A veces ves hombres desbordantes de celo por la vestimenta, los gestos, las posturas, la decoración de la iglesia, los servicios religiosos diarios y la comunión frecuente, cuando es evidente que sus corazones están en el mundo. No saben en qué consiste la obra interna del Espíritu Santo, ni la fe viva en el Señor Jesús, ni conocen lo que es deleitarse en la Biblia y en la conversación religiosa, ni apartarse de las locuras y diversiones mundanas, ni sentir celo por la conversión de las almas a Dios; tienen una ignorancia profunda de todas estas cosas. ¿Y tal cristianismo es auténtico? De ningún modo. Es meramente nominal.
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