Tener el Espíritu
J.C. Ryle
«No tienen el espíritu» (Jud. 19)
Doy por sentado que usted cree en el Espíritu Santo, ¿pero qué sabe usted sobre Él? Un conocimiento claro al respecto podrá protegernos de numerosos errores doctrinales.
Hemos de tener el Espíritu
Sin Él, usted no tiene parte en Cristo ni en el Cielo (Ro. 8:9).
Sin Él, usted no tiene santidad, no es adecuado para el Cielo (He. 12:14).
Sin Él, usted no es cristiano; carece de todo deseo y de la capacidad de convertirse en cristiano (Jn. 3:16; 1 Co. 12:3).
Podemos saber que tenemos el Espíritu
Según Judas, no todos tienen el Espíritu; no todos los miembros bautizados de la iglesia.
El Espíritu se conocerá por Sus efectos en el corazón y en la vida del individuo. Es como el viento, el rocío, un sembrador, el resorte principal de mi reloj, un campo magnético y una brújula, y el timón de un barco. Véase 1 Juan 3:10.
El error común entre los que profesan ser cristianos consiste en dar por sentado que tienen el Espíritu, sin contar con las evidencias de Su obra en sus corazones y sus vidas. ¡Cuidado!
Si tenemos el Espíritu, estas señales estarán en nosotros
a) La obra del Espíritu es misteriosa (Jn. 3:8). ¿Por qué unos y no otros?
b) Su obra es diversa. Distintas edades, sentimientos, duración, instrumentos. No deberíamos juzgar nuestra propia experiencia por la de otros.
c) La obra del Espíritu es a veces pequeña, casi imperceptible. Un poderoso río se forma a partir de un arroyo que fluye como un hilo de agua.
También podemos saber que tenemos el Espíritu por ciertas marcas:
1) Él nos hace espiritualmente vivo (Ro. 8:3; Jn. 6:63). Por naturaleza, estamos muertos a Dios. El Espíritu nos llama a salir de ese estado, como Lázaro de la tumba. Si su corazón está lleno de todo menos de Dios, ¿cómo puede usted tener el Espíritu?
2) Él nos enseña. «El Espíritu de sabiduría y revelación» (Ef. 1:17). Es la razón por la que todos los verdaderos cristianos están de acuerdo en las cosas religiosas básicas.
3) Él nos lleva a las Escrituras. La espada del Espíritu (Ef. 6:17). Nacemos de nuevo por la Palabra (1 P. 1:23) y nos deleitamos en ella (Sal 1:2).
4) Nos convence de pecado (Jn. 16:8). «Soy un hombre perverso, y merezco ir al Infierno».
5) Nos conduce a Cristo como único Salvador (Jn. 15:26; 16:15).
6) Nos santifica. Es el Espíritu de santidad (Ro. 1:4).
7) Nos da una mente espiritual (Ro. 8:5). El tono, el significado, y la preferencia de sus mentes están a favor de las cosas espirituales. No sirven a Dios a vaivenes, sino de forma habitual. Las orugas se arrastran; las mariposas planean. Son como mariposas.
8) Nos hace sentir el conflicto interno de la vieja y la nueva naturaleza (Gá. 5:17).
9) Él hace que amemos a otros que tienen el Espíritu (1 Jn 3:4), y cuanto más evidencia hay de que lo tienen, más los amamos.
10) Nos enseña a orar. Es «el Espíritu de gracia y de súplica» (Zac. 12:10). Sus súbditos claman a Dios noche y día (Lc. 18:7).
Implicaciones prácticas
Su deber inmediato consiste en examinarse a sí mismo para el Espíritu. No ha de analizar si todo lo que he dicho es cierto ni si el Espíritu se le ha dado a la Iglesia; no lo haga porque experimente remordimientos de conciencia y tenga buenas intenciones ni porque sea usted una persona perfecta, ¡sino pregúntese a sí mismo si tiene personalmente en su corazón y en su vida, las marcas del Espíritu!
Ahora podemos ver con claridad el gran defecto del cristianismo pop de nuestros días. Muchos asisten a la iglesia y se llaman cristianos, pero no tienen el Espíritu.
Es necesario que seamos especialmente celosos de esta verdad sobre el Espíritu. Reconocemos que Cristo es el centro, pero jamás debemos renunciar a estas cosas del Espíritu. «¡No hay salvación sin la obra interna del Espíritu! ¡No hay obra interna del Espíritu Santo a menos que se pueda ver, sentir y saber! ¡No hay obra salvífica del Espíritu que no se demuestre en arrepentimiento hacia Dios y en una fe viva hacia Jesucristo!».
Sabemos por qué los verdaderos misioneros no se desesperan jamás a causa de una persona viva. Creemos en el poder del Espíritu Santo. Las conductas propias y algunos miembros de iglesia nos desalentarían de manera tremenda si no fuera por esto (Zac. 4:6).
Si usted no tiene el Espíritu, esto es lo que tiene que hacer. Ore al Señor Jesús y suplique que tenga misericordia de usted y le envíe al Espíritu (Jn. 7:37). Cristo es el lugar de reunión entre Dios y el alma, y su cargo especial consiste en bautizar con el Espíritu Santo. Sea también diligente y ocúpese en los medios de gracia que Él ha designado: oiga la Palabra y asista a una iglesia verdadera. Sea como Bartimeo el ciego y el bajito Zaqueo.
Si tiene dudas en cuanto a si tiene o no el Espíritu, considere esto. ¿Están sus dudas bien fundadas? Si tiene alguno de los frutos del Espíritu, tiene el Espíritu.
Si tiene el Espíritu, proceda de esta manera. Sea lleno del Espíritu (Ef. 5:18). No entristezca al Espíritu (Ef. 4:30). Exhiba todos sus frutos (Gá. 5:22).
Únase a mí en oración para que el Espíritu pueda ser derramado de lo alto con una influencia más abundante de la que ha tenido hasta ahora. Ruegue que pueda caer sobre todos los creyentes, en nuestro país y fuera de él, y que todos estén más unidos y sean más santos. Ore para que pueda ser derramado sobre judíos, musulmanes y los paganos, para que muchos de ellos se puedan convertir.
Selected Works of J. C. Ryle, version de Kindle de The Complete Works of J. C. Ryle parafraseado y abreviado por D. Scott Meadows. Reservados todos los derechos.