asalariado y no un pastor, que no es el dueño de las ovejas, ve venir al lobo, y abandona las ovejas y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa”.
¿Y cuál es la explicación? Él huye porque sólo trabaja por el pago. El enemigo principal y mortal de las ovejas en aquellos días era el lobo rapaz. Las ovejas no tenían defensa contra este depredador. El pastor era el único que podía protegerlas. Pero si el pastor era un asalariado, las ovejas serían presas fáciles, porque al ver al lobo, el asalariado las abandonaría, huiría para proteger su propia vida o sus propios intereses. Sólo el buen pastor permanecía con las ovejas. Sólo él arriesgaba su vida para defender y rescatar a sus ovejas. ¿Por qué estaba dispuesto a arriesgar su vida para proteger y salvar a las ovejas? Por su amor sincero y sacrificial por las ovejas.
Esto es lo que nos impedirá a nosotros abandonar a las ovejas y huir cuando ellas se encuentren en peligro. El amor no nos dejará que abandonemos a las ovejas cuando aparezca el lobo de los falsos profetas, el lobo de las artimañas engañosas del error, el lobo del que quiere dañar al mensajero para que las ovejas no escuchen el mensaje de su pastor. El amor sincero y sacrificial impide al pastor huir y dejar a las ovejas por las que Cristo murió. Le impide huir y dejarlas en medio de la crisis o en manos de los falsos profetas.
“Sería fácil irme a otro lugar, con un mejor salario y no tendría que enfrentar los rostros de aquellos que me vituperan domingo tras domingo, que me acusan, que me injurian injustamente, pero el amor por Cristo y por mis ovejas, ovejas por las que tendré que dar cuenta, me impide abandonarlas”.
No es fácil introducir reformas bíblicas en las iglesias porque muchas veces nos encontramos con personas que no quieren la verdad por la influencia de los lobos en la iglesia. Estos lobos promueven una clase de vida para los cristianos en la que no tienen que luchar contra el pecado remanente, el diablo y el mundo. Esta clase de vida apela a la carne y atrae a la gente. El pastor fiel no se dejará intimidar por la popularidad de estos lobos o falsos maestros, ni por sus falsas enseñanzas, sino que continuará predicando y aplicando fielmente la palabra de Cristo.
El pastor fiel no abandonará a sus ovejas, a pesar de las amenazas que recibe contra su persona, a pesar de las acusaciones sin fundamento que dicen contra él. Él no se deja intimidar, no está allí por los elogios de la gente, por el salario que recibe, por el retiro que recibirá, por la influencia que puede ejercer en mucha gente. Él está allí porque ama a Cristo y ama a las ovejas por las cuales tendrá que dar cuenta. Es el amor que le constriñe a predicar a tiempo y fuera de tiempo, que le constriñe a trabajar arduamente hasta que Cristo sea formado en ellas.
El amor nos ayudará a mantenernos en nuestro lugar de servicio, no importa las corrientes que vengan. El pastor no huye ante el lobo o el problema. El asalariado cuando ve el peligro huye. Teme enfrentarse a los problemas de la gente, teme confrontar el pecado de su gente porque sabe que esto puede costarle su salario o la sonrisa o la aprobación de su gente. Teme que si dice la verdad, algunos se ofenderán y se irán de la iglesia. No se atreve a resistir la presión de la gente que quiere que la iglesia adopte las costumbres y los métodos del mundo.
Aarón en un momento de debilidad, cedió a la presión, no pudo resistir la presión de la multitud. Aunque conocía que la petición de la gente violaba el mandato de Dios, cedió a la presión de la gente. Tal vez pensó que su vida corría peligro, tal vez pensó que su posición estaba en peligro, “Moisés no aparece, tal vez debo preparar algo aquí por si acaso…”. En fin, dejó que el lobo de la presión le infundiera temor y huyó de su deber, no fue celoso por guardar la pureza de la adoración.
La norma de la adoración dada por Dios para aquella gente no era suficiente, no era suficiente porque ellos querían adorar a Dios a su manera. Ellos querían entretenimiento. Éxodo 32 nos dice:
“El pueblo se sentó a comer y a beber y se levantó a regocijarse”.
Josué oyó el ruido del pueblo que gritaba, dijo a Moisés:
“Hay gritos de guerra en el campamento”.
Pero Moisés dijo:
“No es ruido de gritos de victoria, oigo voces de canto”. Música.
