Historia del Protestantismo en España Parte II
Bonifacio Lozano
1Co 12:13 Pues por un mismo Espíritu todos fuimos bautizados en un solo cuerpo, ya judíos o griegos, ya esclavos o libres, y a todos se nos dio a beber del mismo Espíritu.
1Co 12:14 Porque el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos.
1Co 12:15 Si el pie dijera: Porque no soy mano, no soy parte del cuerpo, no por eso deja de ser parte del cuerpo.
1Co 12:16 Y si el oído dijera: Porque no soy ojo, no soy parte del cuerpo, no por eso deja de ser parte del cuerpo.
1Co 12:17 Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿qué sería del oído? Si todo fuera oído, ¿qué sería del olfato?
1Co 12:18 Ahora bien, Dios ha colocado a cada uno de los miembros en el cuerpo según le agradó.
1Co 12:19 Y si todos fueran un solo miembro, ¿qué sería del cuerpo
1Co 12:20 Sin embargo, hay muchos miembros, pero un solo cuerpo.
1Co 12:21 Y el ojo no puede decir a la mano: No te necesito; ni tampoco la cabeza a los pies: No os necesito.
1Co 12:22 Por el contrario, la verdad es que los miembros del cuerpo que parecen ser los más débiles, son los más necesarios;
1Co 12:23 y las partes del cuerpo que estimamos menos honrosas, a éstas las vestimos con más honra; de manera que las partes que consideramos más íntimas, reciben un trato más honroso,
1Co 12:24 ya que nuestras partes presentables no lo necesitan. Mas así formó Dios el cuerpo, dando mayor honra a la parte que carecía de ella,
1Co 12:25 a fin de que en el cuerpo no haya división, sino que los miembros tengan el mismo cuidado unos por otros.
1Co 12:26 Y si un miembro sufre, todos los miembros sufren con él; y si un miembro es honrado, todos los miembros se regocijan con él.
1Co 12:27 Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno individualmente un miembro de él.
Es enormemente difícil separar la reforma en España de lo que ocurría en Europa, principalmente por las enormes influencias que la corona española ejercía sobre Europa, y por otra parte, por la gran aportación que en aquel tiempo hicieron españoles notables a la reforma para divulgar la Palabra de Dios.
En el siglo XVI amplias zonas del imperio alemán, o primer Reich —que incluía regiones de las actuales Hungría, Polonia o Chequia— y de los Países Bajos parecían ganadas, al menos de momento, para la Reforma. De igual manera, la influencia de las ideas reformadas era obvia en países como Francia o las monarquías escandinavas. Sin embargo, lo que pudiera quedar al final de esa influencia era difícil de adivinar y no resultaba en absoluto disparatado pensar que algunas zonas de Europa que se habían alejado de la obediencia a Roma pudieran regresar a ella.
El caso más obvio al respecto era el de Inglaterra, ya que en este país no se había producido realmente una reforma sino un cisma por el asunto de la anulación del matrimonio de Enrique VIII, lo cual dio pie a la iglesia de Inglaterra, que guardaba toda su estructura doctrinal como la católica, a excepción de que la cabeza de la iglesia era el monarca y no el papa, de hecho, los protestantes ingleses fueron encarcelados, torturados y ejecutados y otros muchos huyeron al continente.
Inglaterra presentaba, pues, características peculiares en el enfrentamiento entre la Reforma y la iglesia católica.
Para Carlos V, la llegada al trono de María Tudor, nieta de los reyes católicos, y prima de Carlos V significó un acontecimiento de enorme relevancia. Ante él se abría la posibilidad de reconducir a Inglaterra a la obediencia a Roma y así reconstruir la alianza hispano-inglesa contra Francia arrasando a su vez todo vestigio posible de la reforma protestante. De hecho, hizo casar a María Tudor con su hijo Felipe II. Pero la muerte de María Tudor con 42 años, y sin descendencia, significo un duro golpe, porque quien le sucede en el trono es la reina Isabel I, hija de Ana Bolena, a quien Enrique VIII ordenó decapitar, y esta mujer era proclive al movimiento protestante.
A partir de aquí, la tensión se hace cada vez mas evidente, y pasados los años, ya después de muerto Carlos I, su hijo que ostenta el titulo de Rey de España, Felipe II, decide acabar con esta situación en Inglaterra por diversas causas, una de ellas, por el expolio al que le tenían sometido los piratas ingleses contra los galeones españoles cargados de oro que provenían del nuevo continente, y otra razón no menos importante, por acabar con el movimiento protestante.
