Carta abierta a los padres de adolescentes con respecto a Facebook
Cuando Mark Zuckerberg fue nombrado por Time “Persona del Año” en el 2010, reflejaba el impacto que Facebook está teniendo en nuestra sociedad. Siendo estudiante de segundo año en Harvard, Zuckerberg empezó un servicio web que se reconoció como “guía online para conectar a las personas a través de redes sociales en las universidades”. La idea consistía en reflejar los tipos de interacciones que los estudiantes podían tener unos con otros. Este año, Facebook añadió a su miembro número quinientos cincuenta millones y su crecimiento actuar se cifra alrededor de unas setecientas mil personas por día. Uno de cada doce personas del planeta es titular de una cuenta de Facebook y, hacia finales del 2010, el sitio registraba que uno de cada cuatro estadounidenses accedía a páginas de este servicio.
¿Por qué es tan importante? ¿Y qué pasa? ¿Por qué preocuparse por ello? ¿Qué importa si nuestros adolescentes figuran en esa página o no? ¿Acaso no es algo que los adolescentes hacen y que pasará cuando crezcan? Los adolescentes siempre se han reunido en grupos y han interactuado sobre cada aspecto imaginable de su vida. Siempre han conocido a personas en la escuela y en otros lugares de los que nosotros, como padres, no tenemos ni la más remota idea. Han compartido fotos, música y han hablado de asuntos. Que usaran fotos físicas, textos, teléfonos o ahora Facebook, ¿no están haciendo sencillamente lo que siempre han hecho los adolescentes?
Algunos de los peligros de Facebook
Estas son, en mi opinión, preguntas que en justicia se deben formular. En un sentido, yo estaría de acuerdo en que los adolescentes no son distintos ahora de lo que han sido siempre. Aunque Facebook tiene beneficios reales, también existen algunos peligros reales. En lugar de entrar en detalles en esta breve carta, permítanme sugerir unos cuantos de ellos:
La permanencia
Lo que se publica en Facebook está a disposición de otros que pueden verlo y, tal vez, permanezca allí durante mucho tiempo. Hasta el presidente Obama, en un discurso televisado en septiembre del 2009 a las escuelas estadounidenses, les advirtió: “Tengan cuidado con lo que publican en Facebook. Cualquier cosa que hagan será utilizado más tarde en su vida”.
Tal vez todos nosotros, siendo adolescentes, hicimos cosas que ahora nos harían sentir incómodos. Sin embargo, la diferencia está en que probablemente, con toda seguridad, hace ya mucho tiempo que las consecuencias de las mismas desaparecieron. No se puede decir lo mismo de Facebook, cuyos registros pueden perdurar mucho más tiempo del que podríamos imaginar. Patrones, tutores de admisión a la universidad y otros verifican ahora Facebook. ¿Qué ocurre si llegan a esa foto o ese comentario que nuestros hijos publicaron en un momento de estupidez?
La intrusión
¿No les gustaría estar al tanto de las amistades de su hijo si estos visitaran su hogar? Con Facebook, usted las está invitando a su casa y a la computadora de sus hijos, su teléfono móvil o cualquier otro artilugio. Les está dando permiso para entrar y la capacidad de compartir en la vida cotidiana de sus hijos a la vez que en su vida familiar, ya que, en cualquier momento, los adolescentes pueden muy bien publicar información sobre lo que está ocurriendo dentro del círculo familiar.
La obsesión
¡Facebook puede volverse fácilmente adictivo! Esa es la genialidad de la página web. El motivo de que cree adicción es otro asunto, y los psicólogos podrían debatir sobre ello. Pero los adolescentes (¡y otros!) están obligados a compartir. ¡Esta generación es célebre por ser tan abierta y compartir detalles de todo! Quieren saber qué está ocurriendo con sus amigos y necesitan pensar que a otros les importan lo que ellos hacen y piensan. Como en el caso de los mensajes de texto, parece existir una necesidad de verificar Facebook varias veces al día (¿cada hora?). Algunos de los juegos de Facebook son igualmente adictivos. De ello da fe el aumento de juegos como Farmville o Mafia Wars. Tal vez no sean cuestiones exclusivas de los adolescentes, pero el tema de la adicción potencial es, no obstante, real.
