No hay una llave maestra para vivir la vida cristiana
Albert N. Martin
¿Cómo he de vivir como cristiano? Esta es una pregunta de gran importancia. Una cosa es estar seguro, sobre una base bíblica, de que Cristo me ha dado vida, pero debo también tener claro cómo he de vivir la vida cristiana.
El tipo de enseñanza que tengo en mente es algo así como esto: Aquí tenemos a un cristiano que durante muchos años se ha encontrado bajo de ánimo. Ha izado sus velas, pero no consigue llegar a ninguna parte. Parece saber poco del viento del Espíritu llevándole adelante. Aunque sus velas están izadas, parecen estar siempre llenas de agujeros. Mientras otros a su alrededor parecen hacer progresos, él parece que está inmóvil.
Pero un día en una conferencia, o al leer un libro, u ocupado en sus propias devociones particulares, encuentra un pasaje de la Escritura que lo cambia todo. Por ejemplo, lee en Juan 15 que la relación del cristiano con Cristo es como la relación de un sarmiento con una vid. Esto enciende su vida espiritual de tal manera que, casi de la noche a la mañana, se eleva a un plano enteramente nuevo de vitalidad espiritual. ¡Los agujeros en sus velas se han remendado! Es como si un potente vendaval enviado por Dios llenara sus velas, haciéndolas hincharse por completo. En consecuencia, hace más progreso sustancial en la vida cristiana en seis meses que en los últimos seis años.
Entonces cuenta a otros que la llave maestra de la vida cristiana es la comprensión de Juan 15. Se ha convencido de que si los demás sólo llegaran a comprender que la relación de Cristo con su pueblo es como la de la vid con el sarmiento, ellos también alcanzarían un plano enteramente nuevo de realidad y vitalidad espiritual en su caminar cristiano.
O nuevamente, pensemos en alguien que ha estado luchando con un pecado dominante que le deja continuamente hundido y lisiado con la culpa. Sin que otros lo sepan, se encuentra constantemente empantanado. Sus ruedas están metidas hasta los ejes en el lodo, y por mucho que cambie las marchas y pise el acelerador, simplemente hace girar las ruedas, ¡y agota el combustible y su energía!
Un día, sin embargo, en una conferencia, o leyendo un libro, u ocupado en sus devociones personales, llega al capítulo 6 de Romanos. Lee que, en la unión con Cristo, todo lo que era como “el viejo hombre” ha muerto, y la totalidad de la vida vieja ha sido sepultada en la tumba de Cristo. Ahora es un hombre nuevo en Jesucristo. Ve que es llamado a considerarlo así, y a vivir ahora como vivo de entre los muertos. Lee las palabras “el pecado no se enseñoreará de vosotros”. Ya no está más en el reino de la Ley, bajo la condenación y la culpa, y todo su poder demoledor; ¡está dentro de la órbita y la dinámica de la gracia! ¿Qué ha sucedido? Al apropiarse la fe de la enseñanza de Romanos 6, las ruedas salen repentinamente del lodo. El atribulado conductor está sobre el sólido asfalto, y cuando mete la marcha y pisa el acelerador, comienza a moverse. Entonces, a todos los que encuentra les dice: “¿Sabes cuál es la llave de la vida cristiana? Se ha de hallar, como yo la hallé, en Romanos 6”.
¿Sabes qué es una llave maestra? Es una llave que abre cualquier puerta. Pero no hay una llave maestra para vivir la vida cristiana. En ninguna parte la Biblia se nos presenta una. En vez de ello, nos proporciona una argolla clave de la que se cuelga cada texto de la Biblia. Nuestro Señor dijo: “No sólo de pan vivirá el hombre”.
Entonces ¿de qué? “De toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt. 4:4, citando Dt. 8:3). Si has de ser un cristiano bien equipado, necesitas la Palabra de Dios completa, no una supuesta llave maestra.
Pablo establece el mismo punto: “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra” (2 Ti. 3:16,17). Es la Escritura completa lo que se requiere para hacer hombres y mujeres completos. Toda Escritura es “inspirada por Dios”, y toda Escritura “es útil para reprender, para corregir, para instruir en justicia”, de modo que el hombre de Dios sea completo. Necesitamos que la Biblia completa nos haga cristianos completos.
Pensemos en cómo se describe al hombre bienaventurado en el Salmo 1. “¡Cuán bienaventurado es el hombre” –negativamente– “que no anda en el consejo de los impíos”. ¿Quieres ser bienaventurado? No serás bienaventurado si pasas las horas frente a la “tele”. En su mayor parte, el consejo de la televisión es el consejo grosero de la impiedad, explícita e implícitamente. Nadie hace ningún progreso importante en la gracia si pasa las horas mirando la televisión indiscriminadamente.
El “consejo de los impíos” viene a través de las revistas del corazón: ¡hojas de chismes! No se crece en la gracia alimentando la mente con esa inmundicia. “Cuán bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de los impíos, ni se detiene en el camino de los pecadores”. No me digas que estás creciendo en la gracia cuando admiras los modelos de vida totalmente impíos de los grandes nombres de las estrellas del rock, y dejas que las letras de sus canciones, orientadas a la droga, inicuas, empapadas de sexo, se infiltren en tu mente. No podrás ni querrás crecer en la gracia si andas, o cuando andas, “en el consejo de los impíos”.
Es bienaventurado el hombre que “no anda en el consejo de los impíos, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la silla de los escarnecedores”. En cambio, su deleite está en… ¿qué? ¿La gran llave para vivir la vida cristiana? ¡Eso no es lo que dice! El deleite del hombre bienaventurado está “en la ley del SEÑOR”, es decir, en la totalidad de la voluntad revelada de Dios. Medita en la Ley de Dios día y noche. “Será como árbol firmemente plantado junto a corrientes de agua”. Será fructífero. Será un árbol cuyas hojas nunca se marchitan. Prosperará en todo lo que hace.
No hay una llave maestra para vivir la vida cristiana. Esa idea rompe la estructura entera de la Biblia, particularmente las Epístolas del Nuevo Testamento.
¿Qué tipo de problemas tenían los cristianos en el Nuevo Testamento? Tomemos, por ejemplo, la iglesia en la ciudad de Corinto. Tenían el problema de las divisiones; el problema de la inmoralidad; tenían preguntas acerca del matrimonio y sobre la libertad cristiana: ¿haré esto, haré aquello, iré aquí, iré allí? Tenían preguntas acerca de la abnegación y los dones espirituales. Si hubiera habido una llave maestra para la vida cristiana, ¿no habría entregado Pablo esa llave y hubiera dicho: “Aquí está. Cualquiera que sea el problema, aquí está la llave”? Pero no dijo tal cosa.
Necesitas inmunizarte contra esta enseñanza de que hay una llave maestra para la vida cristiana. No hay una llave maestra, ¡por mucho que tu carne y mi carne deseen tenerla!
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Tomado de Cómo vivir la vida cristiana por Albert N. Martin. Disponible en: Cristianismo Histórico.