El nombre de Jesús
J.C. Ryle
El nombre «Jesús» significa «salvador». Ese es su oficio especial. Salva a los suyos del culpa del pecado, lavándolos en su propia sangre expiatoria. Los salva del dominio del pecado, poniendo en sus corazones el Espíritu santificador. Los salva de la presencia del pecado, cuando se los lleva de este mundo a descansar junto a él. Los salvará de todas las consecuencias del pecado, cuando en el día final les dé un cuerpo glorificado. Ellos son salvos del pecado por la eternidad; aquel que se aferra al pecado, aún no es salvo.
«Jesús» es un nombre reconfortante para los pecadores cuya carga es pesada. Aquel que es Rey de reyes y Señor de señores pudo haber tomado para sí, con todo derecho, un título más eminente. Pero no lo hizo. Muchas veces, los gobernantes de este mundo se han hecho llamar «Grande», «Conquistador», «Valiente», «Magnífico» y cosas semejantes. El Hijo de Dios se conformó con hacerse llamar «Salvador». Las almas que desean la salvación pueden acercarse al Padre sin temor, y acceder a ella con confianza por medio de Jesucristo (Jn 3:17).
El nombre «Jesús» es un nombre particularmente dulce y valioso para los creyentes. Muchas veces les ha hecho bien, cuando el favor de reyes o de príncipes habría sido recibido con indiferencia. Les ha dado lo que el dinero no puede comprar: la paz interior. Ha aliviado sus conciencias cargadas, y ha dado descanso a sus corazones pesados. Dichoso aquel que no confía meramente en difusas nociones acerca de la bondad y misericordia de Dios, sino en «Jesús».
Este libro está disponible en Cristianismo Histórico.
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