Con esta argumentación decide enviar su flota, conocida como “la armada invencible”, para tomar Inglaterra, entrando directamente por el Támesis, e invadiéndola desde su misma capital: Londres.
A finales de mayo de 1588, una fuerza naval de impresionantes dimensiones descendía por el río Tajo hasta la desembocadura del océano atlántico. Dos días fueron necesarios para que la flota —que contaba con más de 130 navíos entre los que se hallaban 65 galeones— se agrupara en alta mar. El propósito de aquella extraordinaria agrupación que llevaba a bordo treinta mil hombres era atravesar el canal de la Mancha en verano, cuando el mar aparentemente está en mas calma, y reunirse en la costa de Flandes con un ejército español también, dirigido por el duque de Parma
La posibilidad de que la invasión tuviera éxito no se le escapaba a nadie. De hecho, el papa Sixto V ofreció a Felipe II la suma de un millón de ducados de oro como ayuda para la expedición y, por otra parte, resultaba obvio que el poder inglés estaba muy menguado si se comparaba con el español.
Las finanzas de Inglaterra pasaban uno de sus peores momentos y, de hecho, aunque las noticias de la expedición española no tardaron en llegar, no se tomaron medidas frente a ella fundamentalmente porque no había fondos.
Dispuestos para la batalla, y para arrasar Inglaterra, la armada invencible se dirigió hacia Londres, sin contar que a pesar de su fuerza y su poderío, hay alguien que domina sobre los cielos y la tierra. Supuestamente en el verano no hay tormentas, pero eso no es siempre así. El rey fue avisado de que había temporal, pero se insistió en el hecho de llevar a cabo la operación planificada. Y a pesar de los días de espera, cuando la escuadra entró en alta mar, acercándose a las islas, los enormes y pesados galeones no pudieron soportar las embestidas de las tormentas de los mares del norte, al que no estaban acostumbrados, perdiendo gran parte de su flota.
No podemos sino reconocer la providencia de Dios en un acontecimiento de estas características, al detener el avance del imperio español en este sentido, porque fue determinante para que el evangelio pudiera seguir su camino, no sin dificultades, pero no fue retenido por un imperio tan poderoso cuyo objetivo principal era acabar a toda costa con la fe y con la esperanza que trajo la salvación a muchas almas por medio de la predicación del evangelio.
Esta providencia divina, cuando todo parecía ganado para el romanismo, dejó libre el camino para que desde Inglaterra el evangelio prendiese su llama, y fueran llamados a la salvación tan gran numero de almas que siguiendo la enseñanza de las Escrituras pusieron a trabajar su fe, abriendo el camino para establecer iglesias, y estas a su vez, cumpliendo con su responsabilidad delante de Dios, enviar misioneros a todo el mundo con su trascendencia especial en America del Norte, en Australia, y en la enseñanza de la doctrina en el viejo continente por medio de grandes teólogos que hicieron una valiosa aportación al conocimiento de la Palabra de Dios.
Nada de esto podría haber ocurrido si la armada invencible hubiera sido realmente invencible.
La proclamación del evangelio no se hubiera podido llevar a cabo, y no sabemos las repercusiones mundiales que tal victoria hubiera conseguido. Pero Dios es el Dios de la historia, de su historia, y Él nos ha dicho en su Palabra que las puertas del Hades no prevalecerán contra su Iglesia. Esta es una muestra del gran poder de Dios para la salvación, haciendo que los elementos que Él ha creado, entorpezcan el propósito del hombre para acabar con su Palabra.
Esta derrota tiene consecuencias trascendentes. No es difícil aventurar la diferencia que hay entre países de trasfondo protestante o de trasfondo católico. Un ejemplo lo tenemos en América, cuando vemos los lugares en los que la fe reformada llegó, y los lugares donde el catolicismo hizo su aparición. Sólo hay que comparar el impacto de una u otra enseñanza en la vida social, en la económica y en la política, para ver como la verdadera fe actúa en el corazón y en la vida de los creyentes, y cuales son sus consecuencias para la vida cotidiana.
Creer en Dios nos da la salvación, transforma la vida y afecta a todos los ámbitos del ser humano en sus relaciones con todo lo que le rodea.
Fruto de este tremendo revés a las pretensiones de Roma, la reforma sigue su camino imparable, y el movimiento protestante rompe fronteras.
Pero, ¿porque se les llama a estas doctrinas “protestantes”?, ¿porque se nos dice a nosotros que somos protestantes?
