El temor del hombre es un lazo
Charles Bridges
¿Qué puede ser más degradante para nuestra divina comisión que el que temamos los rostros de los hombres? ¡Qué falta de atención hacia la presencia y autoridad de nuestro Maestro, y a nuestras dignas responsabilidades, tal y como ‘han sido dadas para la defensa del evangelio’!
La independencia, que hace caso omiso tanto a los elogios como a las censuras de los hombres, es indispensable para la integridad del ministerio cristiano…”La cuestión no es cómo complacer a nuestra gente, sino cómo poder advertirles, instruirles y llevarles a la salvación. Ciertamente reprenderíamos firmemente esa modestia que nos hace sentir avergonzados de nuestro magno mensaje; o esa trémula timidez que parece indicar que solo nos creemos a medias nuestra gran comisión. No considerar las doctrinas ofensivas, o pedir disculpas por hacer ocasionalmente mención de ellas; o ser demasiado cautos con la descortesía si inquietamos la conciencia con una verdad mal acogida; hacer compromisos con el mundo; hacer la vista gorda con los pecados de moda; o quedarnos callados cuando la causa de Dios exige una confesión abierta; nada de esto representa al espíritu que honra a nuestro Señor, ni al que Él se ‘deleita en honrar'”.
Extracto del libro Mi corazón por tu causa por Brian Borgman.