El que se apresura con los pies peca
George Lawson
Tampoco es bueno para una persona carecer de conocimiento, y el que se apresura con los pies peca. (Proverbios 19:2).
Carecer de ese conocimiento que necesitamos para guiarnos en la vida es muy perjudicial, porque vivimos en un mundo peligroso, lleno de fosos y de trampas, y el hombre que no tenga visión caerá tarde o temprano en la destrucción. Cuando un ciego guía a otro ciego, no pueden evitar caer en el hoyo (cf. Mt. 15:14). Pero el que guía a los pecadores ciegos es un demonio astuto con vista de lince, y con toda certeza los hará caer en la perdición (cf. Ef. 2:3).
Aunque dispongamos de conocimiento en nuestras mentes, no nos aprovechará a menos que también lo tengamos en el corazón. El conocimiento, cuando no se ama ni se pone en práctica, solo servirá para dar testimonio delante de Dios contra el que hizo mal uso de la luz y para aumentar su condenación. El hombre que tiene mucho conocimiento y malas prácticas lleva en su mano, como Urías, su propia sentencia de muerte.
No es bueno carecer de conocimiento; pero tenerlo y no utilizarlo como guía de nuestra vida no puede ser ni un ápice mejor; y “el que se apresura con los pies”, y no presta atención a su camino, peca.
No es ningún pecado, sino un deber, correr por el camino de los mandamientos de Dios (cf. Sal. 119:32); y David demostraba su sabiduría al apresurarse y no demorarse en escapar de las sendas del pecado cuando se daba cuenta de adónde le conducirían; pero seguir corriendo de forma irreflexiva adondequiera que nos lleve nuestro capricho o nuestras pasiones nos expone a mucho pecado y peligro; y, por tanto, se nos manda que tengamos cuidado de cómo andamos (cf. Ef. 5:15), que mantengamos la vista en el terreno que pisamos para que no sea resbaladizo, y que observemos el sentido del deber para que no lo transgredamos. Hasta en los negocios que son legítimos se nos arrastrará al pecado si no tenemos cuidado; porque el diablo nos tiende trampas por todas partes en este malvado mundo y “[…] el que se apresura a enriquecerse no quedará sin castigo” (Pr. 28:20).
Aunque deberíamos correr por los caminos del Señor y no desmayar, sin embargo en nuestra carrera religiosa la precipitación irá acompañada de mucho pecado. Debemos tomar la lámpara de la Verdad porque, de lo contrario, sin duda tropezaremos por correr en la oscuridad (cf. Pr. 4:12).
Del mismo modo que la precipitación y la irreflexión son pecaminosas, también son la causa de una gran parte del pecado que hay en el mundo. Los hombres no escogerían los caminos de iniquidad, o al menos no persistirían en ellos con tanta resolución, si no fuera porque carecen de conocimiento y de inteligencia, como dice claramente Isaías refiriéndose a los idólatras (cf. Is. 44:19-20).
Extracto de “Comentario a Proverbios” por George Lawson. Reservados todos los derechos. Este libro está disponible en Cristianismo Histórico.