Dios con nosotros
C. H. Spurgeon (1834-1892)
Le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: Dios con nosotros. —Mateo 1:23
Si Jesucristo es “Dios con nosotros” entonces acerquémonos a Dios sin dudas ni vacilación. Sin importar quién seas, no necesitas un sacerdote ni un intercesor para que te presente ante Dios ya que Él se ha acercado a ti primero.
¿Eres un niño? Si lo eres, acude a Dios por medio del niño Jesús que durmió en un pesebre en Belén. ¡Oh! Tampoco los ancianos tienen por qué quedarse atrás; al contrario, pueden tomarlo en sus brazos como lo hizo Simeón y decir: “Ahora, Señor, permite que tu siervo se vaya en paz, conforme a tu palabra; porque han visto mis ojos tu salvación” (Lucas 2:29-30) … Oh, hombre, Dios se acerca a ti en forma de hombre como tú. No tengas miedo de acudir a Jesús porque Él es tierno. No pienses que tienes que prepararte para tener una audiencia con Él o que necesitas la intervención de un sacerdote o ministro. Cualquiera podía acercarse al niño en Belén. Pienso que el buey con sus cuernos comió sin temor de la paja en la que reposaba el bebé. Jesús es el amigo de cada uno de nosotros, a pesar de lo que pecaminoso que seamos y cuan poco lo merezcamos. Los pobres no tienen por qué estar atemorizados de acudir a quien nació en un establo y fue acunado en un pesebre. Tu lugar de alojamiento no es peor que el que ocupó Él; tus posesiones no son más pobres que las suyas. Acude a Él y serás bienvenido por el príncipe de los pobres, el salvador del campesino. No te quedes atrás porque temes que eres indigno; los pastores no dejaron de acudir a Él, así como estaban, sin adornos ni ropa costosa. No veo en el relato que ellos se hayan tomado unos momentos para ponerse sus mejores ropas, sino que, envueltos en las mismas prendas que se habían puesto para abrigarse en esa fría noche, se apresuraron para estar en la presencia del niño tal como se encontraban. Dios no mira nuestro atavío; Él mira el corazón y acepta al hombre que acude a Él con un espíritu dispuesto, sin importar si este es rico o pobre. Entonces, ¡acude a Él! Acude a Él y serás bienvenido porque Dios en realidad es “Dios con nosotros”.
Sin embargo, te ruego que no tardes. Ayer, mientras pensaba sobre el tema, me pareció que es un acto imperdonable de traición el que un hombre se niegue a venir a Dios aun después que Dios se haya acercado a él de esta manera. Quizás ignorabas el amor de Dios cuando pecabas de la forma en que lo hacías; aunque perseguiste a Sus santos, lo hiciste por ignorancia en tu incredulidad. Pero, he aquí, tu Dios te ofrece ahora una rama de olivo de paz, te la ofrece de forma maravillosa ya que Él mismo vino al mundo para nacer de una mujer, para encontrarse contigo, que también naciste de mujer, y salvarte de tu pecado. ¿No lo escucharás ahora que te habla por medio de Su hijo?
Y para aquel que ha abandonado toda esperanza, que se siente tan envilecido y perdido que ya no parece existir un futuro para él, te digo que aún hay esperanza para ti; eres un hombre y el ser que está sentado a la diestra de Dios también lo es (Hebreos 1:3). Él es Dios y a la vez hombre, de modo que algo sobre este hecho debe llevarte a decir: “Sí, es posible que aun yo pueda encontrar que tengo hermandad con el Hijo del Hombre, aquel que también es el Hijo de Dios. Yo, ciertamente yo, también puedo ser elevado para estar entre príncipes, aun los príncipes de Su pueblo, por medio de mi humanidad regenerada que me relaciona a la humanidad de Cristo y de esa forma me conduce a una relación con la Deidad”. Oh, hombre, no desperdicies tu vida… Vuélvete a tu Dios con todo tu corazón y encontrarás que te aguarda un gran destino.
Ahora hermanos míos, les dirijo la última palabra a ustedes. Ya que Dios está con nosotros, estemos con Éél. Les brindo un lema para el año que se aproxima: “Emmanuel, Dios con nosotros”. Nosotros, los santos que hemos sido redimidos por Su sangre, tenemos el derecho pleno a todas estas cosas: bebamos de ellas y seamos llenos de valor. No digas: “Nada puedo hacer”. ¿Quién eres tú que no puedes hacer nada? Dios está contigo. No afirmes que la iglesia es débil y que los tiempos son difíciles. ¡No! Más bien proclama: “¡Dios está con nosotros!”. Todo lo posible y todo lo imposible: los cristianos pueden llevar a cabo cualquier cosa al mandato de Dios, porque Él está con nosotros. ¿No te das cuenta de que con las palabras “Dios con nosotros” lo imposible ya no existe? Lo que es imposible para el hombre es posible para Dios… Vivamos con estas palabras escritas en el corazón: “Lo mejor de todo es que Dios está con nosotros”. Bendito Hijo de Dios, te damos gracias por traernos estas palabras. Amén.
____
Extracto de un sermón pronunciado en la mañana del Día del Señor, 26 de diciembre del 1875, en el Tabernáculo Metropolitano, Newington.
Charles H. Spurgeon (1834-1892): predicador bautista inglés de gran influencia que nació en Kelvedon, Essex, Inglaterra.
Copyright © 2018 por Iglesia Bautista Reformada. Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en un sistema de recuperación en cualquier forma o por cualquier medio, electrónico, mecánico, de grabación u otro, sin el permiso previo del editor.
Artículo en inglés cortesía de Chapel Library