Señor, auméntanos la fe
J.C. Ryle
Y al instante Jesús, extendiendo la mano, lo sostuvo y le dijo*: Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste? -Mateo 14:31
Le vemos extender su mano inmediatamente para salvar a Pedro, en cuanto este le pidió ayuda. No deja que coseche el fruto de su propia incredulidad y se hunda en las profundas aguas; parece pensar solamente en su problema, y no desear nada tanto como librarlo de él. Lo único que dice es un leve reproche: “¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?”.
Debemos resaltar, en esta última parte del milagro, la inmensa “benignidad de Cristo”. Puede soportar mucho, y perdonar mucho, cuando ve gracia auténtica en el corazón de un hombre. Igual que una madre trata con amor a su hijo y no lo rechaza por su naturaleza díscola y rebelde, así trata el Señor Jesús a su pueblo. Los amó y se compadeció de ellos antes de que convirtieran, y después de convertirse los ama y se compadece de ellos aún más. Conoce su debilidad, y es muy paciente con ellos. Quiere hacernos ver que dudar no demuestra que no se tenga fe, sino solo que se tiene una fe pequeña; y aun cuando nuestra fe es pequeña, el Señor está preparado para ayudarnos. “Cuando yo decía: Mi pie resbala, tu misericordia, oh Jehova, me sustentaba” (Salmo 94:18).
¿Cuánto anima todo esto a los hombres a servir a Cristo! ¿Qué hombre va a temer empezar a correr la carrera cristiana, con un Salvador como Jesús? Si nos caemos, Él nos volverá a levantar. Si nos equivocamos, Él nos corregirá. Pero nunca se nos privará totalmente de su misericordia. Él mismo ha dicho: “No te desampararé, ni te dejaré”, y cumplirá su palabra (Hebreos 13:5). Ojalá recordemos tan solo que si bien no hemos de despreciar la “poca fe”, no debemos detenernos ahí y contentarnos con ellos. Nuestra oración ha de ser continuamente: “Señor, auméntanos la fe”.
Extracto de Meditaciones sobre los Evangelios, Mateo por J.C. Ryle. Copyright © 2001 por Editorial Peregrino. Todos los derechos reservados. Usado con permiso del editor.
Recomendación
Si el mejor modo de entender la fe cristiana es leer los Evangelios, se deduce que los libros que siguen a estos por orden de importancia habrán de ser aquellos que ayudan a entender mejor esos Evangelios.
Al advertir esta necesidad en su propia congregación, J.C. Ryle escribió sus Meditaciones sobre los Evangelios, que se han extendido por todo el mundo durante más de un siglo sin que haya disminuido su popularidad ni su utilidad.
Las palabras “claras y directas” de Ryle son también un gran estímulo para la lectra de la Biblia. Si bien su objetivo principal es ayudar al lector a conocer a Cristo, tiene además otra idea en mente: escribe de tal manera que su comentario a Mateo pueda leerse en voz alta para otros. Al contrario de lo que sucede con muchos autores, su obra es igual de buena escuchada que leída. Hay muchos otros comentarios a los Evangelios más extensos, pero ninguno resulta tan fascinante de escuchar, ya sea en familia, en grupos o a través de la radio, como los de J.C. Ryle.
Obténgalo en Cristianismo Histórico.