Advertencia a los jóvenes sobre el pecado
John Angell James
Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios. —Eclesiastés 11:9
Me gustaría dirigir tu atención a esa porción solemne de las Sagradas Escrituras que encontrarás en Eclesiastés 11:9… Nadie más capaz que Salomón para formar una opinión correcta sobre este tema, ya que no hubo otro hombre que tuviera a su disposición mayores recursos de placer terrenal, ni otro que con más entusiasmo se aprovechara de las oportunidades que estaban a su alcance… Su testimonio, por lo tanto, se debe considerar no como las declamaciones cínicas de un ascético5, que jamás ha probado la gratificación de los sentidos, sino como el de un hombre que había bebido de la copa hasta el fondo y que al final solamente había encontrado los residuos de ajenjo, hiel y veneno… (Sal. 75:8; Lm. 3:19).
Cuando el texto se explica correctamente, vemos que consiste en un discurso irónico6. Detrás de lo que parece ser un permiso, el lenguaje encierra una prohibición muy fuerte y directa. Es como si el escritor dijera: “Joven desconsiderado y sensual, que no tienes ni idea de lo que es la felicidad aparte de aquello que proviene de la gratificación animal, y que bebes continuamente de la copa embriagante de los placeres mundanos, sigue en tu propio rumbo si estás determinado a vivir de ese modo; gratifica tus apetitos; satisface todas tus pasiones. No te niegues nada: come, bebe y regocíjate. Ignora las advertencias de la conciencia. Pisotea la autoridad de la revelación, pero no pienses que prosperarás para siempre en los caminos del pecado o que siempre tendrás el mismo aire de jovialidad7 y de triunfo. El día del juicio está cercano, cuando tendrás que dar cuentas por todas estas cosas. Dios es ahora testigo de todos tus caminos, los toma todos en cuenta y un día te llamará a Su estrado y te pagará conforme a tus hechos”.
En esta declaración queda implícito el hecho de que los jóvenes son muy adictos a los placeres sensuales. Tal ha sido el caso en cada generación y en todo país. Es demasiado común el que no solamente ellos mismos, sino también las personas mayores y sus padres, justifiquen y palíen8 los excesos inmorales de los jóvenes. Con frecuencia escuchamos un adagio9 abominable: “La juventud es para el placer, la madurez para los negocios y la vejez para la religión”; no hay lengua que pueda expresar, ni mente que pueda concebir, un insulto más craso y ofensivo a Dios que este. En efecto, equivale a decir lo siguiente: “Cuando ya no pueda disfrutar de mis lujurias, ni tenga la habilidad de ir tras mis ganancias, entonces le entregaré a Dios un cuerpo y un alma que se han desgastado en el servicio del pecado, de Satanás y del mundo”. La perversidad monstruosa y la terrible impiedad de esta idea son tales que podríamos suponer que una explicación clara de ella conmocionaría y aterrorizaría hasta al pecador más empedernido e imprudente del mundo.
Existen muchas razones por las cuales el corazón juvenil se apega al amor del placer sensual y que, en la opinión de los jóvenes, lo justifican. A su edad, las preocupaciones no ejercen mucho peso sobre el corazón, las pasiones son fuertes, la imaginación es vivaz, gozan de buena salud, y sienten un impulso social que está en todo su vigor. Las atracciones de los compañeros son poderosas. Se imaginan que este es el tiempo idílico10 en el que podrán disfrutar plenamente del placer. Piensan que luego, cuando pase la temporada de la juventud, serán tan serios como sea necesario, y que la sobriedad, la moralidad y la religión llegarán cuando sea el tiempo natural y apropiado. El placer mundano se adorna con el atuendo voluptuoso11 y las prendas ostentosas12 de una ramera y surge en sus imaginaciones agitadas con todas las atracciones encantadoras de una belleza fascinante. Se entregan inmediatamente a su influencia y piensan que tiene la capacidad de suplirles en abundancia con toda la felicidad que anhelan. Su gran preocupación es el gratificar sus sentidos. El alma y todos sus grandes intereses se descuidan a favor de los placeres que corresponden a los apetitos carnales y esta es condenada a la degradación de comportarse nada más que como una sierva cuyo deber es contribuir a los placeres del cuerpo.
Joven, ¿puedes justificar, al estrado de la razón o de la Revelación, tal uso de la mañana de tu existencia, de la porción mejor y más hermosa de tu vida? Si en realidad existe un Dios que te creó y que te guarda, ¿es razonable que la temporada de la juventud transcurra de una forma detestable ante sus ojos? ¿Es ésta la manera de asegurar Su bendición en los días futuros? … ¿Quién ha dicho que los jóvenes pueden andar inofensivamente en todo tipo de gratificación sensual? ¿En qué página del libro de la verdad divina encuentras las concesiones a los excesos de la juventud que haces a favor propio y que los amigos insensatos también hacen por ti? “¡Ay de los que se levantan de mañana para seguir la embriaguez, que se están hasta la noche, hasta que el vino los enciende! Y en sus banquetes hay arpas, vihuelas, tamboriles, flautas y vino, y no miran la obra de Jehová, ni consideran la obra de sus manos” (Is. 5:11-12). Este es el testimonio del Señor, que se imparte tanto en contra de los pecados de la juventud como en contra de los que pertenecen a los años de mayor madurez. ¿Y no menciona San Pablo entre otros vicios el que los hombres eran “amadores de los deleites más que de Dios” (2 Ti. 3:4)? …No existe un solo deber de la verdadera piedad que sea obligatorio en años futuros que no tenga la misma autoridad sobre ti en la [actualidad]. ¿Es entonces la juventud la temporada para el placer pecaminoso? ¿Será que entregarás deliberadamente al vicio la mejor porción de tu existencia y la que ejerce la mayor influencia? Es una idea terrible, repugnante tanto ante la razón como ante la revelación.
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5. Declamaciones…ascético – las palabras emotivas, llenas de amargura, de alguien que practica una abnegación extrema.
6. Irónico – que quiere decir lo opuesto de lo que se ha expresado.
7. Jovialidad – festejo, alegría.
8. Paliar – mitigar.
9. Adagio – un dicho antiguo.
10. Idílico – tiempos felices y sin preocupaciones.
11. Voluptuosa – sensual; que sugiere el placer sensual sin restricciones.
12. Ostentoso – llamativo; que son propios de una prostituta.
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John Angell James (1785-1859): Predicador inglés congregacionalista; nació en Blandford, Dorsetshire, Inglaterra.