El término protestante surgió como el apodo peyorativo para aquel grupo de 5 príncipes electores y 14 ciudades imperiales alemanas que se atrevieron a expresar su protesta, o testimonio público de objeción, en la Dieta de Espira de 1529, contra el Edicto de Worms que prohibía creer y enseñar las doctrinas de la reforma en aquellas localidades del Sacro Imperio Romano Germánico donde aún no eran conocidas, pero que entregaba completa libertad al clero romano para rebatirlas y perseguirlas en aquellas localidades del imperio germánico en que ya se habían implantado:
Estos hombres expusieron sus principios de la siguiente manera:
Protestamos por medio de este manifiesto, ante Dios, nuestro único Creador, Conservador, Redentor y Salvador, y que un día será nuestro Juez, como también ante todos los hombres y todas las criaturas, y hacemos presente que nosotros, en nuestro nombre y por nuestro pueblo, no daremos nuestro consentimiento ni nuestra adhesión de manera alguna al señalado decreto, en todo aquello que sea contrario a Dios, a su santa Palabra, a los derechos de nuestra conciencia y a la salvación de nuestras almas… Al mismo tiempo esperamos que su Majestad imperial (Carlos V) se comporte con nosotros como príncipe cristiano que ama a Dios sobre todas las cosas, y declaramos que estamos dispuestos a prestarle a él, lo mismo que a vosotros, graciosos y dignísimos señores, todo el afecto y la obediencia que creemos deberos en justicia. (Paráfrasis de la protesta presentada ante la Dieta de Espira el 19 de abril de 1529.)
Vemos así la disposición bíblica de someterse a la autoridad legalmente instituida, y uno no tiene por menos que sorprenderse al ver el espíritu de persecución de los sistemas políticos en contra del evangelio, cuando realmente tienen en la iglesia del Dios vivo y verdadero a su mejor aliado.
Los creyentes que asumen su papel como tales, serán el soporte siempre de un gobierno legítimamente establecido, pagaran rigurosamente sus impuestos, trabajaran con tesón para mejorar la calidad de vida, estarán atentos a las necesidades, promoverán el bienestar social….. con todo ello, el sistema político de este mundo siempre querrá ver en el cristianismo a su enemigo mortal. Es el reino de las tinieblas contra el reino de Dios. Es lo absurdo del ser humano que en su mente entenebrecida no hace sino sumirse mas en el fango en el que se encuentra, y todo en contra de la luz y la verdad que expone la Palabra de Dios.
Con todos estos antecedentes seguimos profundizando en:
LA REFORMA EN ESPAÑA
La Reforma religiosa del siglo dieciséis se estableció en cosa de varias décadas en varios de los países del norte de Europa, como Alemania, Suiza, Inglaterra, Escocia, y en un grado menor en Francia. Aunque no llegó a establecerse en forma definida, la Reforma tuvo también un impacto importante en varios otros países europeos, como Polonia, Hungría, Italia, Rusia, Grecia, España, y los Países Bajos.
A1 principio la reforma en España parecía tener grandes probabilidades de éxito. Sin embargo, las condiciones económicas, sociales, políticas, y religiosas de España en el siglo dieciséis entorpecieron el paso para que la Reforma protestante se estableciera de una manera definitiva, puesto que la batalla de Roma fue implacable, ya que el poder político mostraba su mas completa saña en contra de la corriente reformada, con penas de muerte y torturas, a todos aquellos que mostrasen el mas mínimo interés por el mensaje del evangelio.
Uno de los métodos para acabar con cuantos no se mantuvieran bajo la estricta enseñanza de la iglesia de Roma fue:
LA SANTA INQUISICIÓN
Aunque al principio del siglo dieciséis el espíritu reformador en España parecía tener grandes posibilidades de
éxito, sucedió todo lo contrario, ya que para mediados de siglo los vestigios del protestantismo habían desaparecido casi por completo, gracias a un trabajo excelente de limpieza religiosa llevado a cabo por el tribunal del Santo Oficio.
Aunque varios fueron los factores que contribuyeron al aborto de la Reforma en España, sin duda la Inquisición fue el más importante, pues prácticamente ahogó en sangre el movimiento en España. Los reformadores españoles fueron perseguidos, exiliados, torturados, y ejecutados sin piedad.
Cuando las ideas de Lutero, y Calvino comenzaron a invadir la península, la Inquisición, que hasta entonces había dirigido su atención a los judaizantes y a los moros falsamente convertidos al cristianismo, comenzó a dirigirla al protestantismo.
La Inquisición nunca cesó en sus esfuerzos por buscar y confiscar tanto los libros de Lutero como los de Calvino en las bibliotecas públicas, las privadas, y en los hogares. Los que no estaban dispuestos a colaborar sufrían la excomunión. Muchos ingleses, alemanes, franceses, y otros que procedían de los Países Bajos que venían a España con propósitos comerciales eran detenidos y enjuiciados, y si eran hallados culpables de herejía, eran quemados vivos.
