Guarde silencio delante del Señor
Thomas Boston
¡Cristiano! Sus aflicciones presentes no son nada comparadas con las aflicciones y los tormentos de muchos de los condenados, quienes, cuando estaban en este mundo, ¡nunca pecaron en la medida que lo ha hecho usted! ¡Hay muchos ahora en el infierno que nunca pecaron contra una luz tan clara como lo ha hecho usted, ni contra un amor tan especial como lo ha hecho usted ni contra misericordias tan preciosas como la ha hecho usted! ¡Por cierto hay muchos ahora rugiendo en el fuego eterno que nunca pecaron como lo ha hecho usted!
¡Muchos cuyos dolores no tienen el respiro de la mitigación, a quienes se les sirve el lloro como primer plantillo, el crujir de dientes como el segundo, el gusano atormentador como el tercero y el dolor intolerable como el cuarto!
¡Ah, cristiano! ¡Cómo puede usted pensar seriamente en estas cosas y no taparse la boca, aun cuando está pasando por los más grandes sufrimientos temporales! ¡Sus pecados son mucho peor que muchos de los que ahora están en el infierno, y sus “grandes” aflicciones no son más que la picadura de una pulga en comparación con las de ellos! Por lo tanto, ¡deje de murmurar y guarde silencio delante del Señor!