La excelencia del privilegio
Thomas Watson
“Todas las cosas les ayudan a bien” (Romanos 8:28).
Esto es como la vara de Jacob en la mano de la fe, con la cual podemos caminar alegremente al monte de Dios. ¿Qué nos puede satisfacer o contentar sino esto? Todas las cosas obran para bien. Esta expresión “ayudan a bien” se refiere a la medicina. Varios ingredientes venenosos, habilidosamente mezclados por el farmacéutico, forman una excelente medicina y cooperan para el bien del paciente. De la misma manera, todas las acciones providenciales de Dios, al estar divinamente mezcladas y santificadas, cooperan para el máximo bien de los santos.
Aquel que ama a Dios y es llamado conforme a su propósito puede tener la seguridad de que todo en el mundo será para su bien. Esto es un estimulante cristiano, que puede hacerle entrar en calor: hacerle como a Jonatán a quien, cuando hubo probado la miel en el extremo de la vara “fueron aclarados sus ojos” (1 S. 14:27).
¿Por qué debería un cristiano destruirse a sí mismo? ¿Por qué debería morirse de preocupación, cuando todas las cosas van dulcemente a concurrir, más aún, a colaborar para su bien?
El resultado del texto es éste: TODAS LAS MANERAS DIVERSAS EN QUE DIOS TRATA A SUS HIJOS SE TORNAN, MEDIANTE UNA PROVIDENCIA ESPECIAL, PARA SU BIEN. “Todas las sendas del Señor son misericordia y verdad, para los que guardan su pacto y sus testimonios” (Sal. 25:10). Si toda senda conlleva misericordia, entonces obra para bien.
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Está disponible en Cristianismo Histórico