A pesar de la falta de unidad en el movimiento reformador en España, para mediados del siglo XVI ya existían las primeras congregaciones protestantes. Una de ellas estaba en Valladolid, la cual al parecer nació bajo la inspiración de Juan de Valdés. La otra, mucho más numerosa, estaba en Sevilla. Esta era de mucha más importancia no sólo porque representaba una posición protestante más genuina que el grupo de Valladolid sino también por su proximidad al monasterio de San Isidro, en Santiponce, donde el movimiento reformador se había afianzado firmemente y se estudiaban las doctrinas protestantes.
Cuando por los años 1557 y 1558 la Inquisición se dispuso a dar un golpe certero para acabar con toda influencia protestante, muchos protestantes decidieron ir al exilio. Entre ellos un grupo de monjes del monasterio de San Isidro en Santiponce, quienes decidieron emigrar a Ginebra, donde Calvino los recibió.
Entre los refugiados de Sevilla se encontraban Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera, traductores de la Biblia al español, por muchos años conocida como la Versión Reina-Valera, que por espacio de más de cuatrocientos años fue prácticamente la Biblia del mundo protestante de habla hispana. Se la considera como una de las obras producidas por el siglo de oro de la literatura española.
Poco tiempo después de la partida del grupo de frailes para Ginebra, comenzó la persecución. Tan cruel y tan extendida fue que las cárceles de Sevilla y Valladolid se vieron repletas de protestantes. Pronto la persecución se extendió a otras ciudades y ahogó por completo la llama del evangelio.
Los autos de fe continuaron incrementándose cada vez más, hasta que para mediados del siglo dieciséis el protestantismo en España había sido prácticamente ahogado en sangre.
ESPÍRITUS REFORMADORES
Aunque no hubo en España un líder de la talla de Lutero, Calvino, o Zwinglio, hubo sin embargo hombres que brillaron con toda intensidad en el firmamento reformador, y otros que contribuyeron con mucho esfuerzo a que la Palabra fuera sembrada y proclamada.
Corrían tiempos difíciles, el decreto Papal prohibía expresamente la tenencia y la lectura de la Biblia en Europa; en España, el pueblo, ni tenía Biblias en español, ni casi habría sabido leerlas… Aún quedaba mucho para que los españoles pudieran conocer por sí mismos lo que Dios había dejado escrito en Su Santa Palabra.
En aquel tiempo oponerse al Papado era enfrentarse a la muerte literalmente, pero hubo hombres que estuvieron dispuestos a poner su corazón al servicio de Dios: Uno de ellos, aunque suponemos que otros muchos están en el anonimato, no era un clérigo, ni un monje, ni un erudito… Era simplemente alguien que buscaba la verdad y que ardía por servir a Dios. Este hombre era Julián Hernández.
Julián Hernández
Natural de Valverde (Valladolid), fue un personaje de la España del siglo XVI, y conocido también con el apodo de “Julianillo”, debido a su diminuta estatura, ocasionada por su joroba.
Julián tuvo un pasado humilde; había nacido en el campo, con pocas posibilidades de lograr una educación. Siendo joven viajó a Alemania y consiguió un puesto como aprendiz en una imprenta. No sabemos con seguridad dónde entró en contacto con la Biblia y con el mensaje de la reforma; tal vez fue en la imprenta, trabajando como tipógrafo para algunos de los reformadores españoles, sea como fuere, conoció el mensaje del evangelio y eso puso en su corazón la necesidad de volver a su tierra natal para comunicar la luz que había transformado su vida.
En Alemania, Julián había visto el poder de la Biblia impresa y de la literatura de la reforma; él mismo había sido afectado por su lectura. Había reconocido la tremenda necesidad que existía en España de una literatura que pudiera edificar y guiar a los nuevos cristianos. Pero ¿cómo podía escapar de la extensa red organizada por un gobierno decidido a que no hubiera ninguna reforma en España?.
El rey Felipe II declaró que personalmente quemaría vivo a su propio hijo si descubría que tenía ideas reformadas. Muchos habían sido quemados por expresar simplemente alguna simpatía por los reformadores.
Con sus escasos recursos este hombre comenzó a comprar los libros prohibidos, es decir, las Sagradas Escrituras. En este asunto estaba metido cuando conoció a Juan Pérez de Pineda, un reformador exiliado y traductor del Nuevo Testamento al español. Julián se convirtió en su asistente, pero no pudo establecerse y quedarse satisfecho con una vida cómoda y segura cuando su gente precisaba la verdad.
