La feminidad virtuosa
No existe una visión más alta de las mujeres que la que se muestra en la infalible Palabra de Dios. Por eso, ninguna otra religión o sistema de filosofía (incluido el ateísmo y el feminismo) exalta a las mujeres como lo hace el cristianismo…Allí encontramos la dignidad, la seguridad y la prosperidad de las mujeres tan altamente valoradas que hasta se dice a los hombres que sacrifiquen sus mismas vidas por ellas. A los hombres se les ordena amar, alimentar, proveer para ellas y protegerlas. Las mujeres han de ser tratadas como valiosas porque ellas son valiosas y porque su contribución al propósito eterno de Dios y a la vida de familia es indispensable. Además, su dignidad se hace todavía más evidente cuando ellas aceptan sus oportunidades y limitaciones bíblicas. Cuando ellas hacen esto, las bendiciones llueven del cielo.
John Angell James escribe: “No es posible que se derrumbe una comunidad en la que la mujer cumple con su misión, porque, por el poder de su noble corazón sobre el corazón de otros, ella la levantará de sus ruinas y la restaurará de nuevo a la prosperidad y gozo”.1 Sin embargo, las filosofías, sistemas sociales y movimientos dominantes en el mundo moderno han desfigurado gravemente la belleza, el poder y el servicio de la feminidad. Estas falsas doctrinas afirman que una mujer sólo puede realizarse y ser feliz trabajando en contra de la manera que Dios le ha designado y ordenado. Como resultado, muchas mujeres han cambiado las bellezas de la feminidad por los roles de los hombres, tratando de vivir vidas de hombres y de llevar sus cargas. Estas mujeres ven las responsabilidades de la feminidad bíblica como limitaciones a su libertad personal, en vez de como oportunidades para glorificar a Dios y construir Su reino. Pero en realidad, al tratar de cambiar sus roles bíblicos, ellas han abandonado la paz de la obediencia por la confusión de la servidumbre a través de una impía forma de independencia.
Dios promete perdón y restauración para aquellas mujeres que se arrepientan y que se vuelvan a Su propósito para ellas. Sólo Dios puede restaurar la feminidad. Sólo Dios puede ganar el corazón de la mujer para que vuelva a Sus caminos, dándole instrucción vivificante por Su Palabra y enseñándole a cómo dar gloria a su Creador a través de su feminidad.
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