Eliseo en el plan redentor de Dios
Eugenio Piñero
Eliseo, discípulo y sucesor del profeta Elías, recibió su llamado al oficio profético en un tiempo tenebroso, turbulento y difícil en Israel en el siglo IX a.C. El ministerio de Eliseo se llevó a cabo durante los reinados de Acab, Ocozías, Joram, Jehú y Joacaz, por más de cincuenta años. Bajo la influencia de sus líderes, Israel estaba en gran decadencia espiritual, moral y religiosa. La apostasía, idolatría, superstición e inmoralidad caracterizaban su vida nacional.
Cuando Dios a través de Elías llamó a Eliseo, Acab todavía era rey de Israel. Este hombre hizo más para provocar a Dios que todos los reyes de Israel que fueron antes que él. Su gran error fue casarse con la princesa pagana, Jezabel, hija de Etbaal, rey de los sidonios. Era una mujer prepotente, manipuladora, indomable, vengativa y sin escrúpulos. Ella rendía su lealtad apasionada a la religión de sus antepasados. La misión de su vida era ganar el reino de su esposo para la adoración a Baal, el dios de la tormenta y el más importante en el panteón cananeo de los semitas occidentales. Los cultos a esta deidad se convirtieron en el centro de la religión nacional en Israel. Una de sus consortes era Asera y otra Astoret. Todas las orgías asociadas con el culto a Astoret se practicaron con la aprobación del estado. Los profetas y los sacerdotes de estas deidades desviaron de la adoración a Jehová. Este se corrompió y pervirtió en gran manera.
Aunque la causa de Baal fue desacreditada públicamente por Elías (1 Reyes 18:20-40), esto no detuvo el espíritu indomable de Jezabel de mantener el culto a Baal como la religión oficial del estado. Pero Dios no había terminado con Su pueblo, ni con Elías el profeta. Él envió a Elías a ungir a Eliseo, quien le sustituirá como profeta. Cuando Eliseo recibió su llamado, se desprendió de todo lo que podría ser un impedimento para él servir al Señor. Se despidió de sus familiares y amigos. Se fue tras Elías y le sirvió.
Esos primeros años de servicio fueron muy importantes en la educación, formación y preparación de Eliseo. Él los aprovechó, y cuando llegó el momento para sustituir a Elías, su educación y formación religiosa y la doble porción que recibió del cielo le capacitaron para realizar eficazmente su ministerio profético y pastoral en el pueblo de Dios (2 Reyes 2:9-10).
El estudio de la vida y ministerio de Eliseo no solo nos ayudará a alcanzar madurez espiritual (1 Timoteo 3:16-17), sino que también nos llevará a contemplar las obras maravillosas que Dios ha hecho para lograr Su plan redentor. Esta contemplación nos llevará a alabar a Dios por la manifestación de Su bondad, misericordia, fidelidad, poder y soberanía. Por lo tanto, debemos buscar y considerar las obras del Señor, especialmente Su obra de redención plasmada y descrita en Su Santa Palabra.
El Salmo 111:2 declara: “Grandes son las obras del Señor, buscadas por todos los que se deleitan en ellas”. Ya que la obra más grande y maravillosa de Dios es Su obra de redención, nosotros los creyentes debemos considerar esta obra gloriosa para ver lo que Dios ha hecho para salvarnos de nuestra miseria y ruina espiritual. Debemos contemplar Sus obras para ver cómo Él trata con las naciones para lograr Su propósito salvador (Génesis 3:15).
Sobre este asunto, el Pastor Albert N. Martin declaró:
“Cuando Pablo consideró la historia de la salvación, lo que incluye los movimientos de Dios entre las naciones, los asuntos relacionados con la incredulidad y la fe, la rebelión y el endurecimiento de los hombres, el juicio divino por su maldad, la manifestación y exaltación de Su gracia en la salvación de Su pueblo a pesar de la rebelión humana, el Apóstol exclama una de las doxologías más profundas de la Palabra de Dios. ‘¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén’ (Romanos 11:33-36).
Ahora, ¿cuándo fue que surgió esta doxología de la pluma del Apóstol? Pues esta doxología no surgió del pensamiento superficial en las obras de Dios, sino que surgió de la contemplación de la actividad soberana de Dios entre las naciones para cumplir Su propósito y Su promesa de salvación”.
Por tanto, al presentar una perspectiva bíblica de la vida y ministerio del profeta Eliseo, a la luz de la historia de la redención, mi propósito es que nuestros lectores puedan también exclamar de lo más profundo de sus corazones: ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A Él sea la gloria para siempre. Amen.
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