Pronto lo encontramos poniendo sobre sus mulas un cargamento de Nuevos Testamentos recientemente impresos en español, escondidos en el fondo de los barriles de vino especialmente construidos con ese fin. Julián llegó hasta su destino con sus Nuevos Testamentos. En los meses siguientes, este siervo incansable proporcionó la Palabra de Dios en España y estableció depósitos de Biblias y de otros libros a través del país.
También se convirtió en el agente de enlace entre los distintos grupos, relacionándolos unos con otros, como también con la iglesia fuera de España.
No conocemos el número total de viajes que realizó; sólo sabemos por boca de sus enemigos que cientos de libros entraron en España.
En octubre de 1557, un herrero a quien Julián le había dado un Nuevo Testamento lo entregó a la Inquisición.
Torturado con brutalidad durante tres años, no consiguieron sacarle ni un dato acerca de la iglesia ni del funcionamiento interno. La Inquisición había abandonado toda esperanza de lograr sacarle alguna información y lo llevó a la hoguera.
Así vemos el alto precio que en el pasado, nuestros hermanos en la fe tuvieron que pagar por servir a Dios divulgado su Palabra, y es una llamada de atención cuando vemos la comodidad en la que estamos sumidos, y lo poco que hacemos para el reino de Cristo, por nuestros muchos quehaceres y ocupaciones. Esto también es una muestra de lo necesarios que somos todos para el reino de Cristo. Todos no podemos ser predicadores, pero todos somos necesarios y de bendición a otros, si cumplimos con nuestra función dentro del cuerpo de Cristo.
¡Cuan necesario es que haya hermanos que ponen a disposición de la iglesia sus vehículos para traer a otros hermanos a escuchar la Palabra de Dios! ¡Cuan necesario es que haya hermanos que promueven la literatura para que el mensaje del evangelio circule por ese medio! ¡cuan necesarios son los hermanos que mantienen limpio y en orden el edificio donde se reúne la iglesia para adorar!, ¡cuan necesarios son los hermanos que atienden a las visitas !
Todos ocupamos un lugar en el cuerpo de Cristo, y ese lugar que tenemos como miembros de ese cuerpo, lo hemos de poner a trabajar sin perdida de tiempo, porque en la medida que yo trabaje desde mi posición en el cuerpo, seré de bendición a otros, seré de ayuda y seré de estimulo, cumpliendo así mi misión de consolar, alentar y divulgar la Palabra de Dios mediante el testimonio de una vida fiel.
Por medio de la literatura impresa, Dios ha llamado a mucho de su pueblo a seguir la verdad. Vamos a hacer un breve recuento del LEGADO DE LOS PROTESTANTES ESPAÑOLES EN LA LITERATURA
Ha sido muy grande la contribución literaria de los protestantes españoles. Realizada en parte en el Siglo de Oro de la literatura española, cuenta con escritores tan relevantes como Juan de Valdés, Constantino Ponce de la Fuente, Juan Pérez de Pineda, Antonio del Corro o Cipriano de Valera.
Francisco de Enzinas
Francisco de Enzinas (1520‑1552) nació en Burgos. Fue enviado a estudiar a Ambeberes, Bélgica, donde tenía unos parientes; pero sus padres, temerosos de que cayera bajo influencias heréticas, lo hicieron volver a España. Más tarde volvió a los Países Bajos donde continuó sus estudios en Lovaina, y de allí procedió a Wittenberg, donde tradujo el Nuevo Testamento al español. Volvió a los Países Bajos con planes de publicar el Nuevo Testamento, pero fue arrestado y puesto en la cárcel, de donde escapó después de un año. Enzinas conoció personalmente a Buzero y a Calvino. Su hermano Jaime también visitó los Países Bajos y redactó una confesión de fe en español, pero en 1547 fue arrestado y quemado vivo en Roma, siendo el primer mártir protestante que murió en Italia. Francisco de Enzinas murió en 1570.
Juan de Valdés
Juan de Valdés fue sin duda el reformador que influyó más que ningún otro tanto de dentro como de fuera de España. Él y su hermano mellizo, Alfonso, nacieron hacia fines del siglo quince en Cuenca. Su padre era un oficial real de ese pueblo. Ambos crecieron bajo influencia humanista y llegaron a ser discípulos de Erasmo.
Pero cuando las doctrinas luteranas comenzaron a diseminarse en España, Valdés las recibió con entusiasmo y sus ideas cambiaron radicalmente. Comenzó a enseñar que sólo la fe en el sacrificio de Cristo podía salvar, y que las cosas externas, tales como la veneración de los santos, los peregrinajes y las indulgencias tenían poco valor. También comenzó a enseñar que la Biblia era la única fuente de autoridad para la fe cristiana.
