Tres marcas de un fiel ministro de Cristo
Tres marcas de un fiel
ministro de Cristo
Warren Peel
Resulta tan fácil pasar por alto a los «personajes menores» de las Escrituras, ¿verdad? Hombres y mujeres cuyos nombres solo se mencionan una o dos veces, sobre los que se especifica poca cosa. Epafras es uno de esos nombres que solo aparecen tres veces en toda la Biblia (Col 1:7; 4:12; Fil 23), y sin embargo era un gigante espiritual cuyo ejemplo haríamos bien en seguir. Era un plantador de iglesia y pastor de las congregaciones de las que formó parte al menos en Colosas, Laodicea y Hierápolis, por no hablar de otras localidades en el valle del Lico, en Asia Menor. Pablo lo describe en Colosenses 1:7 como «amado consiervo» y «fiel servidor de Cristo», expresión que el apóstol usa tan solo respecto a otros dos hombres: él mismo y Timoteo. Por tanto, se trata de un hombre a quien tiene en una consideración excepcionalmente alta. ¿Por qué? ¿Qué lo hacía destacar como «fiel servidor de Cristo»? Pablo menciona tres cosas:
- Una predicación fiel. Pablo afirma que los colosenses oyeron «la palabra de verdad, el evangelio» (Col 1:5) y que «comprendieron la gracia de Dios en verdad» (Col 1:6). ¿Cómo llegaron a conocer estas cosas? Colosenses 1:7: «… lo aprendieron de Epafras, nuestro amado consiervo». Cuando este hombre predicó el evangelio a aquellas personas, no se limitó a impartirles unos cuantos puntos clave: les enseñó el evangelio de manera exhaustiva y profunda, explicando sus verdades con esmero y desarrollando sus aplicaciones. Esta es, probablemente, una de las razones por las que Lucas pudo declarar en Hechos 18:19 que todos los residentes de Asia escucharon la palabra del Señor porque hombres como Epafras llegaron a oír de Pablo todo el consejo de Dios en la sala de Tirano, en Éfeso (Hch 20:27) y, a continuación, al regresar a su tierra, predicó de nuevo lo que había escuchado. Esta debería ser una de las marcas que buscamos en un fiel ministro de Cristo: que predique la palabra de verdad, el evangelio, para que el pueblo comprenda la gracia de Dios en verdad.
- Dolores frecuentes. Epafras se derramó por amor al pueblo de Cristo. Colosenses 4:13 afirma, de manera literal: «Tiene profundo interés por ustedes y por los que están en Laodicea y Hierápolis». El término «interés» no es la palabra habitual para trabajo, sino otra que solo encontramos en el Nuevo Testamento, en tres ocasiones más, y todas ellas en el libro de Apocalipsis. Es un vocablo del campo de batalla, que vibra de laboriosa tensión y esfuerzo. Epafras se entregó a los cristianos de las iglesias que estaban a su cuidado. Se esforzó en la predicación, en la oración, combatiendo la falsa enseñanza, viajando por el valle del Lico para visitar a las iglesias, aconsejando hasta bien entrada la noche, debatiendo con los falsos maestros, etc. Su vida y su ministerio giraron en torno a esas personas. Como lo más probable es que Pablo escribiera a los Colosenses desde la prisión de Roma, esto significa que Epafras recorrió unos mil novecientos treinta kilómetros (1200 millas) para buscar la ayuda del apóstol y poder responder a la falsa enseñanza que amenazaba a la iglesia colosense. De hecho, Filemón 23 da a entender que incluso fue encarcelado durante un tiempo con Pablo. Fuera este ingreso en la cárcel voluntario o no, era un hombre dispuesto a sacrificar su libertad y sus derechos por el bien de los demás, la marca de un ministro fiel de Cristo.
- La oración ferviente. Colosenses 4:12 describe a Epafras como «siempre esforzándose intensamente a favor de ustedes en sus oraciones, para que estén firmes, perfectos y completamente seguros en toda la voluntad de Dios». Este término, «esforzarse» es otro verbo que late con el sentido de la lucha. Alude a lidiar y a combatir mano a mano. Esa cantidad de esfuerzo es la que Epafras derramó en su obra de intercesión por los santos en Colosas. Y lo hacía «siempre»; el pueblo de Dios estaba constantemente en su corazón y su mente, y se entregaba por completo a orar por ellos para que pudieran crecer hasta la madurez de su fe y el conocimiento de Jesucristo. Esto es lo que hacen todos los ministros fieles de Cristo: oran por las congregaciones que están bajo su cuidado.
¿Por qué marcaban estas cosas a Epafras? Porque eran el sello distintivo del ministerio de Jesús en la tierra. Predicó con fidelidad a las multitudes y a los individuos, a tiempo y fuera de tiempo. Se derramó en favor de otros; ¿puede usted imaginar una descripción más adecuada del ministerio terrenal de Jesús, desde su nacimiento hasta su muerte, que la de Colosenses 4:13: «Tiene profundo interés por ustedes»? Y oraba constantemente por su pueblo, de día y de noche. En realidad, según Hebreos 7:25, Él sigue orando de forma incesante por su pueblo, para que podamos permanecer maduros y completamente seguros en toda la voluntad de Dios.
Ore para que su ministerio encarne estas marcas de un siervo fiel de Cristo, y refleje cada vez más las señales del propio ministerio fiel de Cristo.
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Usado con permiso. Cortesía de Gentle Reformation.