Mujer virtuosa
George Lawson
Ella le trae bien y no mal todos los días de su vida (Proverbios 31:12).
Hay algunas esposas que son una plaga constante para sus maridos, porque los humillan con su comportamiento despiadado y perverso cada día y cada hora de su vida.
Hay otras que traen algún bien a sus maridos, pero al mismo tiempo les traen tanto mal que no es posible ni apropiado llamarlas mujeres virtuosas. Cuidan bien de sus propiedades y no gastan un penique sin necesidad, pero irritan a sus maridos y quitan la gracia a todas las comodidades de la vida con sus contiendas perpetuas y con sus discusiones por nimiedades.
Pero la mujer virtuosa “trae bien y no mal” a su marido, y no solo en ciertas ocasiones, sino “todos los días”. Algunas esposas se parecen a los días de abril; unas veces son serenas y agradables, otras son tempestad y furia, y otras como una gotera continua (cf. Pr. 19:13). La mujer virtuosa pone tanto cuidado en agradar a su marido con un carácter suave y dulce como en gobernar sus asuntos con juicio (cf. Sal. 112:5). Es la misma hoy que mañana, y que ayer. Después de veinte años de matrimonio y después de cincuenta es la misma que durante el primer mes. Ni la enfermedad, ni la pobreza, ni la vejez, ni siquiera los errores en que su marido pudiera caer respecto a la dirección de los negocios de su familia pueden apagar su amor. Cuanto más la necesita su marido, más goza este de la simpatía tierna de su esposa. Si, por la fragilidad de la naturaleza humana, a veces fuera tan desagradecido como para hablar con rudeza a su mujer, ella le soportaría y le perdonaría. Cuando muera su esposo, la mujer virtuosa guardará su memoria con cariño; y cuando la unión se rompa por la separación, ella seguirá trayéndole bien, mostrándose bondadosa con sus hijos por amor a él.
Extracto de “Comentario a Proverbios” por George Lawson. Reservados todos los derechos. Este libro está disponible en Cristianismo Histórico.