Dios ha forjado un vínculo inseparable entre el sufrimiento y la gloria
John Murray
Dios ha forjado un vínculo inseparable entre el sufrimiento y la gloria. Ese fue el camino que Jesús tomó. Como Salvador alcanzó su plenitud “a través del sufrimiento”. Soportó. En Él no hubo pecado.
¡Cuánto más es el sufrimiento parte del camino que lleva a los pecadores a la perfección y a la gloria! ¡Qué abundante razón tenemos para reconciliarnos con nuestro sufrimiento! “Siempre siento mucho la necesidad de que la mano de Dios me aflija”, escribió Robert Murray M’Cheyne. Rutherford dijo: “Alabado sea Dios por el martillo, la lima y el horno”, y en una misma línea, C.H. Spurgeon escribió: “Este es el lugar del horno, la forja y el martillo”.
No debemos dejarnos engañar por la opinión moderna que nos invita a eliminar nuestros problemas y enfermedades y luego regocijarnos. El Nuevo Testamento nos invita a regocijarnos en medio del sufrimiento. Ciertamente deberíamos alarmarnos si no hemos experimentado el sufrimiento, porque sufrimos junto con Él para que seamos glorificados junto con Él. No hay gloria sin sufrimiento.
© Traducción P.A.