Teología, Terapia, Twitter y el escándalo del evangelio
Una declaración innegociable de la fe cristiana, profundamente arraigada en la enseñanza de Cristo es la siguiente: que Él es «el camino, la verdad y la vida» y que nadie va al Padre «sino por mí» (Juan 14:5).
En nuestro mundo actual no hay escasez de realidades desconcertantes. Entre ellas, el hecho de que muchas personas, bastante bien informadas, parecen impresionadas al ver que los cristianos creen en las doctrinas del cristianismo.
A lo largo del fin de semana, el legislador demócrata Anthony Weiner anunció que solicitaría una excedencia a la Cámara de los Representantes con el fin de buscar tratamiento profesional tras el escándalo causado por sus mensajes de connotaciones sexuales en Twitter. En palabras de su portavoz, Risa Heller, el congresista se marchó el sábado pasado en «busca de tratamiento profesional que le ayude a centrarse en convertirse en un mejor esposo y en una persona más saludable». Y prosiguió diciendo: «Teniendo esto en cuenta, solicitará una breve excedencia a la Cámara de los Representantes para poder ser evaluado y que se le paute un tratamiento que le ayude a curarse».
Esto ya nos resulta muy familiar. De hecho, hoy día se ha convertido prácticamente en un reflejo el que la gente pillada en problemas morales (sobre todo los que se relacionan con el sexo) anuncien que están buscando «tratamiento» para dicho problema. Por una parte, esto no hace más que resaltar el hecho de que «El Triunfo de lo Terapéutico» anunciado por el sociólogo Philip Rieff en 1966 está hoy tan metido en el engranaje de nuestra cultura que la terapia parece ser la respuesta a todos los problemas, incluida la crisis moral.
Lamentablemente, muchos cristianos han aceptado esta cosmovisión como suya propia y creen que sus problemas más profundos tienen una naturaleza terapéutica más que teológica. Para vergüenza nuestra, muchos libros escritos por y para cristianos evangélicos reflejan el impulso terapéutico y no las adecuadas inquietudes bíblicas y espirituales.
Respondiendo a la declaración del legislador Weiner, colgué el siguiente mensaje en Twitter:
«Estimado congresista Weiner: no existe “tratamiento” efectivo para el pecado. La única expiación se encuentra sólo en Jesucristo».
Por lo que sé, el legislador Weiner no forma parte de mis «seguidores» en Twitter. No di por sentado que leyera mi mensaje. En realidad este iba mayormente dirigido a mis hermanos cristianos como recordatorio de esta misma inquietud: que el impulso estadounidense es buscar tratamiento cuando nuestra
necesidad real es la redención.
Esto es básico y fundamental en la fe cristiana. La Biblia revela que nuestra necesidad no consiste en encontrar una forma de curarnos —algo que no podremos hacer jamás— sino en que tomemos conciencia de que somos pecadores que necesitan a un Salvador. El evangelio cristiano es el mensaje de la redención
llevada a cabo por el Señor Jesucristo y en la salvación que en Él se encuentra, y sólo en Él.
La esencia misma del cristianismo bíblico es el conocimiento de que el verdadero problema humano es el pecado —no la enfermedad— y que el único auxilio es el que se alcanza por medio de la fe en Jesucristo.
Respondiendo a mi tweet, Cathy Lynn Grossman de USA Today colgó una serie de mensajes propios, que incluía el siguiente:
«Importantes voces bautistas reprenden al judío Weiner y le aconsejan que elija a Cristo. Sombras de Brit Hume que dice a Tiger Woods que abandone el budismo».
Más tarde, en respuesta a una queja en Twitter que afirmaba que no me había vapuleado tergiversando mis palabras, su respuesta fue: «Es Mohler quien critica aquí duramente a los judíos».
En un artículo aparte escribió lo siguiente:
«Esto parece una táctica de evangelización que aprovecha los titulares sobre Weiner, pero que va dirigida a gente judía como Weiner, budistas como Woods y muchos otros, como la esposa musulmana de Weiner, que mantienen ideas distintas con respecto a la salvación y planteamientos diferentes en cuanto a la expiación».
¿En serio? Resulta bastante impresionante descubrir que la escritora de religión y espiritualidad de USA Today se sorprenda de que un cristiano crea aquello que el cristianismo ortodoxo ha venido enseñando sistemáticamente: que todo ser humano es un pecador que necesita de la redención que solo se halla en Cristo.
En ningún momento he mencionado el judaísmo. El problema del legislador Weiner está relacionado con el hecho de que es un pecador, como cualquier otro ser humano, independientemente de su fe religiosa o su afiliación. Los cristianos —al menos aquellos que se aferran al cristianismo bíblico y ortodoxo, creen en el Señor Jesucristo y sólo en Él.
Posteriormente, Cathy Lynn Grossman publicó esto en respuesta a la crítica:
«Lo que Mohler llamó expiación “solamente” por medio de Cristo. Aquellos que no son cristianos están en desacuerdo; ellos también tienen caminos para restaurar la rectitud».
El intercambio en Twitter es otra señal de lo políticamente incorrecto que se está volviendo el cristianismo bíblico en nuestros días. Los cristianos entienden que los que no lo son estén en desacuerdo con el evangelio. También comprendemos que otras religiones puedan reivindicar «otros caminos para restaurar la rectitud». Pero los cristianos bíblicos no pueden aceptar que esos «caminos» conduzcan a la redención y la única justicia que salva es la de Cristo, imputada al creyente que es justificado por fe en Cristo solamente.
Este es el evangelio tal y como se declaró en el credo cristiano histórico y como lo mantienen, al menos por reivindicación histórica, por parte de casi todas las iglesias y las denominaciones cristianas.
Una declaración innegociable de la fe cristiana, profundamente arraigada en la enseñanza de Cristo es la siguiente: que Él es «el camino, la verdad y la vida» y que nadie va al Padre «sino por mí» (Juan 14:5).
A los no cristianos que tengan alguna comprensión acerca del cristianismo esta reivindicación puede parecerles ofensiva, pero no deberían impresionarse por ello, ni siquiera cuando la vean en Twitter.
Este artículo se publica con permiso. Fue escrito por el Dr. Albert Mohler y publicado en su sitio web el día 14 de junio 2011. Traducción IBRNB, Derechos reservados.