Cuando la persecución comenzó a arreciar en España, Juan de Valdés decidió ir al exilio a Roma y luego a Nápoles, donde pasaría el resto de su vida.
Cipriano de Valera
Nacido en Valera la Vieja, Sevilla, en 1531 o 1532, y fallecido después de 1602 al parecer en Londres. Sobre todo, es conocido como el revisor y editor de la primera traducción castellana de la Biblia desde los originales.
Al terminar seis años de estudios de Filosofía, y con el grado de Bachiller, ingresó en el Monasterio Jerónimo de San Isidoro del campo, próximo a Sevilla, desde el que huyó, con otros, en 1557, a Ginebra para librarse del Tribunal de la Inquisición, que llegó a quemarlo en efigie (“por luterano”) en 1562 y le colocó en el “Índice de Libros Prohibidos”, como autor de primera clase.
De Ginebra pasó a Londres, al subir al trono Isabel I, y allí residió el resto de sus días, menos el tiempo que le llevó en Ámsterdam la impresión de la segunda edición, notablemente revisada por él, de la traducción en Español de la Biblia, que había publicado su compatriota y compañero de monasterio Casiodoro de Reina, en Basilea (1569). En Inglaterra fundó una familia, enseñó en las universidades de Cambridge y Oxford y publicó varios libros.
Concluida la versión definitiva de la Institución en 1559, después de que Calvino trabajó en ella de forma exhaustiva, las traducciones a otros idiomas se multiplicaron incluso antes de dicho año. Entre 1557 y 1618 apareció desde el italiano hasta el árabe. La primera versión castellana la llevó a cabo Cipriano de Valera, cinco años antes de publicar la revisión de la Biblia del Oso de Casiodoro de Reina.
Según explica en el prólogo, tres motivos lo impulsaron a traducir a Calvino: primero, la gratitud a Dios el Creador “por sacarme de la potestad de las tinieblas, y traspasarme al reino de su amado Hijo nuestro Señor”; segundo, “el grande y encendido deseo que tengo de adelantar, por todos los medios que puedo, la conducta y la salud espiritual de mi nación”; y tercero, “la gran falta, carestía y necesidad que nuestra España tiene de libros que contengan la santa doctrina, por los cuales los hombres puedan ser instruidos en la piedad”.
No podía terminar, pues el siglo XVI sin la aparición de Calvino en lengua española, un suceso de singular relevancia para el desarrollo y divulgación del evangelio.
Casiodoro de Reyna
Primer traductor de la Biblia. Nacido en Montemolín, Badajoz, en 1520 aprox. y fallecido en Frankfort en 1594.
Con otros, abandonó el monasterio jerónimo de San Isidoro del Campo, próximo a Sevilla, en 1557 al descubrirse la comunidad protestante Sevillana, fijando su residencia en Ginebra. Su deseo de ponerse a salvo del Santo Oficio, diferencias con sus nuevos correligionarios, las intrigas de Felipe II (que puso espías cerca de él y precio a su cabeza), necesidades económicas, la política española en Flandes y la impresión de su traducción de la Biblia – la primera completa al castellano desde los originales – le obligaron a cambios constantes de domicilio. Así lo vemos en Frankfort, Londres, Amberes, Basilea y Estrasburgo. Su conocimiento del griego le permitió hacer una contribución significativa en el área de interpretación bíblica.
Como traductor, se le debe la conocida como Biblia del Oso (Basilea, 1569) Se le llama Biblia del Oso porque en su portada aparece un oso comiendo un panal de miel. Pero es la primera biblia traducida al Español, y con alcance mundial, ya que ha sido la versión mas extendida de todas cuantas han salido, por su fidelidad al texto original.
Fue el autor de la Declaración o Confesión de Fe hechas por hombres fieles españoles, que huyendo de los abusos de la Iglesia Romana y la crueldad de la Inquisición de España, hicieron a la iglesia de los fieles para ser en ella recibidos (Frankfort, 1577); de comentarios a porciones de los Evangelios de San Juan y San Mateo (aparecidas en latin en 1573, Frankfort) y de un Catecismo (1580), publicado en latín, francés y holandés.
Al morir le sucedió en el pastorado de la comunidad luterana de habla francesa en Frankfort uno de sus hijos, Marcos.
Con todo este panorama de fondo, no podemos pasar por alto lo que el movimiento reformador supuso para Europa en avance social, en logros técnicos, en mejora de la calidad de vida, y en la salvación de muchas almas.
