No os afanéis
J.C. Ryle
Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán (Mt. 6:34).
El Señor Jesucristo conoce el corazón del hombre; sabe que estamos siempre listos para bajar la guardia ante la mundanalidad, argumentando que no podemos evitar estar ansiosos por las cosas de este mundo.
Él…nos prohíbe estar ansiosos por las cosas de este mundo. En cuatro ocasiones dice: “No os afanéis”. Por la vida, por la comida, por el vestido y por el día de mañana, “no debemos afanarnos”. No debemos prestarles una atención excesiva. Ser prudentes y proveer para el futuro es correcto; dejarnos consumir, corroer y atormentar por la ansiedad es erróneo.
El Señor Jesús nos insta a recordar el cuidado providencial que Dios tiene continuamente de todo lo que ha creado. ¿Nos ha dado “vida”? Entonces no puede haber duda de que no dejará que nos falte nada necesario para conservarla. ¿Nos ha dado un “cuerpo”? Entonces no puede haber duda de que no nos dejará morir por falta de abrigo. Aquel que nos ha creado encontrará, sin duda, alimento para darnos.
El Señor Jesús expone que la ansiedad excesiva no sirve para nada. Nuestra vida está ciertamente en manos de Dios; toda la preocupación del mundo no hará que vivamos ni un minuto más del tiempo que Él ha fijado para nosotros.
El Señor Jesús nos dice que la preocupación excesiva por las cosas de este mundo es algo totalmente impropio de un cristiano. Una característica fundamental del paganismo es vivir para el presente. Que el pagano esté todo lo ansioso que quiera: no tiene un Padre en los cielos; pero el cristiano, que tiene una luz y un conocimiento más claros, ha de demostrarlo mediante su fe y su contentamiento. Cuando perdamos a un ser querido, no debemos entristecernos como los otros que no tienen esperanza” (cf. 1 Tesalonicenses 4:13). Cuando nos acosen preocupaciones por cosas de esta vida, no debemos estar ansiosos, como si no tuviéramos un Dios, ni un Cristo.
El Señor Jesús nos ofrece una promesa de gracia divina como remedio para la ansiedad de espíritu. Nos asegura que si “buscamos primeramente” y principalmente tener un lugar en el Reino de la gracia y la gloria, todo lo que realmente necesitamos en este mundo nos será dado: “A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien”; No quitará el bien a los que andan en integridad” (Romanos 8:28; Salmo 84:11).
Extracto de Meditaciones sobre los Evangelios, Mateo por J.C. Ryle. Copyright © 2001 por Editorial Peregrino. Todos los derechos reservados. Usado con permiso del editor.
Recomendación
Si el mejor modo de entender la fe cristiana es leer los Evangelios, se deduce que los libros que siguen a estos por orden de importancia habrán de ser aquellos que ayudan a entender mejor esos Evangelios.
Al advertir esta necesidad en su propia congregación, J.C. Ryle escribió sus Meditaciones sobre los Evangelios, que se han extendido por todo el mundo durante más de un siglo sin que haya disminuido su popularidad ni su utilidad.
Las palabras “claras y directas” de Ryle son también un gran estímulo para la lectra de la Biblia. Si bien su objetivo principal es ayudar al lector a conocer a Cristo, tiene además otra idea en mente: escribe de tal manera que su comentario a Mateo pueda leerse en voz alta para otros. Al contrario de lo que sucede con muchos autores, su obra es igual de buena escuchada que leída. Hay muchos otros comentarios a los Evangelios más extensos, pero ninguno resulta tan fascinante de escuchar, ya sea en familia, en grupos o a través de la radio, como los de J.C. Ryle.
Obténgalo en Cristianismo Histórico.