El que desprecia la palabra pagará por ello
George Lawson
El que desprecia la palabra pagará por ello, pero el que teme el mandamiento será recompensado (Proverbios 13:13).
Todos ofendemos en muchas cosas, pero no todos despreciamos la Palabra de Dios. Los buenos tienen razones para lamentar sus múltiples transgresiones contra el mandamiento y, sin embargo, sienten un amor y un cariño sinceros hacia él y desean de todo corazón que “[sus] caminos sean afirmados para guardar [los] estatutos [de Dios]” (Sal. 119:5).
El que siente desprecio por una sola de las palabras de Dios, por muy insignificante que pueda parecerle, será destruido por la venganza divina; porque todas las letras más pequeñas y las tildes de la Ley fueron formuladas por la temible autoridad del Legislador (cf. Mt. 5:18-19). El que desprecia su autoridad no desprecia a un hombre, sino a Dios, y estará entre aquellos a quienes se les dirá: “Mirad, burladores, maravillaos y pereced […]” (Hch. 13:41). Por el contrario, el que respeta la autoridad del Señor y se esfuerza de todo corazón, mediante la gracia de Dios, por gobernar sus pasos no a la manera del mundo, ni buscando sus propios intereses, sino conforme a la voluntad del Señor, tal hombre será recompensado por la misericordiosa aprobación divina y experimentará todo ese favor que Dios promete a través de Cristo a los que temen su nombre (cf. Is. 66:2; Mal. 4:2).
Todo esto lo hizo mi mano, y así todas estas cosas llegaron a ser —declara el Señor.
Pero a éste miraré: al que es humilde y contrito de espíritu, y que tiembla ante mi palabra (Is. 66:2).