La hermosura de JesúsUn retrato del carácter humano perfecto de Jesucristo
Clifford Pond
En los últimos años de mi adolescencia, y con un uniforme de las Fuerzas Aéreas británicas, muy lejos de casa, me encontraba en una iglesia que no me era familiar. No me acuerdo de la primera parte del culto, pero el sermón fue inolvidable. En aquellos días no había mucha espontaneidad en los cultos de adoración, pero el Señor retuvo esta ocasión en mi mente mediante la primera cosa informal que yo había escuchado jamás en una iglesia. El pastor elevó la oración final, y entonces sucedió. Comenzando de una manera muy callada, pero aumentando en fervor, toda la congregación se puso a cantar:
Que la hermosura de Cristo se vea en mí
Toda su maravillosa compasión y pureza.
El mensaje nos había cautivado a todos. Me pregunto si los demás recuerdan aquel culto con tanto agradecimiento como yo.
En aquellos días la gran batalla para los evangélicos era defender la deidad de Jesucristo. Si algunos se atrevían a hablar del ejemplo de Jesús, corrían el riesgo de ser sospechosos de falta de solidez. La humanidad de Jesús se olvidaba en la lucha por su deidad. Creo que esa es la razón porque aquel sermón se destacó tanto para mí; era sobre el carácter perfecto del hombre Jesús, y yo fui inducido a amar y servir a aquella persona maravillosa como no lo había hecho antes.
Algunos años más tarde encontré el libro Into the Same Image (En su misma imagen) de R.E.O. White. Repleto de citas de la Escritura, este libro insistía en que “la idea de la conformidad con Cristo es…el propósito de Dios en la Salvación”. La tercera parte dibujaba un retrato del carácter de Jesús. Para mí, esto conducía todo el asunto de la vida perfecta de nuestro Señor al centro de la experiencia cristiana.
Desde entonces, he aprendido que la vida perfecta del Señor, también tiene significado en las aflicciones más profundas de la experiencia humana. Como pastor, he tratado de ministrar a personas cuyas situaciones estaban repletas de frustración y aturdimiento. La pregunta se eleva al alto Cielo: ¿Por qué?, ¿por qué? La respuesta bíblica final está en Romanos 8:28,29.
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.
¿Cuál es el “bien” hacia el cual ayudan “todas las cosas” que nos suceden? Necesitamos el versículo 29 para completar lo que Pablo está diciendo:
“Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo…”
Pablo no nos está diciendo que, sin importar lo que nos sucede, escaparemos a los problemas graves. Tampoco nos está haciendo una afirmación general de que algún bien surgirá de nuestras experiencias. Por el contrario, el apóstol es muy específico en cuanto a que el Señor hace que cada evento en la vida añada una nueva dimensión a nuestro crecimiento en la semejanza a Cristo. El Señor puede estar dándonos experiencias dolorosas que serán útiles en nuestro servicio cristiano o para aconsejar a otros. Él puede estar fortaleciendo nuestra fe y haciéndonos más agradecidos, más conscientes de nuestra dependencia de Él. Es posible que nosotros no entendamos por el momento si estas cosas son pertinentes en una determinada experiencia traumática, pero una cosa es absolutamente cierta: el objetivo de Dios es siempre hacernos más como su amado Hijo. Podemos ser dejados en la pobreza, tratados con injusticia o dejados totalmente aturdidos por lo que nos sucede. La respuesta a la pregunta “¿por qué?” es siempre la misma: “Quiero ver a mi Hijo reflejado en ti”.
Y luego, cuando llegué a la edad de tener derecho a recibir una pensión del Estado, comencé a hacerme una serie de preguntas importantes. ¿Cuál es el objetivo y la meta de la vida ahora? Supongamos que ya no pueda escribir este libro. ¿Cuál sería entonces el propósito de mi vida?
Estoy seguro que es correcto que yo quiera servir al Señor tanto tiempo como sea capaz de hacerlo; de hecho, mi deseo de hacerlo no ha disminuido. Sin embargo, al afrontar estas preguntas, me vi obligado a darme el mismo consejo que he usado para ayudar a otros. Y esto es lo más dificil de todo, porque pone a prueba nuestras motivaciones. ¿Por qué quiero servir al Señor? ¿Por qué pienso que me sentiré tan frustrado cuando ello no sea ya posible? Seguramente es porque aun ahora no he ordenado mis prioridades correctamente. He visto cristianos envejecer con amargura, cinismo, orgullo y envidia. Han sido un obstáculo a creyentes jóvenes y han sido una pesada carga para su iglesia. No obstante, he visto envejecer a otros con amabilidad, los jóvenes les amaban y sus iglesias les valoraban. Cuando todo lo demás nos es quitado, esta meta de ser como Cristo permanece; el proceso de transformación continúa, hasta se apresura según se acerca el traslado a la gloria.
Lo que espero haya sido una creciente madurez también ha producido una creciente conciencia de pecado. Como resultado de ello, he aprendido a valorar la perfección absoluta de Jesús como no lo había hecho nunca. Cuanto más devastador es el conocimiento de la corrupción del corazón y la mente, mayor es el sentido de la necesidad de la justicia inmaculada que Jesús, nuestro intercesor presenta a Dios en favor nuestro. Se ve que esa perfección es vital; nuestro destino final depende de ella. Además, este sentido creciente de pecaminosidad y debilidad nos hace comprender nuestra tremenda necesidad de orar:
Oh tú, Espíritu Divino, purifica toda mi naturaleza
Hasta que la hermosura de Jesús se vea en mí.
(ALBERT ORSBORN)
Entonces se deduce que la adoración ha adquirido un nuevo significado cuando uno aprecia cada vez más la hermosura impresionante y la perfección inmaculada de Jesús.
Extracto de La hermosura de Jesús por Clifford Pond, usado con permiso de Editorial Peregrino.
Recomendamos este libro. Está disponible en Cristianismo Histórico.
La Hermosura de Jesús
Índice
Prólogo………………………………………………….………………..….13
Introducción……………………………………….……………….….….15
- Niñez…………………………………………..………………..21
- De los doce en adelante…………………………….…….27
- Palabras de gracia………………………………..….…….35
- Sin mancha del mundo……………………………….….39
- Humilidad…………………………………………………….47
- Obediencia……………………………………………..…….55
- Carácter de siervo……………………………………..…..61
- Fortaleza………………………………………………………67
- Victoria sobre Satanás……………………………………75
- Amor paciente y bondadoso……………………………79
- Amor desinteresado………………………………………87
- Amor que todo lo soporta………………………………93
- Gozo…………………………………………….…….……….99
- Tensiones………………………………………..….….….105
- Emociones……………………………………….……..….111
- Confianza…………………………………………….…….119
- Pureza………………………………………………….……127
- Integridad………………………………………..………..131
- Simetría perfecta…………………………..……………135
- ¿Importa?………………………………………………….141
- La imitación de Cristo………………….……….…….151
- ¿Es justo?………………………………………………….157
- El parecido familiar…………………….……………..163
Epílogo…………………………………………………………………..171
Apéndice. Cuestiones acerca de la perfección de Jesús..173
Bibliografía…………………………………………………………….183