Lo que hoy entendemos por capitalismo, ya existía de alguna manera cuando la reforma comienza a actuar.
La enseñanza de la iglesia de Roma fue que el trabajo era una maldición de Dios, por lo que las grandes fortunas que había en España comenzaron a descuidar sus deberes laborales, tomando sus grandes fortunas para el lujo y la ostentación, quedándose con el pasar de los años en la mas completa miseria. Muchos de estos nobles se tuvieron que casar con la alta burguesía para poder combinar su titulo con recursos económicos suficientes para hacer frente a sus gastos.
El resto de clases sociales, tampoco tienen un referente digno de imitar, ya que los ejemplos que se les muestran son del estilo de San Isidro labrador, que se dedicaba a la oración mientras que los ángeles cultivaban sus tierras. Evidentemente el ejemplo que se mostraba dejaba en completa marginación al trabajo y el esfuerzo por progresar, y esto llevaba al desastre social.
La doctrina reformada ya enseñó que el trabajo fue dado por Dios a Adán antes de que hubiera pecado, dándole la responsabilidad de que labrase el huerto del Edén.
El énfasis de la reforma es que Dios es soberano, y esto implica que todo lo que ocurre no escapa de su
control. Siendo el Creador de los cielos y tierra, y quien hace su voluntad, Dios muestra su gracia para con los hombres dándoles los recursos para que los apliquen en la vida.
Por lo tanto la enseñanza de la reforma expone que el hombre ocupa un lugar de administrador de todo aquello que Dios le ha dado.
No solamente tiene el hombre que poner a trabajar sus dones dentro de la iglesia, lo cual con el paso del tiempo ha quedado en la mas completa idealización de lo abstracto, y la gente piensa que como no puede predicar no hay nada mas que hacer, entrando en la desidia, como ocurre en nuestros días.
El mensaje predicado desde las Santas Escrituras es que todo aquello que somos y tenemos viene de Él y lo tenemos que poner a trabajar para su reino, porque somos responsables de administrar todo cuanto nos ha sido dado, ya sea a nivel espiritual, a nivel intelectual, y a nivel material.
Esta idea de la soberanía de Dios lleva consecuencias diametralmente opuestas a la enseñanza práctica del romanismo y de otras religiones que ponen en su punto de mira el aspecto místico como el mayor de sus logros, olvidándose de donde vivimos y de la necesidad de trabajar para proveer para los nuestros, trabajar para apoyar a la iglesia, y sobre todo teniendo en cuenta que Dios ha puesto delante de nosotros una responsabilidad de trabajar para su reino, estemos en el lugar que estemos.
Dado que el hombre es administrador de aquello que Dios le ha dado, esto implica que sus bienes son puestos a trabajar en servicio a la sociedad en la que vive, de ahí nace la libre empresa. El hombre reformado que tiene recursos, sabe que los tiene que usar para ser de beneficio a la generación donde Dios le ha puesto. El hombre que ha aprendido de Dios la verdad de su Palabra, promueve el hacer participes a otros de los bienes que Dios nos ha conferido, proporcionándoles los medios para que con su trabajo pueda proveer para su familia y honre a Dios.
Vemos así que ya la idea del trabajo, de la producción, y de generar recursos para el bien de la comunidad, va a ser una constante en toda la enseñanza reformada, y es por esta razón, como decía al principio, los países de influencia reformada han sido los motores de nuestra civilización, con un marcado contraste respecto a los países de influencia católica.
Somos administradores de la multiforme gracia de Dios, en todos y cada uno de los aspectos de nuestra vida. Este es el mensaje práctico para este mundo que trae la reforma. No se trata de un cambio externo, sino de uno interno que lleva unido a la salvación, el orden de Dios en todo cuando hacemos y pensamos. Dios es un Dios de orden, y la aplicación de su Palabra a la vida trae orden a todos los niveles, al espiritual, al intelectual y al material.
Esto implica que en el hogar tienen que aplicarse cambios, tal cual nos enseña la Escritura acerca del esposo y la esposa, y del ejemplo de Cristo respecto a la iglesia, para que el hombre tome su papel de dirección, guía y ejemplo de su hogar.
El trabajo se ve afectado, porque el Dios eterno ha conferido a su pueblo la responsabilidad de ser mayordomo de sus bienes, y tiene que gestionarlos para dar cuenta a Dios de lo que hace. La sociedad tiene que ser receptora de la multiforme gracia de Dios, y tiene que ser expuesta al mensaje del evangelio en el ejemplo de la aplicación de la doctrina a la vida cotidiana.
