Mujer virtuosa
George Lawson
En ella confía el corazón de su marido, y no carecerá de ganancias (Proverbios 31:11).
Se comporta de forma tal que está fuera de toda sospecha respecto a nada que no se ajuste con la virtud estricta. Cuando César se divorció de su mujer y se le preguntó la razón, dijo que la mujer de César no solo debía estar libre de culpa, sino también de sospecha. Todos los cristianos tendrían que andar de forma tan inofensiva que el adversario que desee difamarlos no encuentre nada malo que decir de ellos; pero especialmente las esposas deberían, por amor a sus maridos y a sí mismas, mantenerse alejadas de todo lo que pueda empañar su reputación, porque es muy fácil de manchar y muy difícil de limpiar.
Algunos maridos sospechan indescreciones de sus mujeres sin tener el más mínimo motivo para ello; pero tales necios son tan pocos habituales que la profetisa no los tiene en cuenta. Da por sentado que el marido de la mujer virtuosa confiará en su fidelidad y en su prudencia, puesto que ella merece tanto esta actitud de parte de su esposo. Dar motivos de sospecha es malo en la mujer; sospechar sin causa alguna es extremadamente ingrato de parte del hombre. Ser digna de confianza forma parte del deber de la mujer virtuosa y, además, resulta agradable al marido. La armonía que surge entre los corazones como resultado de la estima mutua del marido y la mujer proporciona el placer más deleitoso que nada puede dar aparte de la religión; y, cuando además hay verdadera piedad en ambos cónyuges, la vida matrimonial se convierte en una especie de Cielo en la Tierra.
El corazón del marido de la mujer virtuosa se regocija no solo en sus deleites presentes, sino en las agradables perspectivas de felicidad y contentamiento futuros. Sabe que su casa está gobernada con tanta frugalidad y prudencia que no cabe el menor temor a la pobreza. No necesita abandonar a su familia y dedicarse a la vida militar para enriquecerse con las ganancias de la guerra. No siente la tentación de entregarse a la injusticia y a la rapiña para compensar ningún despilfarro de su fortuna; porque su esposa lo gobierna todo para su mayor provecho. La mujer virtuosa hace bien al alma de su marido, además de a su cuerpo; porque su comportamiento le protege de esas tentaciones que incitan a la iniquidad donde caen otros hombres que no gozan de la misma feliz unión que él, y se ven arrastrados al pecado y a la desgracia.
Extracto de “Comentario a Proverbios” por George Lawson. Reservados todos los derechos. Este libro está disponible en Cristianismo Histórico.