Robo de identidad
Los adolescentes son particularmente proclives a no tener recelo a la hora de sincerarse ni al tipo o la cantidad de información que comparten. En un estudio del 2009, los investigadores desarrollaron una herramienta para calificar la información revelada en Facebook. Lo que descubrieron fue que a medida que la edad aumenta, se revela menos información personal. En otras palabras, las personas más mayores son más prudentes cuando revelan información personal. Debería preocuparnos que los adolescentes se vean persuadidos a revelar más sobre su identidad. El peligro más común e importante es el robo de identidad; se han creado muchos perfiles falsos basados en información en vivo tomada de perfiles de personas reales.
La inducción
El siguiente reportaje de interés sobre un juicio que tuvo lugar en Manchester, Inglaterra, nos ayuda a entender los peligros: “Un pedófilo aterrorizó a una escolar a través de la página de la red social Facebook tras engañarla para que lo aceptara como ‘amigo’. Robert Sumner acosó a la adolescente en la red y la bombardeó con mensajes en los que le exigía que tuvieran un encuentro. Cuando se negó, le dijo que sabía dónde vivía y la amenazó con violarla… El juez Iain Hamilton afirmó que la madre de la muchacha había permitido, erróneamente, que su hija accediera a la red social y dijo que este caso ponía de relieve los peligros de que los más jóvenes usaran este tipo de páginas web”.
Crear una falsa existencia
Un comentarista explica: “En la universidad conocí a estudiantes que pasaban horas cultivando su página de Facebook a diario. Tenían que parecer populares y ocupados en el sitio web, porque, en cierto nivel, pensaban que esto se traduciría en vida real. Pero, extrañamente, aquellos que tenían centenares de “amigos” en Facebook —o miles de seguidores en Twitter— eran siempre los que parecían estar más solos… Una “existencia paralela” online significa estar sentado, en el planeta tierra, frente a la pantalla de una computadora”.
¿En qué consiste Facebook?
Una de las cosas de las que tenemos que tomar conciencia es que Facebook no es una empresa altruista e inocente. ¡Todo es cuestión de dinero! Aunque se diga que su creador, Mark Zuckerberg, es indiferente a su fortuna, quienes respaldan Facebook no lo son y el hecho de que valga más de cincuenta mil millones de dólares es importante para ellos. Facebook consigue su dinero a través de los anuncios; esta es su genialidad. Anunciarse en televisión puede ser un tanto indiscriminado. La publicidad online con Google es, en cierto modo, más discriminado ya que requiere que alguien haga “click” en un enlace, con la suposición de que el experto esté interesado en aquello que ha seleccionado. Sin embargo, con Facebook, los anunciantes pueden catalogarse por interés, género, edad y un montón de cosas más. Los anunciantes pueden ver qué les gusta a los amigos y qué no. Vivimos en un mundo donde una de cada doce personas está conectada a través de una única red social ¡y a los anunciantes les gusta esto! El santo grial de anunciarse es conseguir amigos que recomiende productos a otros. Esto es exactamente lo que Facebook puede proporcionar. Hacer dinero no es necesariamente malo, pero es necesario que seamos conscientes de lo que motiva a páginas web como Facebook.
¿Existen algunos beneficios?
Desde luego que hay beneficios. Para algunos, quizá para la mayoría, es sencillamente un pasatiempo inocente y relajante; conectan con amigos y familiares, algunos de los cuales pueden vivir en otro país. En un artículo del Periódico de investigación adolescente, un investigador llegó a la conclusión de que, “para los adolescentes, los beneficios de la interacción online sobrepasan los peligros”. El artículo prosigue diciendo que “en los debates en la red, los adolescentes tienen la oportunidad de desarrollar un pensamiento crítico y aptitudes de argumentación. Pueden hallar apoyo de los grupos de colegas online, explorar cuestiones de identidad, conseguir ayuda con los deberes y formular preguntas sobre cuestiones sensibles que podrían temer plantear cara a cara. Pueden desarrollar sus talentos en comprender los asuntos desde la perspectiva de otros”.