En la iglesia se tienen que llevar a cabo el máximo exponente para que sea columna y baluarte de la verdad, enseñando la doctrina bíblica para que esto ocupe su lugar en la vida y en el corazón de los hombres, y que sirvan en su generación al Dios vivo de acuerdo a su Palabra revelada.
Todas estas enseñanzas que revolucionan la Europa del Siglo XVI marcan un contraste, como decíamos al principio, entre los países que siguen los pasos de roma, o aquellos que siguen las enseñanzas Reformadas. ¿Quieres ver países prósperos? Ahí están los países que abrazaron la reforma. Es cierto que también pesan muchos pecados sobre ellos, pero no podemos borrar de la historia el gran avance que la Reforma supuso a todos los niveles para la vida del hombre y para la salvación de muchas almas.
La diferencia entre el centro y norte de Europa, respecto al sur, está influido por la enseñanza de las doctrinas reformadas.
Cuando uno pasea por Brujas, La Haya, las ciudades en general del entorno reformado, puede ver en la construcción y en la base del pensamiento cultural el propósito de que todo aquello se hacía para honrar a Dios, y con este propósito en mente uno puede ver la belleza en cualquier lugar, en los edificios, en el cuidado, en la atención. Uno esperaría ver a Hansell y Gretel salir de cualquier casa para saludarlo.
Debido al énfasis en el orden, en hacer las cosas como administradores de la multiforme gracia de Dios, aplicando la belleza en todo aquello que se estaba forjando a través de las doctrinas reformadas, surgió desde el seno del catolicismo en contraposición el estilo barroco en los países de su influencia, para demostrar en los edificios religiosos la supremacía que la iglesia católica quería tener sobre los seguidores de la nueva fe, cuya evidencia en la aplicación de la doctrina era tan manifiesta.
No sólo se aplicó la reforma en la belleza de todo cuanto se hacía, sino también en la forma de vestir: En el traje notamos que cuando llega la reforma y por su impulso que va penetrando en todos los ámbitos de la vida, los excesivos adornos de las vestimentas, especialmente de los hombres, empiezan a desaparecer y eliminarse, centrándose en su aspecto varonil, austero, correcto y de acuerdo al principio de la Escritura. 1Co 11:14 La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello?
Pero todo esto no se pudo hacer sin una correcta exposición de la Palabra de Dios, y con el esfuerzo y trabajo de tantos y tantos hermanos en la fe que cumplieron su papel dentro del cuerpo de Cristo haciendo cada uno aquello que tenía que hacer.
Todos somos necesarios para cumplir nuestra misión. Aquellos hombres no se sentaron a esperar, fueron fieles a Dios en medio de su generación, actuaron en consecuencia, y hoy podemos vivir como vivimos, con los adelantos como los que tenemos, con el nivel de vida en el que estamos, porque la reforma llevó a enseñar al hombre de que manera tenia que ser fiel a su Creador, sirviéndole en medio de su generación para el progreso del evangelio.
Tu tienes la misma responsabilidad. No pienses que por que no predicas estas exento de hacer lo que tienes que hacer.
1Co 12:14 Porque el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos.
1Co 12:15 Si el pie dijera: Porque no soy mano, no soy parte del cuerpo, no por eso deja de ser parte del cuerpo.
1Co 12:16 Y si el oído dijera: Porque no soy ojo, no soy parte del cuerpo, no por eso deja de ser parte del cuerpo.
1Co 12:17 Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿qué sería del oído? Si todo fuera oído, ¿qué sería del olfato?
1Co 12:18 Ahora bien, Dios ha colocado a cada uno de los miembros en el cuerpo según le agradó.
La hermana de Hudson Taylor, el misionero inglés enviado a China, estaba paralítica en cama. ¿Qué podría hacer ella para ayudar a su hermano y al nombre de Cristo? Hizo lo mas que pudo, era una mujer de oración que no cesó de interceder al trono de la gracia para que pecadores vinieran al conocimiento de la verdad en aquellas regiones.
Ella no podía hacer nada más, pero hizo una gran obra. Tu has podido venir hasta aquí, tu puedes hacer mucho para servir a Dios en medio de tu generación. Dios te ha colocado en el cuerpo según le agradó a Él, así que mira tan gran numero de testigos que nos hablan de su trabajo para el reino de Cristo, recobra ánimo, y que eso sea una realidad en tu vida, en tu casa, en aquello que te rodea, manifestando con tu ejemplo al Dios de orden que hizo todas las cosas para el bien de su pueblo y la Gloria de Su Nombre.
Si desea usar este material, escriba a Iglesia Bautista de North Bergen 5510 Tonnele Ave North Bergen NJ 07047