Acción de gracias y la vida cristiana
Albert Mohler
La observancia tradicional estadounidense del Día de Acción de Gracias es parte integrante de nuestra experiencia nacional y fundamental para la religión civil. Esta fiesta tiene sus raíces en la primitiva era colonial estadounidense, y yo ciertamente así lo sentí cuando estuve con mi esposa Mary en Plymouth Rock el pasado fin de semana. Mirando el lugar donde atracó el barco y los restos de Plimoth Plantations, a uno le impresiona el peso de la historia.
No es de sorprender que el suceso que originó la conmemoración de Acción de Gracias sea ahora el tema de un desenfrenado debate histórico. Lo que no entra en este debate son las dificultades que rodearon a los colonos peregrinos cuando intentaron establecer su “Comunidad Piadosa” en una nueva tierra. Por lo menos la mitad de aquellos que sobrevivieron el viaje en el Mayflower murió durante el primer invierno en la Nueva Tierra.
A pesar de todo, los registros de los colonos de Plimoth indican un tema recurrente de gratitud y agradecimiento a Dios, incluso en medio de tanto dolor constante y tragedia.
Para algunos, esto parece fuera de lugar, pero es un tema fundamental de la vida cristiana y de la perspectiva bíblica. El hecho simple y alarmante es que el teísmo fuerza una dura pregunta: ¿Es Dios bueno o malo? Una vez que entendemos la bondad de Dios, el agradecimiento se convierte en algo esencial para nuestra vida, nuestra adoración y nuestra cosmovisión.
En el Nuevo Testamento, pocos dejan este punto tan claro como el apóstol Pablo. Como David W. Pao demuestra en su libro Thanksgiving: An Examination of a Pauline Theme [Acción de Gracias: examen de un tema paulino], Pablo había aprendido a dar gracias en toda circunstancia que se pudiera concebir, y para él esto incluía los azotes físicos, la cárcel, el rechazo, la subversión y hasta el posible martirio por causa del Evangelio.
Uno de los aspectos más útiles del estudio de Pao es la forma en la que trata el tema de la ingratitud definiéndola como “una de las marcas que distinguen a los incrédulos”. Cuando Pablo escribe sobre la humanidad que se subleva contra Dios, explica que la ingratitud es una señal indicadora de la rebeldía. Pablo explica que “ni le glorificaron como Dios ni le dieron gracias” (Ro. 1:21).
Esta es una perspectiva verdaderamente útil. La gratitud y el agradecimiento hacia Dios se convertirán en algo natural para el creyente que ha experimentado la gracia y la misericordia de Dios en Cristo, casi como un reflejo consciente y cuyas raíces se encuentran en el corazón. De este modo, una falta de agradecimiento hacia Dios indica un gran problema, quizás tan grande como la incredulidad.
Esto ayuda a ponerlo todo en la perspectiva correcta.
¡Feliz Día de Acción de Gracias a todos!
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