No debemos sorprendernos por lo que está sucediendo hoy en las iglesias pues no hay nada nuevo bajo el sol. Lo que sucedió con el pueblo de Israel es lo que está sucediendo hoy. Con pretextos religiosos, se sientan a comer y a beber para ser entretenidos. Moisés vio el becerro y las danzas. ¿Qué deseaba el pueblo? Entretenimiento. Querían satisfacer su carne. La adoración era un mero pretexto para ir tras sus verdaderas intenciones. Aarón sucumbió a la presión del pueblo, dejó que el lobo de la presión y del temor a los hombres le llevara a hacer aquello que se oponía a la voluntad de Dios. Le dio al pueblo lo que el pueblo quería. Pensaban que adoraban a Dios al cantar y danzar delante del becerro, pero estaban equivocados porque la verdadera adoración a Dios no se trata de satisfacer nuestros deseos vanos y carnales sino exaltar y honrar su nombre. Por permitir que la presión le controlara, Aarón no fue fiel a Dios y no guió al pueblo a entender y someterse a la voluntad de Dios. Mientras el pueblo gozaba de su fiesta religiosa, deshonraba a Dios.
Ceder a la presión y al deseo de la gente, en lo que respecta a la adoración es una ofensa muy seria. Aarón cedió a la presión y si Moisés no hubiera intercedido por él, Dios lo hubiera destruido. Lean Deuteronomio, capítulo 9. Así que, cuando te veas tentado a ceder a la presión, piensa en la conducta de Aarón y la reacción divina para que esto te sirva como un antídoto poderoso contra la presión.
Hay un artículo, el cual no puedo apoyar en su totalidad porque creo que le falta equilibrio en ciertos puntos, sin embargo, las cosas que este artículo enseña son importantes. El título del artículo es: “La unión del calvinismo con la mundanalidad”, por el pastor Peter Masters. El autor nos llama a guardarnos del lobo de la mundanalidad:
“Cuando era más joven y recientemente convertido parecía que la meta principal de todos los cristianos celosos, fueran calvinistas o arminianos, era la consagración. Sermones, libros y conferencias enfatizaban esto, en el espíritu de Romanos 12:1 y 2, donde el apóstol encarecidamente llama a los creyentes a presentar sus cuerpos en sacrificio vivo y a no ser conformados a este mundo. El corazón era retado y despertado (eso es lo que hace el calvinismo cuando se entienden sus implicaciones). Cristo había de ser Señor de la vida de uno y el ego debía ser rendido sobre el altar en sacrificio a Él. Pero ahora, parece, hay un nuevo calvinismo con nuevos calvinistas que ha echado los objetivos antiguos a un lado. Aprendemos que cuando un rapero secular fue convertido, su instinto cristiano, como nacido de nuevo, le llevó a dejar su antigua manera de vivir y su estilo de canto. Pero el pastor evidentemente lo persuadió a no hacerlo para que pudiera cantar para el Señor. Los nuevos calvinistas no temen en invalidar la conciencia instintiva cristiana aconsejando a las personas a hacerse amigos del mundo. La soberanía de Dios proclamada verdaderamente debe incluir consagración, reverencia, obediencia sincera a su voluntad y separación del mundo. No puedes tener una soteriología puritana sin una santificación puritana. No debes atraer a personas a una predicación calvinista o de cualquier tipo usando carnada mundana. El nuevo calvinismo no es una resurgencia sino una fórmula completamente nueva que arranca la doctrina bíblica de su práctica histórica y la une con el mundo”.
El verdadero calvinismo y la mundanalidad están opuestos.
“Porque la gracia de Dios se ha manifestado trayendo salvación a todos los hombres”.
Y les dice a los raperos:
“Si tú rapeabas música rock, sigue rapeando. Aunque la música que se desea usar en la iglesia fue compuesta para promover la promiscuidad, la violencia, la inmoralidad, el desorden, aun así, sigue usándola, ahora para el Señor”.
¡No! La gracia de Dios se ha manifestado enseñándonos que, negando la impiedad y los deseos mundanos, vivamos en este mundo sobria, justa y piadosamente.
El amor muchas veces nos lleva a decir “no”. Queridos hermanos, aprendamos a luchar y luchemos contra los lobos de la presión, de la mundanalidad y el pragmatismo, etc.
La Biblia enseña a los pastores que ellos deben pastorear el rebaño con la disposición que Cristo pastorea sus ovejas. Esta disposición consta de varios elementos esenciales: un corazón de siervo, un espíritu manso y tierno, una compasión afectuosa, un amor que se entrega a sí mismo. Este amor nos ayudará a ganar los oídos y corazones de nuestras ovejas, nos animará a pastorear a las ovejas y a no tirar la toalla. Nos impedirá abandonar a las ovejas de Cristo.
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