Una buena disposición para escuchar: una necesidad constante
Los predicadores negros suelen tener una gran sagacidad y sentido común. No solo señalan la verdad sino que la lanzan como si fuese un dardo. De esta forma, una vez dentro, se quedará bien adherida.
Uno de ellos predicaba una vez con mucho entusiasmo sobre las distintas formas en las que los hombres pierden su alma. Bajo el título de observación, dijo que los hombres pierden a menudo su alma por exceso de generosidad. “¡Cómo!” exclamó “¿me vais a decir que no habéis oído esto nunca antes? Decís: los ministros del evangelio suelen decirnos que perdemos nuestra alma por el egoísmo y por la codicia, pero ¿quién ha oído alguna vez que el hombre se haya perjudicado por excederse en el sentido contrario? Yo os voy a decir cómo lo hacen. Se sientan a escuchar el sermón y cuando el predicador toca este pecado o este otro, no se lo aplican a sí mismos sino que atribuyen esta parte del mensaje a otro hermano. De este modo, regalan todo el sermón y no les aprovecha para nada. Esta es la forma en la que pierden su alma por ser demasiado generosos”.
Reservados todos los derechos