Para la familia de la iglesia cristiana, puede proporcionar la oportunidad que permanecer en contacto con misioneros, por ejemplo, que, de otro modo, se sentirían muy aislados. Algunos usan Facebook como una oportunidad de publicar versículos bíblicos y otras citas de utilidad. Para otros, puede ayudar a proveer un verdadero conocimiento profundo del estado emocional de un amigo y, por tanto, proporcionar apoyo y ayuda.
¿Qué deberían hacer los padres?
Esta es una decisión que necesita hacerse de forma individual y como cuestión de consciencia. Algunos padres han decidido que Facebook no debería formar parte de su vida familiar. Otros han limitado el tiempo en la web (¡¡en su opinión!!), y los hay que tienen una política abierta. Sin embargo, cualquiera que sea la decisión que se tome, debe ser después de considerar cuidadosamente los peligros potenciales y los beneficios, todos ellos sopesados a la luz de nuestra comprensión de nuestros propios hijos. Lo que debemos evitar es la tendencia a ignorar por completo o exonerar a Facebook de cualquier peligro potencial, o a culparlo de todos nuestros males. El pecado viene del interior, aunque también debemos ser sabios a la hora de exponer a nuestros hijos al riesgo. Para algunos, prohibir Facebook sería una opción válida, mientras que para muchos no lo sería, porque los adolescentes encontrarán probablemente una forma de crear y mantener una presencia en Facebook de todos modos.
Algún consejo de sentido común puede ser, no obstante, de utilidad. Deberíamos:
Preguntarles a nuestros adolescentes cuánta información personal han revelado. Deberíamos verificar su configuración de Facebook con ellos para asegurarnos de que solo están compartiendo información con amigos.
Explicarles que deberían ser precavidos y no revelar información como la edad, el sexo, la localidad, la altura, el peso, las medidas, la dirección y la ubicación escolar que los extraños pudieran ver.
Pedirles que hagan una pausa y piensen antes de publicar cualquier información online.
Insistir en que no publiquen nunca fotos que puedan hacer que se avergüencen en el futuro y afectar negativamente situaciones como proyectos educativos o empleos. La norma debería ser siempre la siguiente: si tienes dudas, ¡no lo publiques!
Es necesario que les recordemos que no crean todo lo que se ve en Internet.
No deberíamos temer hablarles sobre Facebook. En realidad, una de las mejores formas de hacerlo puede ser abrir nosotros mismos una cuenta y usarlo de un modo constructivo como ponernos en contacto con misioneros.
También es necesario que seamos coherentes. No es bueno irritarnos con nuestros adolescentes por pasar demasiado tiempo en Facebook si nosotros estamos obsesionados por cualquier otra cosa, ya sea el correo electrónico, los deportes o mil otras distracciones. Por ejemplo, algunos han adoptado la medida de “teléfono congelado” [es decir, no utilizarlo] para todos los miembros de la familia cuando están en casa. Esto puede servir para impedir que nuestros adolescentes envíen demasiados mensajes de texto, ¡pero seríamos hipócritas si nosotros mismos no fuéramos capaces de evitar la tentación de comprobar en nuestra BlackBerry si ha entrado ese correo tan importante que estamos esperando! Seamos coherentes.
Por encima de todo, impliquémonos. Por naturaleza, los adolescentes quieren empujar los límites, explorarlo todo y carecen de autocontrol. ¡Pero también quienes saber que existen límites! Educar a los niños es una tarea inmensamente difícil de emprender. Pero una la familia de la iglesia, suele haber otros que han pasado por lo que nosotros estamos experimentando. No deberíamos temer pedirles consejo y que nos apoyen en oración (Tit. 2:4-8).
Tomemos en serio lo que el apóstol Pablo dice: «Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto meditad».
David Clark vive en Inglaterra donde ha servido en la junta directiva de Evangelical Press y Evangelical Times. Ha trabajado con la tecnología de la información durante más de treinta años.
Publicado en Reflexiones con permiso de Banner of Sovereign Grace Truth. Traducción de IBRNJ, todos los derechos reservados © 2014.