Guarda tu corazón
George Lawson
Con toda diligencia guarda tu corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida (Proverbios 4:23).
Para guardar nuestros corazones, debemos observarlos con ojo vigilante y esforzarnos por conocer muy bien los principios por los cuales se rigen y su funcionamiento interno. Es una lástima que alguien que conoce muchísimas cosas no se conozca a sí mismo, y lo más importante que debemos conocer de nuestro interior es el corazón.
Con mano fuerte debe regirse el corazón; nuestro constante anhelo debería ser someter a la Palabra de Dios toda idea y todo razonamiento, toda opinión y todo pensamiento, toda inclinación y todo sentimiento. Un jardín abandonado no estará tan lleno de malas hierbas como un alma descuidada llena de pensamientos vanos y pasiones descontroladas: un estado abominable para Dios y peligroso para nuestra propia felicidad y paz.
También debemos guardar el corazón contra esos peligros que amenazan de continuo nuestros mejores intereses. Es como una ciudad que está sitiada por el ataque de algún enemigo poderoso y astuto, y que corre el riesgo de que desde dentro se produzca la traición.
Es un gran consuelo para nosotros saber que al obedecer este difícil mandamiento nuestro trabajo no es en vano. Tenemos numerosas promesas de la gracia que nos asiste (cf. Ez. 36:26; Jer. 32:40), y si el enemigo nos sorprende, Cristo ruega por nosotros “[…] para que [nuestra] fe no falle” (cf. Lc. 22:31-32).
Extracto de “Comentario a Proverbios” por George Lawson.
Reservados todos los derechos.
Este libro está disponible en Cristianismo Histórico.