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Altivo, arrogante y escarnecedor (Prov. 21:24)

George Lawson

Altivo, arrogante y escarnecedor son los nombres del que obra con orgullo insolente5 (Proverbios 21:24).

El furor del altivo es muy feroz. Cuando se encuentra con la más ligera afrenta o provocación, sus pasiones arden y su venganza exige una satisfacción, sin importarle cuáles vayan a ser las consecuencias. Quiere que todo el mundo le respete y, cuando alguien contradice su opinión o no cumple sus caprichos, su furor es tal como el de una tempestad que amenaza con extender la desolación y la ruina. Así fue la ira orgullosa de Amán, que no podía saciarse solamente con la sangre de Mardoqueo, sino que quería beberse la de toda una nación.

¿Qué pretende el gusano altivo con toda esta furia? Su honor le enciende el ánimo. Tiene alto concepto de sí y no puede soportar la idea de que los demás no le traten con la misma deferencia que él tiene por su persona. Para reparar los supuestos ataques que los demás hacen contra su honor, da paso a la venganza y busca la reputación de hombre de honor y de carácter, pero defrauda sus propias opiniones y halla desgracia cuando va tras la alabanza de sus semejantes. Se le llamará altivo, y esa es una reputación tan vil que ni siquiera el altivo mismo puede soportarla, porque el orgullo prefiere esconderse debajo de las piedras antes que dejarse ver. Se le llamará arrogante y escarnecedor, porque desprecia a sus adversarios (cf. Sal. 10:5) y trata con desdén a todos los que le reprenden. Así, el escarnecedor arrogante es un personaje tremendamente detestable, porque el escarnecedor es abominación entre los hombres (cf. Pr. 24:9).

Amán agagueo y Uzías, rey de Judá, acarrearon gran deshonor sobre la memoria de cada uno de ellos por culpa de su ira orgullosa. En cambio, Moisés y Job siguen gozando de la admiración eterna de todos por su humildad y su mansedumbre. El piadoso no ambiciona alabanza, sino que recibe honra de manos de Dios. El altivo no puede vivir sin disfrutar de honra y aplauso, y la ambición y el orgullo que le dominan llenan de desprecio su nombre y su memoria.

Extracto de “Comentario a Proverbios” por George Lawson. Reservados todos los derechos. Este libro está disponible en Cristianismo Histórico.

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