Un examen de los pecados ocultos II
Obadiah Sedgwick
“¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos” (Salmos 19:12).
2. Los pecados ocultos son los que más nos engañan: Por tanto, límpialos. Hay engaño en todos los pecados: El alma es engañada por el pecado siempre que peca. ¡Pero los pecados ocultos son los que más nos engañan! Son los que más fácil prevalecen entre nosotros:
Primero, porque no tenemos ese estricto y espiritual juicio de los pecados internos como lo tenemos de los pecados externos. Muchas veces, los concebimos como pecados que no existen o como pecados livianos y veniales10. Empuñar una espada y atravesar el corazón de un hombre — ¡oh, éste es un terrible asesinato!—. Empuñar una palabra falsa y atravesar su buen nombre calumniosamente, creemos igual que esto puede ser malo. Pero matar a un hombre con pensamientos maliciosos, con complots y deseos vengativos, no, esto difícilmente se considera como un asunto que merezca culpa o, al menos, muy excusable. Amados, en la naturaleza del pecado está apoderarse del alma, fácilmente, sin conmoción ni debate; y ningún pecado se apodera tan fácilmente como aquellos que apenas imaginamos que son pecados. Ahora bien, somos propensos a pensar que los pecados ocultos, sean, escasamente, pecados.
En segundo lugar, porque la mayoría [de los pecadores] evitan pecar en los aspectos externos11… No cometen ni viven, visiblemente, en tales pecados porque no les gusta la vergüenza y temen el castigo. Pero ¿cuáles son esos pecados ocultos que ninguna ley del hombre puede alcanzar y ningún ojo del hombre puede escudriñar?… El pecado oculto —siendo invisible— por lo tanto, escapa a todos los controles externos por la vista, el habla y el juicio de los hombres. Tiene que atender, principalmente, a lo que dice la conciencia, que tal vez sea ignorante o esté adormecida. Y si habla, no se la tiene en cuenta. Ahora nota: de todos los pecados, mira más los que más fácilmente te engañan. Éstos son los que más comete el hombre, los que más le afectan y en los que más tiempo permanece. Puesto que, por lo tanto, los pecados ocultos se presentan de esta manera, ¿no es necesario trabajar para ser limpiado de ellos?
3. La fuerza del pecado está en el interior; por lo tanto, esfuérzate por ser limpiado de los pecados ocultos. Si un hombre tiene fiebre, de tal manera que su lengua arde en su boca y su carne se está cocinando con calor ardiente, sin embargo, la fuerza de esa fiebre no está en su espíritu, ni en su interior: [ellos] son incendiados por algún desorden enfermizo. Lo mismo sucede con el pecado. Aunque las acciones externas son bastante malas, las fortalezas12 están dentro del alma…
4. El principal objeto de la mirada de Dios, es la estructura interior y secreta del alma: Trabajad, pues, para ser limpiados de los pecados ocultos. “Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado” (Sal. 66:18). “He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo” (Sal. 51:6). Por eso, se dice a menudo en la Escritura que Él “escudriña la mente y el corazón”, lo cual da a entender su observación especial de la estructura secreta. Es cierto que Dios acusa los pecados manifiestos. ¿Por qué? Porque no quiere que ninguno sea profano y, así mismo, emite acusación particular contra los pecados ocultos. ¿Por qué? Porque no puede soportar a ninguno que sea hipócrita. El hombre es para Dios lo que es en su interior. Si obras maldad en tu corazón, Dios te destruirá. Blanqueen su exterior con toda clase de expresiones piadosas: si aun así, pueden establecer una forma de pecar en su interior, no son más que hipócritas. El Señor los ve falsos y podridos, y Él mismo, los desechará…
Hay muchas personas que se revuelcan en pecados ocultos. El Apóstol se quejó de ellos en su tiempo: “Porque vergonzoso es aún hablar de lo que ellos hacen en secreto” (Ef. 5:12). Habla de los que vivían en fornicación e inmundicia secretas. Hermanos, ¡cuántos hay que se envuelven ellos mismos en los pensamientos secretos de la maldad aborrecible y, aun, en las acciones secretas de la misma, como si no hubiera Dios para mirarlos, ni conciencia para vigilarlos, ni Día del Juicio ante el cual comparecer13! Oh, cuán infinitamente odiosos14 deben ser a los ojos de ese Dios santo, quienes se atreven a adorarlo en público y, sin embargo, en privado, se atreven a provocarlo en su cara de tal manera. Eres como una ramera que finge maravillosos afectos a su marido externamente y, sin embargo, en casa, viola el pacto de su Dios ante los ojos de su marido. Así, ante la compañía, finges tanto por Dios y, sin embargo, en privado, te atreverás a pecar delante de su rostro. Él te ve y tu conciencia lo sabe muy bien.
Hay, al menos, tres horribles pecados que cometes a la vez: Primero, ese mismo pecado que tanto quieres encubrir. Tal vez sea un pecado del más profundo tinte. Sí, fíjate en esto: los pecados más detestables, suelen ser los que se cometen en secreto, como los adulterios de Sodoma y esas terribles clases de contaminaciones, asesinatos y traiciones, etc.
Segundo, la hipocresía, la cual es una pantalla para tu pecado, una cubierta santa para un corazón y una [vida] práctica impíos. [Esto] hace al pecador mucho más vil a los ojos de Dios por cuanto, no sólo peca contra Dios, sino que arrebata, por así decirlo, algo de Dios para cubrir y paliar15 su rebelión contra Él.
Un tercero es el ateísmo. Si no hay un ateísmo formal, si hay un ateísmo virtual. [Es] como si Dios no fuera Dios en secreto, sino sólo en público; como si Él pudiera ver [sólo] en la luz y no en la oscuridad; como si su ojo fuera, solamente, como el ojo de un hombre, mientras que Él es un ojo universal y es una Luz sin ninguna oscuridad.
Las ocasiones externas pueden inclinarnos a pecados ocultos. Amados, hay una trampa contra nosotros en casi toda la sociedad16. Tenemos naturalezas tan viles que, así como una chispa de fuego enciende fácilmente una caja de yesca17, [sólo] una palabra dicha, muchas veces, enciende un mundo de pasión, de malicia, de venganza dentro de nosotros. ¡Sí, el extravío de una mirada engendra en nosotros, secreto desdén y descontento! Sí, el desvío de una mirada puede inflamar el corazón con un exceso de lujuria. ¿No necesitamos entonces (juntando todas estas cosas), escudriñar nuestro interior para ver qué cuidado tenemos acerca y en contra de los pecados ocultos?
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10. Veniales – Sin importancia; excusable.
11. En los aspectos externos – Con referencia a lo que pensarán los demás
12. Fortalezas – Bastiones, reductos de maldad.
13. Comparecer – Cita ante un tribunal para responder a una acusación de delito.
14. Odioso – Detestable; que inspira odio, desprecio o repugnancia.
15. Paliar – Disminuir la gravedad de algo.
16.La sociedad – La compañía de otros seres humanos.
17. Yesca – Materia muy seca y, por consiguiente, dispuesta a encenderse o quemarse fácilmente.
Tomado de La Anatomía de los pecados secretos (The Anatomy of Secret Sins), reimpreso por Soli Deo Gloria, un ministerio de Reformation Heritage Books, www.heritagebooks.org.